viernes, 16 de diciembre de 2011

Patria Grande estuvo en la Plaza


El sábado fue parte de la multitud que acompañó el inicio del segundo mandato de la compañera Cristina Fernández de Kirchner.

El Centro Político Cultural Patria Grande, integrante de Confluencia de Militantes Peronistas, estuvo presente en la gran movilización popular del sábado 10 de diciembre, que acompañó la reasunción por otros cuatro años de mandato de la compañera Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
Poco después de las 11, el grupo encabezado por Augusto “Tito” Ypas arribó a la histórica Plaza de Mayo y, desde las inmediaciones del Cabildo, los militantes siguieron las secuencias del juramento y el discurso ante la Asamblea Legislativa que, