viernes, 30 de diciembre de 2011

Noticias de la Ciudad:

Macri quiere que el traspaso del Subte sea discutido por la legislatura.

El alcalde incluyó esa pretensión en la carta que le envió a la Casa Rosada y que motivó el pedido de Cristina para agilizar la transferencia.

La puja por el traspaso del subte a la Ciudad de Buenos Aires sumó ayer un nuevo duelo de cruces verbales entre la Casa Rosada y el gobierno porteño. Pero lo cierto es que debajo de la pirotecnia verbal de los dos vecinos de la Plaza de Mayo, existe un intercambio “de carácter estrictamente reservado”, que derivó en el envío de una carta, firmada por el alcalde Mauricio Macri, donde el Estado porteño sostuvo, por primera vez en un papel inapelable, que la Ciudad está dispuesta a aceptar la devolución del subte luego de una agenda de once citas que incluye desde la revisión de los bienes, la creación de un cuerpo auditor, la definición de los subsidios que hasta ahora paga la Nación y la “elevación a la Legislatura de la Ciudad del acuerdo”, previsto el 23 de marzo. Esa fecha, y esa maniobra legislativa, fue interpretada como uno de los recursos más polémicos que aplicó el macrismo en la negociación. A ambos lados de la Plaza de Mayo, los funcionarios nacionales y porteños admiten que si la negociación pasa por el viejo Concejo Deliberante, todo podría quedar prácticamente en la nada a raíz de la dispersión de los bloques y de la mala relación que el Ejecutivo porteño mantiene con los diputados del PRO. Sin embargo, a pesar de las desconfianzas, la pelota sigue en la cancha del gobierno nacional que, hasta ahora, no ha comunicado ninguna respuesta sobre la carta que mandó Macri. Esa contestación podría llegar hoy o la semana próxima.
Ayer por la mañana, el primero en retrucar fue el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta. El funcionario, que monitorea en silencio la negociación desde hace dos meses, eligió la radio para confirmar la voluntad de su administración. “Si se trabaja a full y se trabaja fuerte, en dos meses podría estar resuelto”, sostuvo el premier porteño. “Más que una fecha, lo importante es lo que hay que hacer antes para llegar a esa fecha. Hay que hacer una cantidad de pasos previos, sobre todo para garantizar las obras que necesita el subte para mejorar el servicio”, afirmó. Su explicación mediática procuró revertir el error que cometió el aparato de comunicación del PRO anteayer, cuando Macri ordenó a sus funcionarios que replicaran el pedido de la presidenta Cristina Fernández de hacer un “esfuercito” y recibir el subte a partir del domingo. 
Como respuesta, Macri divulgó la carta que había enviado, un día antes, para establecer una ruta de trabajo de once puntos que tenía el sábado 31 de marzo como “fecha tentativa” de traspaso de toda la red. Esos rieles e instalaciones cumplieron 98 años de funcionamiento el 1 de diciembre, y sus maquinarias son mantenidas gracias al ingenio de sus trabajadores y técnicos, a pesar del bajo presupuesto que le dedica la concesionaria Metrovías, la empresa perteneciente al Grupo Roggio que opera la red desde 1994, cuando el entonces presidente Carlos Menem concretó, en su primer mandato, la virtual privatización del servicio de transporte bajo tierra más viejo de América Latina. 
La “fecha tentativa” del último sábado de marzo como día límite para el traspaso blanqueó, tal como reveló este diario, una serie de negociaciones reservadas entre la Casa Rosada y el gobierno porteño para concretar el traspaso. Ayer, en Bolívar 1, el entorno del magnate, sin ocultar su molestia, se empecinó en repetir que la propuesta no consistía en recibir el metro argentino “a fines de marzo”, sino que la negociación requería, al menos, dos meses de negociaciones escalonadas. La aclaración estuvo en manos de Rodríguez Larreta, pero derivó en más cruces verbales sin definiciones concretas. Por la tarde, el secretario de Transporte de la Nación, Juan Pablo Schiavi, violó silencio de radio que se autoimpuso la Casa Rosada tras la recepción de la carta de once puntos, y respondió, otra vez con imprecisiones, a través del canal C5N, del empresario Daniel Hadad. “No es necesaria esa verborragia cuando desde el 11 de noviembre, la Nación le ha dicho que está en condiciones de transferirle el subte. Fue una expresión inoportuna”, disparó el ex jefe de campaña de Macri en 2006. Evidentemente molesto, el funcionario le pidió a Rodríguez Larreta tener “mesura y entender cuáles son los tiempos”, para que no siga “con esa campaña marketinera de poner palos en la rueda”.

Fuente: Claudio Mardones. Publicado en Tiempo Argentino de la edición del 30 de Diciembre del 2011.

El revisionismo histórico y el cambio social.

La historia como lucha y compromiso político en el largo proceso de cambio social en favor de los intereses de los trabajadores.

Extraordinaria es la época actual donde una gran variedad de países de Latinoamérica, entre ellos Argentina, ven como sus respectivos gobiernos de tipo populares en lo cultural, nacionales en lo político y soberanos en lo económico no eluden hacerse responsables por los dramas heredados de otros gobiernos, específicamente de esos gobiernos cuya lógica se circunscribió bajo los parámetros y directrices del neoliberalismo. Extraordinaria época en que el kirchnerismo- como genuino representante de los sectores populares- se hace responsable de lo no resuelto por otros gobiernos por ejemplo reabriendo expedientes que habían sido cerrados por la virulencia de un discurso que nos insistía casi majaderamente con el fin de las ideologías que conducía como correlato lógico al fin de la historia y de la posibilidad misma de seguir batallando en favor de la mejoría de las condiciones de vida de todos. En cambio, hoy estamos en una época mucho más inquietante por lo menos para los factores de poder dominantes porque transitamos una etapa de la historia de nuestros pueblos que nos muestra, con intensidad inusitada, que ninguna narración puede arrogarse el derecho a ofrecerse como única y verdadera desterrando a las otras al silencio y la deslegitimación. Mucho menos cuando de lo que se trata es de desvirtuar la ideología y las razones de los sectores populares porque ellos, en tanto mayorías, tienen todo el derecho e incluso el deber de definir los parámetros que nos gobiernen en la búsqueda de la felicidad y del bien común en un ámbito de democracia y de gestión popular de la agenda de gobierno.
En realidad, el Estado capitalista continúa aún siendo dominante a pesar de los grandes avances logrados a partir del despliegue de gobiernos decididamente inclusivos y a pesar de la consolidación de ciertos regímenes populares, que se encuentran en las antípodas de la lógica de los sectores capitalistas dominantes, que además lo son tanto en la ideología como en la práctica, y así la mayor parte de las veces llevan las de ganar por lo menos en el corto plazo. Sin embargo, los trabajadores cuentan con la cultura popular, tejida y entretejida con todas esas grandes experiencias de la lucha y de la vida y cuentan con ese temple conquistado en las batallas por la satisfacción de nuestras necesidades, cuentan con la emotividad, con la fé en una realidad más humana por la que vale la pena la lucha, el insomnio, los desvelos, la participación y la movilización de todos. Los trabajadores además cuentan con la conducción política de grandes líderes y conductores de la altura del recordado Néstor y de Cristina, de Chávez, Correa y Morales y en primer lugar con la justeza de convicciones e ideas que sostienen políticas públicas que han mejorado sustancialmente la vida de las mayorías y que en el caso de Argentina posibilitaron recuperar las jubilaciones, han posibilitado terminar con la indigencia, con la pobreza extrema y que, en primer lugar, han logrado la incorporación al campo laboral de nada más y nada menos que cinco millones de trabajadores. El desenlace de esta confrontación entre los grupos de intereses dominantes y los sectores populares así dependerá no solo del entendimiento sobre los diversos objetivos y metas a alcanzar- que es el pleno empleo en un ambiente de pleno respeto de los derechos humanos a partir de la reivindicación de la primacía del derecho a la vida de los trabajadores- sino también de la eficacia y de la eficiencia del gobierno para satisfacer las necesidades de los trabajadores. En esas circunstancias un hecho empírico, en el sentido que por lo demás es contastable, es que los regímenes populares se consolidan políticamente por el éxito logrado en el campo de lo económico que redunda además en una redistribucuión de la riqueza en favor de los trabajadores. Es decir, redunda en la inclusión social en un ambiente de mayor justicia, equidad y compormiso con las urgencias de los grupos y sectores más vulnerables socialmente hablando.
Por otra parte, no es para nada fácil comprender que tan profundo es el agujero en que nos sumerge el control y la dominación social ejercida desde los centros globales del poder a través de regímenes neoliberales en el ámbito de nuestros países (que desde ese punto de vista son nacionales pero que finalmente solo responden a intereses globales y foráneos y por lo tanto a intereses que en la práctica contradicen los mismos intereses nacionales) porque además las circunstancias y la forma propia de despliegue de la racionalidad neoliberal y sus fundamentos conspiran para obnubilar la toma de conciencia de los trabajadores. La lógica que nos habita, instalada en todos desde hace milenios de explotación, de exclusión, de marginación y pobreza extravía la marcha de los procesos que le son adversos. De los procesos sociales y políticos que buscan la emancipación del hombre en el mejor sentido. El objetivo de cambio ya está claro por lo menos en los países antes mencionados, ya la historia de los últimos años nos lo indica. Sin embargo, para ello tuvimos que sufrir muchos desalientos, varias traiciones, delaciones, muchos años de persecuciones, un siglo plagado de golpes de Estado, de trabajo teórico y práctico, de imposición del neoliberalismo y también de revoluciones fracasadas, de líderes incomprendidos y de sangre derramada que poco a poco labraron y despejaron el objetivo central. Sin más, se trata de rescatar el espíritu amoroso de nuestro ser, la conciencia del deber social y del sentido de pertenencia a la sociedad, del rescate de la armonía del hombre con sus semejantes y con la naturaleza.
Por todo eso se movilizan contra los sectores populares. Es que los grupos de intereses históricamente dominantes tienen mucho para perder bajo la conducción de los regímenes nacionales y populares. Y nos temen pero, en realidad, tendríamos que preguntarnos a qué le temen. Tendríamos que preguntarnos contra qué se indignan y que defienden cuando batallan y se movilizan por ejemplo contra la decisión del gobierno de Cristina de crear el Instituto Manuel Dorrego en tanto institución de revisionismo histórico. ¿Le temen a la repetición en la historia? Pero ¿a qué repetición se refieren cuando en realidad la historia no se repite? Por lo menos no se repiten al modo en que ellos lo plantean porque es una tremenda falacia el eterno retorno en términos de Nietszche por ejemplo. En la historia la repetición implica necesariamente la diversidad, la diferencia, el giro inesperado, la ruptura política e ideológica con algunos de los núcleos decisivos de esos otros tiempos que quedaron a nuestras espaldas, incluso de aquellos que constituyeron momentos fundamentales y que acabaron por transformarse en mitos, crónicas o hechos históricos. Lo que estoy diciendo simplemente es que cada realidad vivida se inventa su propio pasado, sus términos y los adapta a sus necesidades, lo inscribe en los imaginarios colectivos que atraviesan las formas de visión y comprensión que dominan la trama de sus dispositivos. Y aunque lo deseemos con fervor, con una nostalgia que a veces incluso puede arrasar con nuestra alma, es imposible regresar al pasado pero también tenemos que considerar que el pasado solo lo es en la medida en que los dramas y problemáticas sociales y políticas que nos aquejan son resueltas. En ese sentido, los regímenes populares conquistan su propia historia y escriben el futuro. Por ejemplo, el tema de los derechos humanos no puede ser parte del pasado mientras todos los y cada uno de los genocidas no sean castigados, mientras todas las víctimas no sean resarcidas y mientras no se imponga la reconciliación nacional a partir de la verdad y primeramente de la justicia. Por lo mismo, mientras Argentina decididamente deja en el pasado el tema de las violaciones a los derechos humanos en otras latitudes, en países como Chile, éste es un tema muy actual que no puede ser parte del pasado en la medida en que su vigencia se produce a partir de la no resolución de esta problemática en particular que solo puede venir de la mano de la plena verdad y justicia. Lo grave es que los países que no cierran ese tipo de capítulos de su historia reciente están condenados a repetir sus errores y en ese sentido, solo en ese sentido, podríamos hablar de que la historia se repite.
Cabe preguntarnos entonces si en la medida en que en el tema de los derechos humanos en el caso de Chile no existe auténtica justicia y condena política y social a los genocidas, en la medida en que la historia no es reivindicada en favor de las víctimas y en la medida en que la impunidad es la regla general, qué es lo que impide que no se produzca otro hecho similar, de quiebre de la institucionalidad cuando los probables instigadores, por la misma experiencia de la historia del país, sabrán de antemano que gozarán de impunidad e incluso de aceptación y comprensión social.
Por eso se impone luchar por la historia, por nuestro pasado y por el futuro. No tenemos que olvidarnos que en el tema de la historia y de la reivindicación de nuestro pasado para reconstruir un mejor presente y eventualmente otro futuro, hay que considerar que ese mismo pasado, la historia del hombre y de nuestros países forma parte, siempre, de cierta definición de la política, es decir, una querella que atraviesa el presente y que denuncia que nada de lo que quedó a nuestras espaldas carece en realidad de una significación a la hora de buscar dirimir todos los problemas que siguen insistiendo y existiendo en la actualidad y que nos llevan, una y otra vez, a abandonar la idea de que el pasado y la historia es como nos quieren hacer creer los sectores dominantes, a saber, un ámbito neutral sobre el que operan las academias e institutos de la historia oficial. No puede existir nada que sea más reaccionario y letal para los intereses y para la toma de conciencia de los trabajadores que tratar a la historia como si fuera una pieza de museo a la que contemplamos desde la lejanía infranqueable que se establece entre un objeto arqueológico y el visitante de un tiempo distante. Muy por el contrario, no puede existir nada más saludable para los intereses y necesidades de los trabajadores que interpelar la historia de nuestros pueblos abriendo esa zona litigiosa, brutal y compleja que acepta el revisionismo histórico como una cuestión central en la consolidación de los valores y la cultura popular. A eso le temen los sectores dominantes. Le temen al revisionismo histórico porque a partir de este se fundamenta otra historia y un nuevo presente que funda una cultura popular masiva, compleja, racional y lógicamente sustentable. La praxis de los trabajadores, el arte de poder de éstos que favorece por fin los intereses de las mayorías, digo, ese arte de poder fundado en otra historia, en la revisión del pasado para así apuntalar una cultura popular mucho más democrática e inclusiva, será la que contribuya a fortalecer la opción por la gestión democrática de la agenda de los gobiernos populares.

Referencias bibliográficas:

Foster, Ricardo: “Los indignados y el combate por la historia” en revista Veintitrés de la edición del 14 de diciembre del 2011.
Reyes, Neftalí: “Dominación y liberación” En Debate Socialista de la edición del 14-18 de enero del 2011.

Autor: Alfredo A. Repetto Saieg.

jueves, 22 de diciembre de 2011

“Este gobierno es la más clara expresión del movimiento nacional y popular de los últimos 50 años”



El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, encabezó el sábado un encuentro de militantes en el Sindicato de Trabajadores de Televisión donde estuvo también Patria Grande.

El ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada, reivindicó a Néstor Kirchner y Cristina Fernández, al sostener que “colocaron al trabajo como uno de los valores fundamentales de esta etapa de crecimiento económico con inclusión social” y en tal sentido remarco que “este proyecto político pase lo que pase, aparezcan las disputas que aparezcan, tiene un ADN que nos marca definitivamente, que es su vínculo con los trabajadores”.
Tomada realizó estas declaraciones durante un encuentro de militantes del espacio que lidera dentro del peronismo metropolitano, que tuvo lugar en las instalaciones del Sindicato de Trabajadores de Televisión, el sábado 17 al mediodía.
En un encendido discurso, el ministro señaló que “es un buen ejercicio pensar cómo se logra pasar del 22% a construir una nueva mayoría popular en la Argentina, que de testimonio de los debates y demandas que hoy tienen los habitantes de nuestra Patria. Esto es lo que (Néstor) Kirchner interpretó”. “Yo no comparto  mucho esta idea de la ráfaga de la historia, de algo que empezó inesperadamente –enfatizó Tomada-. Por supuesto que fue inesperada en los términos del pensamiento único dominante, pero el gran mérito de Néstor kirchner es haber entendido la diversidad de las demandas que había en esta sociedad. Que era necesario absorber aquellas demandas, aquellas convicciones, de las que el peronismo es legítimo portador por pertenencia histórica, por trayectoria popular, pero que había que sumar, comprender y escuchar lo que eran las demandas de un pueblo que había sido postergado y fracturado con un designio expreso, frío y calculado a partir del 24 de marzo del ’76. Ahí empezó esta historia, que culmina el 19 y el 20 de diciembre de 2001, cuando el pueblo en la Patria dijo basta”.
Continuando con su análisis de la historia reciente, el ministro interpretó que “fue necesario que Néstor Kirchner se hiciera cargo de un gobierno que empezó a cambiar la historia, a provocar y provocarnos que hiciéramos el esfuerzo de salir de ese pensamiento único, de esa suerte de sentido común que se había establecido, donde parecía que todo debía analizarse desde la racionalidad económica, desde el cuidado de determinados principios fundamentales que curiosamente eran los que habían derramado desde el Consenso de Washington en toda América latina. Todo eso lo teníamos incorporado y Kirchner estuvo dispuesto. Esta es también, valga la anécdota, la explicación de cuando preguntaban por qué Kirchner hablaba desde el atril todos los días. Había que producir un quiebre en el discurso para poder penetrar y dar el debate cultural del que habla Cristina y que hoy podemos decir que hemos empezado a triunfar. Porque el debate cultural empezó el 25 de Mayo de 2003, cuando en el atril de la Casa Rosada, Kirchner volvió a hablar del estado activo, de la inversión pública, de la solidaridad, de la justicia social y del trabajo no registrado. Eso provoca la ruptura; es la seña que Néstor Kirchner da”, insistió.

“Una sola clase de hombres y mujeres”

Carlos Tomada aseguró que “nuestro gobierno y nuestro proyecto político reconducen fundamentalmente a una sola clase de hombres y mujeres: los que trabajan. Y para ello era necesario salir de esquemas políticos y económicos que nos planteaban un país para pocos y unas multitudes contenidas con planes sociales”
Al hacer referencia al debate sobre el trabajo rural que por estos días tiene lugar en el congreso de la Nación, el ministro adelantó que “vamos a celebrar como un día histórico el día que se apruebe el nuevo Estatuto del Trabajo Rural, porque nos hemos hecho cargo de un hecho de reparación histórica, de un gobierno que ha venido a reparar muchos temas que fueron olvidados, desaparecidos, ocultados. No solamente los derechos humanos en ese sentido fuerte y potente que todos les damos, sino los derechos humanos de ayer, de hoy y de siempre. Por eso, este estatuto que va a ser aprobado es un hecho de reparación histórica para los trabajadores rurales que han venido soportando primero con la dictadura, pero después con los gobiernos democráticos, una norma laboral que lleva las firmas de Martínez de Hoz y Videla”, subrayó.
Admitió que “vamos a tener tiempos difíciles, seguramente, pero ahí vamos a estar todos nosotros multiplicados por 10, por 100 y por lo que haga falta para defender este proyecto. Decía ayer muy bien el ministro del Interior, Florencio Randazzo, que la mejor forma de defender a los trabajadores es cuidar a este gobierno y esa es una nuestra primera tarea. Y vamos a prepararnos y fortalecernos para estar al lado de este gobierno en cada una de las medidas que impliquen la profundización del proyecto nacional y popular, porque este es el mandato de Cristina, porque esta es la tarea que ella se ha puesto sobre los hombros y nosotros tenemos que estar al lado para acompañar este proceso de transformación”.
“Tenemos desafíos por delante, porque está claro que la derecha no se va a rendir –puntualizó-. El debate parlamentario de los últimos días es un fiel testimonio, porque digámoslo claro: cuando hay intereses económicos concentrados que se oponen a la sanción de una ley, esa ley es justa, por esa sola definición. Este proyecto político puso de pie a la Nación, impulsó una nueva etapa de crecimiento económico y lo hizo saliendo del infierno, como dijo Néstor”, recordó el ministro.
Al aludir a la expresión “sintonía fina”, que acuñó semanas atrás la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, comentó que el concepto “indica cómo vamos a ir mejorando para poder profundizar las medidas que hemos tomado y, por eso, en el tema de los subsidios no empezamos por cualquier lugar. La sintonía fina es empezar por el lado de la demanda; es arrancar por el lado que paguen los que tienen que pagar. Todos los procesos de ajuste anteriores lo que hacían era sacarles o ponerles más costo a los que menos tenían. Esto es exactamente al revés: los que ponen son los que más tienen”.
En tono irónico, reclamó “que se la vayan sacando con peine fino los que creen que acá hay cambio de dirección, que viene una etapa diferente que va a tender a los intereses concentrados. A nosotros no nos va a venir a dar clase la derecha. No nos va a venir a dar clases de peronismo Magdalena Ruiz Guiñazú. Que no se preocupen; que no se pongan a hacer análisis, no los necesitamos. A Evita la defendemos nosotros. No hace falta que nos recuerden y nos digan que tenemos que hablar de Evita”.

Reconocimiento a la militancia

Al reivindicar el rol de la militancia, remarcó que “los doscientos que estamos acá estuvimos presentes en todas las actividades, en todas las esquinas, en todas las movilizaciones, en cada momento que fue necesario. Todos sabíamos que podíamos contar con el otro. Y así empezamos a trabajar; y así seguimos creciendo; y así nos fuimos consolidando; y así logramos consolidar un piso muy importante en la Ciudad de Buenos Aires en  este año. En todas y cada una de las elecciones que hubo, pudimos demostrar que ese es el piso con el que vamos a partir para el objetivo máximo, que es lograr desplazar a la derecha del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que el Frente para la Victoria pueda tener la posibilidad de construir esa mayoría, que le permita gobernar la Ciudad de Buenos Aires a partir de 2015”.
“Lo vamos a hacer sorteando dificultades –reconoció-. Y lo vamos a hacer siendo generosos, siendo amplios, siendo plurales y sabiendo que tenemos una identidad que es el peronismo. Esa es nuestra fuerza troncal. Alguien decía que el FpV es la expresión del peronismo en los tiempos que corren. Es una interpretación, pero también es cierto que el FpV no existiría si no partiera de esa identidad peronista. Pero la construcción que estamos haciendo, que estamos pensando y alrededor de la cual debatimos y militamos es más amplia; es plural. Requiere de todos aquellos que coincidan en la necesidad de fortalecer a este gobierno, que es la más clara expresión del movimiento nacional y popular de los últimos 50 años”.
Continuando con su reconocimiento a la labor de las diferentes agrupaciones que conforman su espacio en el peronismo metropolitano, Tomada afirmó que “esta militancia, de la que ustedes son testimonio vivo, a mi me llena de orgullo y no me alcanzan las formas para agradecer lo que hicieron, lo que hacen y lo que van a  seguir haciendo. No porque lo hagan por uno u otro, sino por esa recuperación de la necesidad de pelear por lo que creen justo, por esta idea de la militancia de la que ustedes son referencia. La militancia que entiende cuáles son las necesidades de nuestro pueblo, que las asume como propias y batalla por ellas cada día para que se conviertan en un derecho. Eso es lo que ustedes hicieron parados en la esquinas y reuniéndose para debatir. No me voy a sacar de la cabeza ninguna de estas escenas. Gente grande, que podría mirar cómo ocurren las cosas, comprometida, repartiendo folletos, hablando con la gente, convenciendo, explicando. Como no me voy a sacar de la cabeza cada una de las reuniones a las que he ido, donde jóvenes compañeros que se han sumado a la militancia estudian, se sientan, subrayan documentos y discuten alrededor de ellos. Eso también es hacer Patria; eso también profundiza. Ahí me van a tener siempre acompañándolos, junto con los compañeros de los sindicatos, de las organizaciones sociales, de las organizaciones políticas y agrupaciones del peronismo de la Ciudad de Buenos Aires; junto con todos aquellos que tengan ganas de sumarse a este esfuerzo para mantener bien alto las banderas el proyecto nacional y popular”.
Advirtió que “para profundizar tenemos que organizarnos. No podemos juntarnos espasmódicamente. No podemos esperar al 2013 para elegir uno o varios candidatos para ese turno legislativo; o esperar al 2015 para ver si elegimos a alguno que más o menos de bien y más o menos represente a todos y más o menos nos permita engrupir a algunos de la Ciudad de Buenos Aires y con eso ganar. No, compañeros, nosotros tenemos que construir fuerza política desde ahora, porque tenemos poco tiempo”, agregó.

Convocatoria.

En el tramo final de su mensaje, el ministro Tomada consideró que “lo que necesitamos en esta hora es ser más fuertes, amplios, plurales y generosos” y, al mismo tiempo, se mostró confiando en que “lo podemos hacer. No nos sobran los tiempos, pero aquello de ‘en su medida y armoniosamente’ no viene mal. Podemos y debemos trabajar y a eso los quiero convocar: a una unidad de esta fuerza, a la construcción no de un espacio, sino de una propuesta que pueda sumar a otras y pueda ser generosa en la convocatoria a fuerzas aliadas. Que sea una referencia, donde los sectores juveniles, los sectores políticos con otras historias e identidades puedan sentirse cómodos y sentir que participan del proyecto, que nos pueden acompañar desde distintos lugares. Que generamos los espacios para los estudios, las propuestas para la construcción de un proyecto para la Ciudad de Buenos Aires que enamore de una vez por todas a esta ciudad”.
“Ese es un desafío que tenemos –indicó Tomada-, porque algo no hemos hecho todavía lo suficientemente bien. Porque para enamorar a la Ciudad de Buenos Aires no nos alcanza con cuestionar cómo se conforma esa mayoría. No nos alcanza con cuestionarlo a Macri, que ya sabemos lo que es y lo que puede dar. El tema es lo que nosotros somos capaces de hacer para sumar voluntades que acompañen la efectiva presencia del FpV y sus fuerzas aliadas en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En eso vamos a poner todos los esfuerzos, porque creemos que ha llegado la hora de construir todos los días una fuerza política que nos permita participar en el debate nacional en un momento de la historia política que va a seguir siendo el espacio del debate para que las fuerzas nacionales y populares vuelvan a ratificar el triunfo en el 2013 y en el 2015. Porque ahora la derecha está nerviosa –Kirchner lo diría mejor-, porque sabe que está empezando con la misma fuerza de siempre, al día siguiente del 23 de octubre, el tercer período del proyecto nacional y popular”, concluyó.






Autor: José Yapor

Fotos enviadas por Mirta León.

Carta de La Cámpora a Iván Heyn.

El economista callejero. 

Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Sólo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros.” 
Así arrancaba casi siempre, con esa frase de Scalabrini Ortiz, sus charlas sobre temas económicos. Casi un lugar común entre los economistas del palo, pero en su caso, además de citarla la ejercía con consecuencia apasionada. Su compromiso era con todo. Como militante universitario fue presidente de la FUBA. De vendedor callejero de artesanías llegó a ser un joven economista brillante. Como bailarín de tango terminó poniendo una milonga. Como amigo y compañero fue un gran amigo y un gran compañero. 
Hoy se nos fue Iván Heyn, un cuadro integral, un militante completo, un economista callejero. A pesar de su solvencia, de sus enormes conocimientos y de una inteligencia muy por encima de la media, su pasión siempre fue poder explicar las complejidades de la economía de manera tal que las entiendan los que las sufren. O sea, el pueblo. 
Te vamos a extrañar, gordo, por polémico, por las noches en las que aprendimos a discutir de política y de economía como una forma de afianzar y sellar un compromiso y una amistad, hasta la última hora y hasta el último culito de fernet. Por tu docencia constante, porque no había un tema en el mundo del que no pudieses dar una visión más o menos novedosa, combinando el monto justo de técnica y estaño. Por tu ritmo arrollador e imparable. Por tu cabeza galopante. 
Con vos se va un pedazo de nosotros. Te vamos a extrañar mucho. 

Tus compañeros de La Cámpora. 

Fuente: Publicado el 21 de Diciembre del 2011 en Tiempo Argentino.

Nuevas relaciones de fuerza.

Los cambios en la política nacional respecto a la nueva composición del Congreso de la Nación

Desde siempre, tanto en este país como en todos y por una cuestión de lógica en favor de la acumulación privada de capitales a cualquier costo por parte de los dueños de esos capitales, los que son pocos y tienen mucho- las élites de nuestros países- ansían quitarle cuanto poseen a los muchos que tienen poco o que no tienen nada. Nada que ganar, nada que acumular, nada que soñar, nada de nada. Este proceso empezó en realidad mucho antes de asumir el nuevo mandato de la Presidente, con la corrida al dólar y con los titulares siempre apócrifos, mentirosos y de segundas intenciones de los medios todavía hegemónicos. Sin embargo, la brecha entre esas élites, entre los que más tienen y los pobres (esos que no tienen nada de nada o apenas sí tienen muy poquito) sólo en Argentina y en otros países latinoamericanos conducidos por gobiernos populares pudo disminuir de forma considerable mientras se amplía en todos lados. Se amplía no por la crisis global y sus consecuencias (eso solo es así en una primera etapa, cuando todo estalla y se nos caen los paradigmas de los dominantes) sino por las políticas aplicadas para supuestamente resolver las causas de esa crisis en los países centrales lo que solo redunda en una profundización y agravamiento de las consecuencias de la crisis en cuestión. A pesar de todo lo anterior, los grupos de poder y sus élites insisten en el neoliberalismo, en las tesis y paradigmas del hambre, de la pobreza, de la exclusión y la marginación como si el tema no tuviera que ver en realidad con la inclusión o exclusión de los trabajadores del mercado de empleo, de los bienes de consumo o de la posibilidad misma de ejercer de manera concreta sus necesidades y derechos como ciudadanos. Entonces, en esta globalidad fuertemente neoliberal, que además es muy reaccionaria y competitiva, el paradigma democrático y humanista, que funda y da sostén ideológico, cultural y racional a las políticas democráticas y populaes, que definitivamente destierra la exclusión, la pobreza y en general las más graves consecuencias de la reacción de los neoliberales, necesita menos narcisistas descansados y más acción. Mucha más acción en favor de los trabajadores, sus familias y urgencias. Hay que prever así las jugadas de las élites y de los sectores opositores que los representan y que siempre buscan desestabilizar el régimen popular. De hecho, estudian el modo de colocar al país cerca de la crisis para hipotecar su porvenir. Incluso, ciertos sindicalistas conspiran para lograr ganancias futuras olvidándose de las condiciones en que el país y los propios sindicatos se encontraba, no tan lejos, por ahí a fines del 2001.
Tampoco tendríamos que olvidarnos de la Sociedad Rural y de todos sus lacayos, de sus reacciones y movilizaciones por ahí en marzo del 2008 cuando quisieron llevarse por delante a un gobierno democrático y popular, que insiste en la defensa del trabajo, la producción, la dignidad y la soberanía nacional. Cuando la situación política interna lo amerita (por ejemplo en relación a la necesidad de movilizarse durante ese conflicto en particular) no podemos dormirnos en los laureles ni podemos ir sólo unos cuantos a Plaza de Mayo (cosa que efectivamente no sucedió en relación con ese conflicto) porque nada más ni nada menos que el 72% de las 500 firmas líderes del país son controladas por capitales extranjeros que responden a intereses foráneos. A pesar de que en estos ocho años triplicaron las ganancias respecto del lapso 1990-2002, casi en plena convertibilidad, todavía codician más y más. Los avala la Ley de Inversiones Extranjeras y así giran al exterior todas y cada una de esas utilidades mientras que la rentabilidad para los bancos roza el 70% anual, de lo ya remitido durante el 2010 que superó en un 1100% la enviada en el 2003 al extranjero. Es decir, con el trabajo de los argentinos, con el esfuerzo nacional, de los grupos populares que históricamente siempre tuvieron todas las de perder, se está financiando la crisis de las economía de los países centrales. Sin embargo, hoy todo esto puede cambiar porque el país entra en una nueva etapa signada por la primacía política del gobierno de Cristina. Todo esto se puede limitar con el nuevo Congreso de mayoría oficialista y porque además la mayoría de estas corporaciones- que remiten sus utilidades al exterior- nunca cumplieron con su obligación de reinvertir ganancias en la economía nacional. Siempre se fugaron los capitales pero es legal. La diferencia es que ahora podría ser ilegal o por lo menos limitarse considerablemente.
A partir de ahora, la nueva relación de fuerzas definitivamente nos favorece políticamente y este no es un tema de menor cuantía, un tema de carácter técnico o económico sino que en primer lugar- como todo problema colectivo, que nos incumbe a todos y donde todos somos responsables de sus causas, consecuencias y eventuales resoluciones- es un tema profundamente político porque es la soberanía del país la que se juega. Es la lógica del nuevo régimen lo que está en juego, su estancamiento o, muy por el contrario, el avance y la consolidación de las razones de la cultura popular. Más tarde, quizá no haya chance de poder controlar esa tremenda fuga de capitales, ni tampoco la posibilidad de sancionar mediante reglas y normas impositivas. La seguridad jurídica y la gobernabilidad general del régimen político- que remite a ciertas definiciones centrales sobre el bien común, sobre las formas de crecimiento y desarrollo, necesariamente tiene que privilegiar al inversor, sea nacional o foráneo, que respeta las normas vigentes. Este es uno de los legados de Perón y de Kirchner que se manifiesta hoy en la movilización y participación de millones de militantes populares en todos los rincones de la Patria porque a estas alturas la palabra “Patria” se escribe con mayúsculas. Nunca la coacción y reacción, el movimiento y la presión oligopólica foránea puede obligar a que subordinemos el bienestar y la soberanía a la voracidad hegemónica de los grupos de intereses que hay detrás de esas corporaciones.
Lo importante es que dada esta nueva relación de fuerzas, el Frente para la Victoria y sus aliados políticos suman los votos necesarios en ambas cámaras como para lograr convertir en leyes los diversos proyectos del Ejecutivo y nada indica que el panorama se modifique de aquí a diciembre de 2013 cuando se renueve un tercio del Senado y la mitad de la Cámara de Diputados. A la oposición mediática y corporativa encabezada por el Grupo Clarín y La Nación esta nueva relación de fuerzas en favor del oficialismo los dejan en una situación por lo demás alarmante para sus intereses desde siempre minoritarios porque ya no podrán pensar en maniobras de fuerte impacto mediático como mantener a Martín Redrado atrincherado en el Banco Central o ya no podrán, en complicidad con los parlamentarios que les son afines, dejar al gobierno sin presupuesto nacional. Sólo le queda decir que el gobierno no quiere escuchar a la oposición cuando de lo que se trata es de efectivamente ejercer una mayoría que le fue confiada por el 54% del electorado. De ahí que el rumbo a seguir de ahora en más no puede ser otro que ahondar en el camino que empezamos a transitar en el 2003. Esta es una situación poco común en la historia de nuestros países y de la Argentina en particular porque además contamos con la ventaja de la juventud que lloró a su líder y que hoy banca con todas sus fuerzas al gobierno nacional. No me refiero sólo a La Cámpora sino también a los miles de jóvenes que no militan pero que votaron por este proyecto y que saldrán a la calle si la reacción busca otra vez imponerse por la fuerza. Cuenta con miles de jóvenes que fueron capaces de romper con el inmovilismo y el conformismo, con la falta de compromiso, el egoísmo y el individualismo que predicaron y predican hasta el cansansio los grupos de poder para mantenernos quietos, ahí no más.
Las cosas cambiaron y hoy la Presidente no lo es de las corporaciones sino de los trabajadores argentinos. Actualmente en Argentina manda una conductora política profundamente patriota que maneja sus tiempos con un talento político- estratégico donde todo está en su medida porque cada día se construye algo nuevo, se crean y se conquistan derechos en favor de los sectores socialmente mas vulnerables. Si surgen tensiones y presiones hay que reaccionar siempre en favor de esos sectores porque solo la genuina generación de empleos (y la custodia de éstos) nos conduce al crecimiento con equidad, nos conduce a la justicia social y a un desarrollo más armonioso y equilibrado en todos los aḿbitos.

Referencias bibliográficas:

Anguita, Eduardo: “Sesiones y épocas extraordinarias” en Miradas al Sur de la edición del 11/12/2011.
Alberto Daneri: “Las cartas sobre la mesa” en Tiempo Argentino de la edición del 16/12/2011.

Autor: Alfredo A. Repetto Saieg.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Patria Grande estuvo en la Plaza


El sábado fue parte de la multitud que acompañó el inicio del segundo mandato de la compañera Cristina Fernández de Kirchner.

El Centro Político Cultural Patria Grande, integrante de Confluencia de Militantes Peronistas, estuvo presente en la gran movilización popular del sábado 10 de diciembre, que acompañó la reasunción por otros cuatro años de mandato de la compañera Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
Poco después de las 11, el grupo encabezado por Augusto “Tito” Ypas arribó a la histórica Plaza de Mayo y, desde las inmediaciones del Cabildo, los militantes siguieron las secuencias del juramento y el discurso ante la Asamblea Legislativa que, con muy buena imagen y audio, fueron difundidos a través de una pantalla gigante instalada en la intersección de Avenida de Mayo y Bolívar.
Desde el mismo lugar, horas más tarde, con cánticos y vivas saludaron el paso de Cristina, junto a la multitud congregada en el lugar. Luego, se dieron cita en la Plaza para participar del gran festival de música popular argentina, que se extendió hasta avanzada la noche.
Los momentos de mayor emotividad se vivieron cuando la Presidenta mencionó a “él” en el juramento, en lo que constituyó un justo homenaje al compañero Néstor Kirchner, cuando pasó en el automóvil y saludó a la militancia y, en el medio de estas dos situaciones, en los tramos del discurso en los que destacó los grandes logros obtenidos en estos ocho años y medio de gestión en materia de educación, derechos humanos y civiles, inclusión social, obras públicas, salud, producción, trabajo e integración sudamericana.

A continuación, presentamos algunas fotos tomadas en la histórica jornada de reasunción presidencial.






Fuente: Fotos enviadas y artículo escrito por el compañero José Yapor.

Fiesta popular en Plaza de Mayo.

Algunos parámetros sobre el significado e importancia de la asunción del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner.

En estos días Cristina Fernández asumió por fin su segundo mandato de la mano, del apoyo y del protagonismo de los trabajadores argentinos. No es un dato de menor cuantía política porque en realidad es el tercer mandato consecutivo no del kirchnerismo- ya a estas alturas va mucho más allá de éste- sino de un gobierno que reivindica, solidifica y consolida un régimen popular, democrático, fuertemente inclusivo y democrático con una impronta que además es inédita en la historia argentina. Es que esta es la primera vez que un proyecto político se sostiene sin traicionar sus fundamentos e ideales, sus valores y políticas durante tres elecciones presidenciales lo que implicó- entre otras tantas consecuencias- que el gobierno popular obtuviera el 54% en las elecciones de octubre lo que nos señala que el apoyo popular crece de manera exponencial en la medida en que se consolida y se profundiza en el camino de crecimiento elegido. Podríamos citar una infinidad de indicadores y de cifras que sostienen racionalmente el crecimiento que Argentina viene sosteniendo desde el 2003 a la fecha como también podría convocar una infinidad de variables que dan claro testimonio de la recomposición política, social y económica que se produce con el gobierno popular, también podría dar cuenta de muchas políticas inclusivas puestas en marcha en todos estos años que redundan en la inclusión de los trabajadores pero, en primer lugar, lo central de la cuestión es que definitivamente el gobierno popular- primero el de Kirchner y hoy el de Cristina- a través de la defensa de la producción nacional y de una política de generación y de defensa del empleo logró construir una dinámica de crecimiento y de desarrollo que continuamente recompone las graves heridas de un tejido social que en la época neoliberal fue desgarrado por un pasado no tan lejano de disciplinada obediencia y de persistente obsecuencia a los mandatos de los guardianes de los intereses de los centros globales del poder y sus transnacionales.
Pero, uno de los puntos centrales respecto al modelo de crecimiento basado en un régimen popular, fuertemente democrático e inclusivo, es que más allá de la trascendencia de las políticas públicas adoptadas para tal fin y de sus exitosos resultados que redunda en la satisfacción de las necesidades de las mayorías, existe un factor esencial que hace posible el rumbo elegido porque lo consolida y expande. Se trata de haber recuperado la política como acción y como reacción, como arte de transformación de la realidad, como gobierno antes que administración cuya diferencia- a pesar de ser bien sutil- implica dos proyectos diferentes de país. Son los trabajadores a través de la gestión democrática de la agenda pública los que gobiernan para consolidar sus propios intereses como mayorías. Muy por el contrario, los neoliberales simplemente se dedican a la administración del estatus quo para que en realidad nada cambie porque la realidad de ellos está muy cómoda con el automatismo de los mercados y todas esas políticas de desregulación y de apertura que responden a esa concepción ideológica. Por eso, lo central que viene sucediendo desde el 2003 en adelante es que la economía quedó subordinada a la acción política de los trabajadores expresada en el gobierno popular. Esta política de inquebrantable voluntad de subordinar la economía a la política es una decisión estratégica y tenaz que permite que de una vez por todas revelemos los mitos que se esconden detrás de la supuesta mano invisible de los mercados y que nos ayudaron a descorrer el velo que oculta los intereses de un capital fuertemente concentrado que, con diversos ropajes y en diferentes momentos, presionó y presiona aún por una Argentina para unos pocos, por esa Argentina ganadera y conservadora.
La determinación política y estratégica de recuperar para los intereses de los trabajadores- que así de ahora en más gestionan su propio futuro- los múltiples instrumentos económicos que hacen posible la construcción de un régimen mucho más justo en términos económicos, equilibrado en términos sociales y mucho más democrático desde el punto de vista político, es la primera característica que define al gobierno nacional y popular que además se convierte en un punto de inflexión en la historia de la política nacional. Allí, en el corazón mismo de la política, descansa el clima de época que Néstor y Cristina Kirchner supieron interpretar en favor de los intereses de las mayorías. Sin la derrota absoluta de la lógica de los neoliberales, que en realidad remite al pensamiento único que postula el automatismo de los mercados y dentro del cual todavía se circunscriben los países centrales y dominantes que hasta solo ayer eran modelos de desarrollo a imitar, hubiera sido impensable el actual proceso de reconstrucción de la ciudadanía en el sentido de inclusión social y de la democratización del crecimiento nacional. Pero no solo eso. Es que la nueva etapa política que se inició este 10 de diciembre- día de los derechos humanos y quinto aniversario de la muerte de Pinochet- es la resultante feroz de un proyecto y movilización colectiva de los trabajadores argentinos por sus derechos. En la articulación de dos conceptos que son fundamentales para entender la actual realidad argentina, es decir, el concepto de lo colectivo y la conducción política primero de Néstor y después de Cristina, encontramos el núcleo por donde valorar el actual proceso de transformaciones en favor de los intereses de los grupos populares. Democracia, participación, movilización, compromiso, gestión y conducción son todos conceptos que remiten a la nueva gobernabilidad de los sectores populares que así construyen y se comprometen en una nueva historia, una mucho más fundamental e inclusiva, una mucho más verídica, revisionista y racional porque responde a otras coordenadas e intereses que plantean nuevas relaciones de fuerzas en favor de las mayorías.
En todos estos años, el kirchnerismo como genuina expresión de los sectores más progresistas de la sociedad argentina, de los sectores políticos que representan los intereses del movimiento popular, del peronismo y su mejor historia, de los ideales de la inclusión y la democracia, demostró su vialidad como proyecto político a partir de que en base al reformismo radical fue y es capaz de lidiar con todos y con cada uno de los desafíos que dejaron pendientes las consecuencias del régimen neoliberal de los años '90 y que así tiene todas las condiciones para continuar conducienco la historia, para poder interpretarla e incluso reinterpretarla en base a un proyecto de país para las grandes mayorías nacionales. Mientras en la época de los neoliberales se denostaba a la política y se insistía en la administración pública y en el gerenciamiento privado (dicotomía que en realidad es falsa porque todos, de una o de otra forma, hacemos política) lo que se buscaba era precisamente que la política se negara a sí misma al aceptar convertirse en gestora de los intereses de las minorías del privilegio. Entonces, el kirchnerismo es desde ahora una potente y nueva reafirmación de la política como acción redentora y de cambios que recupera la acción política para defender los intereses y las necesidades de las grandes mayorías nacionales que, a su vez, se convierten en los protagonistas de otra historia. Por eso, el kirchnerismo es no solo una postura política de rebeldía- eso sería limitar en demasía su gran significado concreto- sino que en primer lugar es un proyecto político de país, de una Argentina inclusiva, mucho más justa, popular y profundamente peronista en el sentido que hereda los mejores valores de los gobiernos del general Perón. Por otro lado, mientras Cristina Fernández reafirmaba ese nuevo rol histórico profundizando en los cambios en favor de los sectores populares, los factores de poder dominantes se dieron cuenta que con la Presidente no se jode y fueron por todos y con todo. Quedaron en el camino y políticamente están desarticulizados. Es que la ventaja de Cristina sobre sus adversarios políticos es tremenda porque no hay hasta ahora nadie que pueda enfrentarla con otro proyecto, con otras ideas, con otra mística o entusiasmo y lo más importante, lo que es fundamental para la consolidación del régimen nacional y popular, es que tampoco hay alternativas políticas reales de parte de la oposición ni siquiera de esos factores de poder dominantes. La historia los está pasando por encima porque cuando ellos gobernaron lo hicieron en favor de intereses espurios, foráneos, conservadores, falsos y reaccionarios que nunca tuvieron en cuenta las necesidades y las urgencias reales de los trabajadores, de todos aquellos que desde siempre viven de un jornal. En ese contexto, todas las conquistas y derechos con los que los trabajadores se hicieron a lo largo de la historia son conquistas y derechos logrados a expensas de los intereses de los grupos de intereses dominantes.
Para terminar me parece importante lo que dijo Cristina Fernández en esta nueva jornada histórica y fiesta popular en que se convirtió el 10 de diciembre recién pasado. Ella nos aseguró como para que no queden dudas: “Nada ni nadie nos hará cambiar el rumbo”. Esta frase no es solo un mensaje a las corporaciones y factores de poder y sus intereses que se escudan tras éstas sino que además es un mensaje para los grupos y sectores populares- de los trabajadores- en el sentido que el proyecto nacional vigente, de inclusión y de respeto por los otros, se mantiene con firmeza, se profundiza y de esa manera se consolida para la satisfacción de las necesidades de las mayorías. Sería hipócrita no reconocer que todavía persisten grandes deudas políticas, de las formas de representación de los trabajadores, también persisten deudas culturales pero lo que queda por hacer, lo que perdurará en el tiempo son tres ejes centrales para mejorar la vida de todos: profundización y consolidación de la democracia, más crecimiento económico y mucha más equidad que nos remite a una mejor distribución de las riquezas (no olvidemos que la riqueza siempre es generada socialmente) y que además nos remite a la lucha sin descanso y sin contemplaciones contra la lógica de la acumulación privada del capital que todo lo convierte en mercancía, en valor de intercambio, privándonos así del valor de uso, de la utilidad de los recursos que nos son necesarios para la vida y la dignidad de las personas.

Referencias bibliográficas:

Daniel Cecchini: “No cambiar es profundizar” Publicado en Miradas al Sur de la edición del 11 de diciembre del 2011.
Gabriel Bencivengo: “La consagración de la política” Publicado en Miradas al Sur de la edición del 11 de diciembre del 2011.
Jorge Giles: “Cristina y la medida de la historia” Publicado en Miradas al Sur de la edición del 11 de diciembre del 2011.

Autor: Alfredo A. Repetto Saieg.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Qué pasaba en la legislatura mientras volaban las piñas Pro

Crónica de una jornada tensa en la que el macrismo no sólo impuso el fin de las juntas de clasificación hasta hoy conocidas, sino menores niveles de control de las demoliciones. Los docentes sufren, las constructoras ríen.

La sesión del jueves en la Legislatura porteña fue caótica en todos y cada uno de sus sentidos. Adentro y afuera del recinto. Las imágenes de las patotas en la calle fueron una especie de metáfora de lo que terminó sucediendo adentro. No hubo heridos afuera, más allá de la leve lesión de Laura García Tuñón, legisladora de Proyecto Sur. No se puede decir lo mismo de adentro. Porque unos cuantos legisladores se inmolaron en esa sesión que se encuentra en cuarto intermedio hasta el próximo miércoles y a la que aún le queda una batería de temas, con algunos tan duros de resolver como el de las Juntas Docentes.
Bien temprano, los docentes que acampaban en la puerta de la Legislatura salían de sus carpas con el sol frío doliéndoles en los ojos, como preanunciando lo que sucedería. Cuando la concentración se poblaba a buen ritmo, a eso de las 11 de la mañana, tres micros de barrabravas quebraron brutalmente la jornada (ver La matriz futbolera del ejército pretoriano de Mauricio Macri).
La sesión estaba prevista para las cinco de la tarde, luego se corrió para las cinco y media y terminó arrancando a las seis. Al principio se creía que no iba a haber quórum. Marcelo Parrilli (MST) pidió el inicio de la sesión con la intención de que se cayera. La presión funcionó porque empezaron las corridas pero esta vez para que apareciera el número necesario de legisladores.
Aunque luego votaron por archivar el proyecto de la CC que finalmente fue aprobado, quienes ayudaron a llegar al quorum fueron los representantes del peronismo (Claudio Palmeyro, Mateo Romeo y Silvina Pedreira) y el Partido Socialista (Jualián D’Angelo). Los legisladores de las oposición creían que los peronistas no iban a estar entre los 31 necesarios, puesto que son todos de extracción gremial.
También votaron contra el proyecto de creación de siete juntas de calificación los cuatro integrantes del Frente para la Victoria (FpV), otros cuatro del Frente Progresista Popular (FPP), los dos de Nuevo Encuentro, el de Delia Bisutti (SI), los siete de Proyecto Sur, el de Parrilli (MST), Martín Hourest (Gen), D’Angelo (PS), dos de la UCR (Claudio Presman y Antonio Campos) y los tres del bloque peronista.
Lo que no fue sorpresa para nadie fue la performance de Sergio Abrevaya, quien lidera el ránking de los responsables de que las Juntas que existían hasta hoy hayan caído. Y el resto de la CC, con la honrosa excepción de Rocío Sánchez Andía.
Según los legisladores opositores Abrevaya se probó las ropas del verdugo porque “negoció con el macrismo dirigir el Congreso Pedagógico del año que viene” así como ir con el PRO al Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires, un organismo previsto en la Constitución de Buenos Aires, que no está creado y tiene una función consultiva. Los legisladores dicen que esos acuerdos se hicieron directamente con el ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich. Conviene aclarar que Abrevaya deja su puesto de legislador el 10 de diciembre.
María Elena Naddeo (FPP) remarcó lo sucedido en el recinto ante Miradas al Sur : “Es un dato muy importante la claudicación de la CC, de su defensa histórica de la Ley 1.420, de la escuela pública, gratuita y laica y del Estatuto Docente. Esta noción central de que las Juntas de clasificación son electas por los pares y que los concursos se organizan con prescindencia del poder político de turno, lo que ha sido una marca histórica de la escuela estatal argentina, acaba de ser sepultado en la Ciudad de Buenos Aires, con la complicidad de Sergio Abrevaya, Fernando Sánchez, Adriana Montes, Juan Pablo Arenaza, y Diana Maffia”, dice la legisladora. Probstinado. Naddeo cuenta que “el PRO mostró una obstinación fuertísima en incluir las juntas de clasificación docente en la sesión, a pesar de que había una movilización muy grande de todos los gremios, cinco paros docentes, cuestionamientos de todos los sectores. Ya todos sabíamos que iba a ser muy complicada y que iba a tener episodios de violencia. Porque es un tema que daña profundamente al sistema educativo”.
La legisladora del FPP insisitió en dejar en claro que su bloque “repudia todas las expresiones de violencia, pero no hay que olvidarse que es violencia también haber provocado la votación de un proyecto de ley cuestionado por la amplísima mayoría de los implicados, los docentes. Hace años que no se vota algo de esa manera, con esa actitud sumamente autoritaria, sin generar un proceso de debate más abierto y sin escuchar a los 15 gremios docentes”.
El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, salió al día siguiente de los disturbios a decir que “con la violencia no se llega a ningún lado”. Pareció una burla de quien es señalado por sus presuntas conexiones con los violentos.
Para Gonzalo Ruanova, “la forma en que Macri decidió tratar este tema tiñó toda la jornada en la Legislatura. No intentaba modificar un sistema, que sí se puede mejorar, con el ingreso a la carrera docente, la capacitación y el mejoramiento de la calidad educativa, sino que quería torcerle el brazo a los gremios docentes”, se lamenta el legislador de Nuevo Encuentro. “Y en esa lucha de poder hay un ciclo histórico en estos cuatro años en el que claramente Macri ha demostrado que el Estado, que en la Ciudad de Buenos Aires siempre fue el instrumento que se utilizaba de manera virtuosa para romper con las desigualdades que hay en el acceso al sistema educativo, no funcione más como tal, por eso sucedieron cosas como la transferencia de fondos públicos a la educación privada, la disminución de las becas de inclusión de los estudiantes secundarios, la centralización de los fondos de las cooperadoras para que no pudieran mantener los colegios. Por eso los problemas edilicios en las escuelas públicas, por eso (Mariano) Narodowski, por eso Abel Posse, por eso la presencia de las ONG que decidieron que las becas se recortaban y se restringían, cuando estamos hablando de becas de inclusión social, de 800 pesos, por eso también las listas negras de estudiantes secundarios.”
Pero la jornada del jueves fue maratónica porque se votó una gran cantidad de otras cosas, además del fin de las Juntas Docentes. Por ejemplo, se sancionó una ley de autoría de Naddeo para la inclusión laboral de jóvenes en situación de vulnerabilidad social, que no estudian ni trabajan, que se recuperan en tratamientos de adicciones o que egresan de hogares para chicos en situación de vulnerabilidad o propuestos por distintos programas sociales de la ciudad. El macrismo lo había vetado y el FPP decidió aceptar el veto para que la ley no cayera (para ratificar una ley hay que tener 40 votos. En cambio, para aceptar el veto con mayoría simple basta).Otras leyes. También se creó el comité de seguimiento de mortalidad materna, que consiste en que cada hospital y en el Ministerio de Salud se constituya un comité con los jefes de servicio y directores de las áreas, para hacer el seguimiento de la morbimortalidad materna, detectar sus orígenes y diseñarlas estrategias para prevenirlas. También se creó el Registro de donantes voluntarios de la ciudad. Se creó un régimen de promoción para las Pymes, con una cantidad de facilidades y exenciones impositivas para fomentar su radicación en la ciudad.
La caída de las juntas docentes no fue el único triunfo macrista. El PRO no aceptó votar la prórroga de la Ley de Protección Histórica de los edificios anteriores a 1941, haciendo caducar esa ley. Ahora, el Gobierno de la Ciudad no tiene obligación de analizar o enviar a la comisión de patrimonio los pedidos de demolición de inmuebles anteriores a 1941 que no estén catalogados como patrimonio histórico. Para Naddeo esto “es muy grave porque puede generar la demolición de edificios que tienen un valor cultural e histórico. Otra vez se notan los fuertes intereses de la construcción e inmobiliarios”.
El miércoles que viene terminaría esta larga sesión final en la Legislatura. La mayor expectativa está puesta en la reglamentación que busca expulsar a los vendedores ambulantes (manteros) y en la que busca terminar con los plazos de las medidas cautelares que a menudo cuestionan decisiones del gobierno macrista. También se espera que se dé por terminada la expropiación del edificio de Gascón 123 que iba a permitir ampliar el futuro Corredor Oeste.

Fuente: Diego Long. Publicado en Miradas al Sur de la edición del 4 de diciembre del 2011.

Poder popular.

Las muchas veces extraordinarias tasas de ganancias que exhiben las transnacionales en nuestros países- sean gobernados por regímenes populares o no- y el creciente flujo de divisas que así envían sin ningún tipo de pudor, con mínimos controles por parte de algunos de nuestros gobiernos, hacia sus casas matrices, acosadas por la complicada situación política y económica que atraviesan los países centrales- Europa y Estados Unidos mayormente- pone de relieve, en el contexto del fuerte y sostenido crecimiento de nuestras economías nacionales, la necesidad de atender un fenómeno que en el largo plazo puede erosionar el desarrollo de la gestión popular de los trabajadores (que ahonda en la inclusión de las mayorías a través de la generación de empleo que a su vez depende de la inversión y el ahorro interno) y que en el corto plazo erosiona algunos aspectos bien importantes de la economía. Por ejemplo, produce la caída de las reservas del Banco Central lo que nos resta recursos productivos al desarrollo económico. En este marco político es que resurge el debate sobre el rol que juega y debería jugar el capital extranjero en nuestras economías locales. El trayecto tiene un hilo conductor, que es tan simbólico como real, en la deuda externa y en la fuga de capitales para seguir alimentando a los parásitos dueños de los centros del poder global. Entonces, si bien hoy somos testigos del fenómeno de la profunda pero no definitiva globalización comercial, financiera y especulativa en los términos de los grupos neoliberales, también somos testigos de privilegio sobre la propia fragmentación del poder de los gobiernos en la medida en que insistan en las recetas y ajustes promocionados desde los parámetros neoliberales. Además, somos testigos de privilegio sobre la consiguiente pérdida de autonomía del sector público al compás de una lógica y una razón neoliberal que desde siempre insiste en sus esfuerzos para seguir saqueando los recursos (los capitales lo son) de los países periféricos en favor de los intereses de países como Estados Unidos y Europa cuyos gobiernos son representantes genuinos de las transnacionales.
En la medida en que no estemos dispuestos a seguir con este festín, que es altamente perjudicial para los trabajadores y sus condiciones de vida, se vuelve una prioridad replantear algunas condiciones y supuestos centrales de la lógica de los grupos de poder que son dominantes. Se trata de revisar los posibles aportes del capital extranjero a nuestras economías, se trata de la necesidad o no de incentivar sus flujos y, según sea la posición que se adopte en cuanto al desarrollo nacional, el requisito de direccionar esos flujos a los sectores de la producción real que con sus ventajas competitivas puedan o no sumarse al conjunto de la economía nacional en la búsqueda del desarrollo en términos profundamente democrático y popular. El tema es central porque tiene directa relación con las estructuras dependientes de nuestros Estados capitalistas periféricos en la medida en que ese elevado y creciente grado de concentración y extranjerización de intereses que exhibe nuestro sistema de producción nacional en relación a las empresas estratégicas, atenta contra nuestro crecimiento, desarrollo y producción. Por eso no podemos hacernos los distraídos. Esto genera que por ejemplo veamos importantes empresas que operan en condiciones claramente oligopólicas que no necesiten invertir sus ganancias para ser competitivas en el mercado nacional porque tienen una fuerte capacidad ociosa y muchos mercados cautivos.
Desde ahí tendríamos que preguntarnos entonces ¿cuáles deberían ser los actores sociales y políticos cuya lucha, consecuencia y movilización, nos permiten profundizar en el régimen popular y en la reindustrialización a la que aspira como mejor política para generar empleo e inclusión social? En esta realidad, ¿pueden ser las transnacionales los aliados estratégicos en el rumbo insinuado por la vigorosa recuperación y el posterior crecimiento que sigue a la implosión del neoliberalismo y la llegada a mejor puerto de los regímenes populares? ¿Están esos actores realmente dispuestos, capacitados y en condiciones de poder acompañar la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, vía suba del salario real de éstos, y las políticas de inclusión? ¿Y los grandes grupos nacionales, mayoritariamente recostados en la producción primaria, que continúan mirando en muchos casos al mercado global antes que a los intereses nacionales? En verdad, no sé si están en condiciones o capacitados pero lo que no me cabe la menor duda es que son parte de un proceso que busca plantear la necesidad de repensar el modelo de sustitución de importaciones bajo la lógica del Estado de Bienestar y en ese contexto son actores y sujetos que no podemos ignorar. De todas formas, las relaciones de fuerza en favor de los trabajadores se impone en los países con regímenes populares lo que no es un dato menor porque además somos países que estamos creciendo y desarrollándonos de una forma mucho más justa y equilibrada, bajo los parámetros y directrices de una alternativa real al neoliberalismo, lo que hace más urgente la necesidad de poder controlar a las transnacionales en las remesas y ganancias extraordinarias que obtienen hoy y que van al exterior. La consolidación política de los regímenes populares en Latinoamérica (el reciente triunfo de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina es ilustrativo al respecto) nos abre horizontes que precisamente tienen que ver con la necesidad de luchar contra todos esos nichos de poder, que además de ser altamente reaccionarios y conservadores, son poco lo que aportan en términos de generación de empleo. En muchos casos es necesaria la reforma política e institucional para poner coto a la evasión impositiva de las transnacionales.
De cara a la nueva realidad que consolida la gestión democrática de los trabajadores también podemos terminar de una vez y por siempre con las posiciones estratégicas de extremo privilegio en los mercados nacionales más competitivos como lo es el de las telecomunicaciones o podemos cambiar las reglas de juego en el sector financiero para trabajar en favor de la producción nacional y la defensa de nuestros bienes y servicios locales. Todo esto es posible pero también es necesario porque nos remite a mejoras de caja y a la redistribución de recursos y riquezas que favorece a los grupos y sectores socialmente más vulnerables desde siempre. Lo importante para reconfigurar nuestra matriz productiva y económica en beneficio de las amplias mayorías nacionales, en favor del pleno respeto y reivindicación de la vida y las condiciones laborales de los trabajadores de manera general, es entender que hoy la soberanía se defiende haciendo crecer la economía, el empleo y la inclusión. No hay otra opción y si la hubiera actualmente no está del lado de los grupos dominantes que siempre batallaron contra la cultura popular. En una globalidad comercial que todos los días nos amenaza con derrumbarse, los trabajadores de Latinoamérica tenemos un concepto político, ideológico y cultural propio, gallardo, menos pueril y más bondadoso, menos superfluo y más profundo que nos desafía a continuar dando la pelea por la soberanía en todos sus aspectos.
La única verdad no es ese caprichoso plagio de realismo mágico que, por otra parte, seguirá perteneciendo por los siglos de los siglos al imaginario popular. La única verdad es que el neoliberalismo se viene abajo por sus irracionalidades, por sus errores y su falta de consistencia. El neoliberalismo todos los días cae un poco más. Ese sí es una realidad certera para describir la globalidad de hoy a pesar de que los centros globales del poder insistan en lo contrario, a pesar de que continúen favoreciendo la plena libertad de los mercados. A pesar de la resistencia de los poderes globales, esos mismos poderes que fueron establecidos a lo largo y ancho del siglo XX, perdieron densidad, legalidad e institucionalidad. La prueba está en la desesperación facciosa demostrada por sus grandes medios de comunicación al servicio de los intereses monopólicos. Intentan asustarnos con la inestabilidad, con la inflación o con el valor propio del dólar al tiempo que los trabajadores los observan impresionados, ya sin resquemores. Sin embargo, no podemos bajar la guardia porque a pesar de que en muchas partes cayó el neoliberalismo, ese régimen que tanto daño nos provocó en todos los aspectos, no por eso cayeron los poderes que lo sostienen. Continúan allí, como ese eco vago de otra realidad que ya no está, que ya no ha de volver en la medida en que los trabajadores no extravíen el rumbo. Y presionan, asustan y conspiran contra la satisfacción de las necesidades de los trabajadores, contra sus formas de vida, sus sueños y esperanzas. Las transnacionales continúan defendiendo lo suyo pero nosotros también, es lo lógico. Por eso, estamos obligados a ver la política como lucha, como gestión de intereses y relaciones de fuerzas que se enfrentan por el control de la agenda de gobierno. En esas fuerzas, están también las de la historia de las gestas patrióticas. Ya no es sólo el problema de la remisión de utilidades o de achicar el superávit comercial porque esos sectores de poder fugan capitales cuyo origen son ganancias conseguidas fuera del circuito legal. También hacen operaciones de mercado para intentar influir en la designación de funcionarios. Quieren condicionar las políticas implementadas por los regímenes populares y aunque eso no es nada nuevo sí se potencia por el aún elevado nivel de extranjerización de la economía en los casos de Argentina por lo menos. A pesar de ello el camino se muestra promisorio porque de cara a la lógica de las últimas medidas tomadas por el gobierno de Cristina (una vez ganada las elecciones de forma amplia el 23 de octubre) la consigna de la actual política económica pasó a ser de todos por igual por lo que se sincera en favor de los que más necesitan. Por ejemplo, la quita progresiva de subsidios a los servicios de agua, electricidad y gas anunciada por el gobierno popular apunta a la equidad social, es decir, a una mejor distribución de la riqueza. 
Ya se percibe a partir de las últimas medidas tomadas por el gobierno de Cristina Fernández en Argentina que el próximo mandato, fuertemente legitimado por la contundencia del triunfo electoral de octubre, que traerá profundos cambios en el aspecto económico y social impulsado además por un consenso popular creciente y continuado, con pocos antecedentes en la historia nacional. Existe una perspectiva cierta de que el país, junto al resto de Latinoamérica, se irá formando en los próximos años como un espacio de poder y de crecimiento autónomo, soberano y desarrollado, democrático y popular. La importancia de ello es que estamos frente a una situación política inédita para una región que siempre estuvo, desde el origen propio de su historia, bajo la dependencia estructural respecto al sistema de intercambios comerciales de los últimos seis siglos. Estas transformaciones, a no dudarlo, implican necesariamente cambios estructurales en las relaciones de poder, en la lógica de los grupos de intereses dominantes sobre todo en los sectores empresariales pero también en los sectores populares que ahora están frente a un tremendo desafío histórico en muchos aspectos. El movimiento popular como genuino representante de los intereses de los trabajadores, se enfrenta hoy al dilema de actuar como un simple grupo de presión, es decir, apretando con todos sus recursos para obtener determinadas ventajas que son centrales pero que en fin son sectoriales, o dar un paso adelante en los cambios, con el fin de comprometerse estratégicamente en la organización de un país social y económicamente desarrollado, políticamente más estable, justo y soberano que milita en favor de las mayorías. Es decir, esta nueva etapa necesita que los trabajadores y las organizaciones que los representan vayan más allá de la resistencia y se comprometan en la gestión en su más profunda acepción. Necesita de un movimiento obrero inserto en la producción nacional, en las empresas, en los lugares de trabajo, multiplicado en la elección de delegados. Es que una economía orientada al crecimiento y a la redistribición de las riquezas no es posible si los trabajadores no están organizados inclusive a nivel de cada empresa, en sus lugares de trabajo. Así, las centrales sindicales necesitan ser más inclusivas. Este camino de protagonismo de los mismos trabajadores requiere además institucionalizar los mecanismos de diálogo social y de negociaciones colectivas para mejorar las condiciones de vida de las mayorías.
A pesar de que los factores de poder tradicionales- tanto los nacionales como los globales- nos insistan en sus irracionalidades, nos insistan con sus miedos y disparates políticos, en muchos países de Latinoamérica tenemos gobiernos patriotas y soberanos. Hay una patriota en la conducción política de Argentina, en la Casa Rosada, hay un patriota también en Bolivia, en Ecuador y en Venezuela. Un patriotismo muy distinto al de Piñera en Chile o de García en el Perú. Es tiempo de avanzar y construir un orden liberador, transformando la victoria de los trabajadores en más y mejor organización social y política. Eso se llama construir poder popular.

Referencias bibliográficas:

Gabriel Bencivengo: “Un debate que viene de lejos” Publicado en Miradas sl Sur de la edición del 20 de noviembre del 2011.
Eduardo Anguita: “Qué hará Argentina con la derecha española” Publicado en Miradas sl Sur de la edición del 20 de noviembre del 2011.
Merino Soto: “Subsidios: Hacia el cambio de un modelo que dio sus frutos” Publicado en Miradas sl Sur de la edición del 20 de noviembre del 2011.
Alberto Pepe Robles: “De la negociación a la asociación” Publicado en Miradas sl Sur de la edición del 20 de noviembre del 2011.
Jorge Giles: “La única verdad es esta realidad” Publicado en Miradas sl Sur de la edición del 20 de noviembre del 2011.

Autor: Alfredo A. Repetto Saieg.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Sobre Tecnópolis

Boudou: “En el país del ‘no se puede’ recuperamos el orgullo”

Con la casi totalidad del Gabinete nacional presente, el vicepresidente electo encabezó el acto de cierre de Tecnópolis, la megamuestra de Ciencia, Arte y Tecnología.

Tecnópolis es un sueño colectivo para 40 millones de argentinos. En el país del ‘no se puede’ hemos recuperado el orgullo de ser argentinos. Remplazamos el yo por el nosotros”, aseguró anoche el ministro de Economía y vicepresidente electo Amado Boudou en el acto de cierre de Tecnópolis, la feria de ciencia, arte y tecnología que visitaron 4,5 millones de personas y que volverá a abrir el año que viene. 
“¡Muy buenas noches, Tecnópolis! ¿Cómo están?” , sorprendió Boudou a los miles de visitantes que recorrían el predio y que se acercaron al escenario para ser testigos del evento de cierre. Vestido con una informal remera con el símbolo de la paz y jeans, el vicepresidente electo ensayó un breve discurso alegre y de gestión, pero con contenido político, en una clara señal de que su presencia en el escenario era un deseo de la presidenta Cristina Fernández, a quien recordó en varios tramos. 
“Este es un cierre que tiene que ver con una historia. La última carroza de los festejos del Bicentenario representaba el futuro pero en aquel momento no podíamos imaginar que esa carroza iba a significar Tecnópolis”, recordó Boudou desde el micrófono y acompañado por el secretario de Comunicación Pública, Juan Manuel Abal Medina; los ministros de Agricultura, Julián Domínguez, y de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao; el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; la diputada Diana Conti y la secretaria de Integracion Nacional María del Carmen Alarcón. 
“Tecnópolis es un puente entre el pasado, el presente y el futuro –definió después–. Aquí funcionó un centro clandestino durante la dictadura y hoy es un lugar de vida que nos recuerda todo lo que somos capaces de hacer y de ser.” Después, destacó la decisión de la presidenta de crear el Ministerio de Ciencia y Tecnología y revalorizó el rol del Estado: “Este país crece, sus habitantes consiguen trabajo y los que todavía no pudieron hacerlo tienen la mano del Estado tendida para ayudarlos.” 
Fiel a su estilo, al finalizar su discurso, arengó al público: “Tengo orgullo de ser argentino y de tener la presidenta que tengo. ¡Fuerza Argentina, fuerza Cristina, fuerza a todos!”, dijo y una nube de papelitos celestes y blancos cubrió el cielo del predio mientras el público aplaudía. Después, Fuerza Bruta, protagonista de diversos espectáculos a lo largo de los cuatro meses y medio que duró la muestra, ofreció un show acrobático y el público volvió a disfrutar de la bailarina que, con su personificación de la Argentina, se convirtió en un símbolo de los festejos del Bicentenario. Luego, un espectáculo de fuegos artificiales iluminó la noche mientas el público bailaba con globos celestes y blancos en un auténtico clima festivo. 
Durante 90 días, Tecnópolis reunió a los todos los ministerios nacionales que exhibieron sus programas relacionados con el desarrollo científico, innumerables charlas y shows. Los más chicos experimentaron cómo es viajar por el espacio con el cohete Tronador II, pudieron hacer un viaje imaginario a la Antártida con la recreación del “continente blanco”, o adentrarse en un túnel y experimentar el recorrido que hace el agua desde las entrañas de la Tierra hasta llegar a la canilla.
Minutos antes del cierre, los funcionarios –distendidos y vestidos de sport en un lunes feriado– participaron de un encuentro con la prensa. A pedido de Javier Grossman, a cargo de la Unidad Bicentenario, los creadores de Fuerza Bruta, accedieron a sacarse una foto com si integraran un equipo de fútbol. La escena terminó con un aplauso. “Se termina una etapa, sentimos mucho orgullo y estamos contentos”, explicó Boudou y aseguró que se prepara para la asunción del 10 de diciembre “trabajando mucho como ministro”.
Barañao, notablemente contento, definió ese momento como “un fin y un nuevo principio”: “Este lugar era la nada, como la isla de Lost. Es una metáfora de lo que pudimos hacer en la Argentina de 2003 a la fecha. No fue fácil, pero ganamos mucha madurez. El desafío para el futuro será mantener y mejorar el nivel.”

Fuente: Ana Clara Pérez Cotten. Publicado en Tiempo Argentino de la edición del 29 de noviembre del 2011.

Una muestra itinerante.

El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, afirmó que la megamuestra Tecnópolis “fue algo que colmó todas las expectativas” y anticipó que, por esa razón, “la idea es que la muestra circule por las distintas provincias”.

En declaraciones radiales, Barañao anunció que el año que viene Tecnópolis reabrirá para vacaciones de invierno y se mostró más que satisfecho por la enorme convocatoria que la muestra suscitó. “Fue realmente algo que colmó todas las expectativas, la visitaron 4,5 millones de personas. Casi la décima parte de la población del país pasó por la muestra”, resaltó y agregó que por esta razón “la idea es que haya algún tipo de muestra que circule, probablemente haya unos módulos que puedan ser transportados y mostrados en distintas provincias. Pero esto se arreglará con las autoridades de las distintas ciudades”.
Sobre el desarrollo de ciencia, Barañao dijo que el balance “es altamente positivo”, y señaló que “en cuatro años de gestión de este ministerio, que es nuevo, hubo que crear y al mismo tiempo tuvimos que innovar en cuanto a la manera de promover la ciencia argentina”.

Fuente: Publicado en Tiempo Argentino de la edición del 29 de noviembre del 2011.

Dos modelos en pugna.

Un análisis sobre los diversos sectores y grupos sociales dominantes, sus acciones, actuaciones históricas y sus luchas por imponer sus intereses corporativos.

Cuando hablamos de los sectores y de grupos de intereses dominantes, esos que históricamente fracasaron en el sentido de que no estuvieron nunca a la altura de las circunstancias para traer el desarrollo y el bienestar de las mayorías (de ahí es posible explicar la reacción de los trabajadores en las distintas etapas de la historia, sus luchas y reivindicaciones por la inclusión y el posible bienestar) hay que ser muy cuidadosos porque son muchos los mal entendidos, las fábulas y mitos que se tejen alrededor de esos factores de poder que también desde siempre buscaron condicionar la democracia y la marcha histórica de las mayorías en pos de la mejoría de las condiciones de vida de todos. Esos son grupos y factores de poder altamente concentrados que además conspiran contra el régimen político democrático (a veces desde las sombras otras veces lo hacen abiertamente lo que depende de la evolución de la lucha entre los sectores, los grupos e incluso clases sociales) lo hacen porque en realidad ellos no tienen ningún compromiso real con el régimen político democrático desde el momento en que sus intereses son minoritarios en términos sociales. Son esos grupos de poder los que siempre militaron en contra del libre desenvolvimiento de las mejores facultades de los hombres, del trabajador emancipado. Son los que en muchos momentos de la historia apoyaron golpes de Estado, fraudes electorales, la clasificación del voto o la marginación de la mujer de la vida política para así seguir defendiendo sus formas de vida y privilegios. Por eso, cuando nos referimos a las dictaduras de seguridad nacional que por los años '70 se impusieron en nuestros países, hay que aclarar que éstas además de plantear la idea muy reaccionaria del enemigo interno, fueron dictaduras cívico-militares donde por lo tanto es incorrecto hablar exclusivamente de su carácter “militar” que desde siempre le adjudicó el discurso de los dominantes y sus medios de comunicación. Eso significa quedarse a mitad del camino de la verdad. Hablar del carácter meramente militar de las dictaduras es excluir parte de nuestra memoria, es ocultar lo que pasó, la verdad e incluso significa obstaculizar la posibilidad de hacer justicia en favor de las víctimas de esas dictaduras. Por el contrario, hay una realidad insoslayable: las dictaduras de seguridad nacional fueron preparadas, planificadas y perpetradas con la participación de importantes sectores y actores civiles ligados y representantes de los factores y grupos de poder dominantes, que además fueron determinantes para su consumación y sus consecuencias en el ámbito de los derechos humanos, en el ámbito de la definición del sistema económico e imposición del neoliberalismo como un régimen de exclusión de las mayorías.
Esos sectores y grupos de poder- que controlan importantes factores de la economía aún bajo los regímenes nacionales y populares- tienen como principal actor a las empresas más concentradas, las más transnacionalizadas y las que más evaden el pago de impuestos porque responden a intereses que poco tiene relación con el desarrollo de nuestros países y sus capacidades porque están fuertemente ligados al carácter especulativo y financiero de la lógica del neoliberalismo. Por eso, ellos juegan con el dólar, por eso intentan boicotear los gobiernos populares como lo hicieron en otras épocas con cada avance de los trabajadores en el ámbito social, económico o político. Pese a que la mayoría de los ejecutivos de esas empresas- que responden a los intereses más concentrados- en realidad la mayor parte de las veces evitan confrontar de manera directa con los gobiernos populares más aún cuando éstos se cansan de ganar elecciones, tampoco son capaces de renunciar a la pretensión de fijar la agenda de los temas socialmente importantes para las mayorías como lo es la cuestión de la definición de las políticas económicas, del presupuesto, del rol que le compete al sector público en el desarrollo del país o de un proyecto integral de país. De esa manera lo que buscan los especuladores financieros es sacar provecho de maniobras de corto plazo y obtener ventajas sectoriales que van contra la producción nacional, contra el mercado interno y la inclusión social. Intentan controlar el tipo de cambio- juegan con el dólar- y entonces quieren forzar una devaluación en favor de intereses propios, sectoriales, lo que en definitiva acarrea la pérdida del poder adquisitivo del salario y presión inflacionaria que siempre va en contra del consumo popular.
En el caso de Argentina y del triunfo electoral contundente logrado el 23 de octubre por la Presidente, el temor de los grupos de intereses en general, que apuestan a las finanzas y la especulación, es que, con el apoyo popular logrado ese 23 de octubre, la misma Presidente radicalice la marcha de las reformas, del propio régimen popular, de inclusión social, a través de las reformas legales que fondeen la banca de largo plazo destinada a las viviendas, al crédito a las pymes y a las exportaciones, así como a acotar las superganancias de una banca comercial como la actual que tiene el 95% de los créditos destinados al consumo y cuyos rubros principales son los autos, viajes, electrodomésticos. Por lo mismo, está a la orden del día la necesidad de la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central para poder continuar en el camino del crecimiento, del desarrollo, de la inclusión social y desde ahí el pleno respeto por los derechos humanos. La pelea es cuerpo a cuerpo, con todos los recursos que generosamente nos entrega el régimen democrático. O seguimos avanzando o nos quedamos donde estamos e incluso a partir de esa postura (que también es un clara definición política, estratégica e ideológica) hasta podríamos retroceder. Sin embargo, la Presidente ya lo dijo: tenemos que ir siempre por más y nunca menos. Esa es la tarea actual. En los hechos, la resistencia de las multinacionales a reinvertir ganancias es una constante que describe el comportamiento de la cúpula formada por las 500 firmas de mayor peso, universo donde casi dos tercios son compañías controladas por capitales extranjeros, que siempre atentaron contra el desarrollo de los países estructuralmente dependientes y periféricos. La tendencia, que es histórica y paralela a la remisión de utilidades, se agudiza incluso en algunos períodos concretos, aún cuando los beneficios que consiguen esos factores de poder es más que significativo como bajo los regímenes populares que apuestan por la producción, el crecimiento y el desarrollo del mercado interno. Así, el capital más concentrado, lejos de acompañar con sus recursos la recuperación y el posterior crecimiento de nuestros países (una vez que estos abandonan los paradigmas y tesis, políticas y estrategias centrales de la timba especulativa y financiera de los grupos neoliberales), se mueve en una dirección contraria al conjunto de la economía. Lo que buscan es una devaluación, buscan que el sector público vuelva a esa antigua práctica, que tanto daño nos hizo como países periféricos, del endeudamiento en los mercados globales.
Sin embargo, las debilidades de esos sectores de poder también son cuantiosas. En primer lugar, son grupos ologipólicos que no tienen ningún interés por la democracia y el bienestar de los trabajadores y hoy, en las actuales condiciones de cambios y reformas, los sectores populares perciben esa falta de interés que tiene bases estructurales, racionales y también lógicas. Además, son grupos minoritarios que en la medida en que no pueden dar a conocer de manera directa sus fines y sus razones primeras, tampoco pueden contar con ningún dirigente político de la derecha que de la cara ni ninguna entidad empresarial, ni siquiera la que representa a los bancos globales. Finalmente, en la medida en que los trabajadores aprenden de manera cotidiana a movilizarse en beneficio de los intereses de las mayorías, y así consolidan la democracia popular, de gestión de los trabajadores y reivindicación de la cultura del pueblo, las reglas de juego cambian en favor del bienestar de las mayorías lo que solo puede ir contra los intereses de los factores de poder más reaccionarios. En esas circunstancias, se producen medidas para redistribuir los ingresos en favor de la industrialización, de la educación y de la inclusión de los sectores sociales más desprotegidos en términos estructurales. Entonces, en esta etapa de la historia de los regímenes populares dentro de Latinoamérica puedo afirmar que claramente existe un inevitable choque entre el humanismo militante, entre los nuevos cambios y transformaciones en el sentido de un auténtico progresismo que puede tomar diversas formas y denominaciones (el socialismo del siglo XXI en Venezuela o el kirchnerismo en Argentina), entre una cultura del amor por el prójimo, por la preocupación, por el bienestar del otro y que de manera cotidiana se abre paso a pesar del boicot de los grupos de poder, que se abre paso digo, y esa otra cultura de los sectores dominantes, una cultura de un odio profundo por los trabajadores y sus necesidades y urgencias. Una cultura y una lógica de poder que sin embargo niega de su decrepitud y resiste el cambio.
Eso felízmente no nos ha imposibilitado hasta hoy poder construir, como trabajadores protagonistas de los cambios, un tiempo histórico signado por la construcción y por la reparación de derechos, junto con la central y siempre significativa y estratégica recuperación de la acción política como factor de poder y de cambios que se acompaña de un nuevo rol del sector público en los asuntos que nos involucran a todos como colectividad. En el caso de Argentina, el kirchnerismo, expresión actualizada del movimiento nacional y popular que viene de la época del primer peronismo, le cabe el logro de haber reposicionado el sentido de la política y la democracia con más inclusión social y más integración latinoamericana. Le cabe darle un nuevo sentido a la idea de la Patria Grande y de la recuperación de los derechos y dignidad de todos los que de una o de otra manera vivimos de un jornal. Todos somos trabajadores decía Perón y no se equivocó. Pero, hay que tener en cuenta en esta etapa de la historia que al kirchnerismo nada le vino gratis, sin lucha. Es decir, todo lo que hoy tenemos, todos los logros, los avances y la reivindicación del país de la produdcción, lo construyó con su propio esfuerzo y saber. Se construyó con marchas y contramarchas, con compromiso pero también con la traición de esos que nunca están a la altura de las circunstancias que la historia les reclama. Lo importante es que, en la medida en que el crecimiento y el desarrollo- conjuntamente con la inclusión social que conllevan las políticas públicas de los regímenes populares- son financiados con recursos propios, con recursos generados por la producción, el mercado, el consumo y el ahorro interno, nos hace artífices de nuestro propio destino, de nuestro futuro, de nuestras batallas y de la satisfacción de nuestras urgencias. Entonces, dada esa nueva manera de hacer las cosas, ahora el chantaje histórico de los dominantes solo puede retroceder ante el avance de lo que en otra época llamaron aluvión zoológico. Ya estamos en condiciones de poder definir categórica y democráticamente cuál es el modelo de país vigente y el que queremos construir en términos políticos, en términos económicos y sociales, que además conlleva la dignidad de ser una construcción cultural colectiva.
¿Qué cambió en este otro escenario? Lo que ni más ni menos cambió en países como Argentina, en otros como Bolivia, Ecuador o Venezuela fue la matriz económica, la lógica de las políticas públicas a implementar por los gobiernos y el sector público lo que implica el compromiso por un régimen político mucho más democrático en el ámbito político, mucho más justo en el ámbito social, soberano en lo que respecta a la economía y popular en el aspecto de la cultura.

Referencias bibliográficas:

Anguita, Eduardo: “Nada más cobarde que el dólar” Publicado en Miradas al sur de la edición del 13 de noviembre de 2011.
Gabriel Bencivengo y Graciela Pérez: “¿Un dólar, un voto?” Publicado en Miradas al sur de la edición del 13 de noviembre de 2011.
Walter Goobar: “La vuelta al mundo en una década” Publicado en Miradas al sur de la edición del 13 de noviembre de 2011.
Giles, Jorge: “Artífices de nuestro propio destino” Publicado en Miradas al sur de la edición del 13 de noviembre de 2011.

Autor: Alfredo A. Repetto Saieg.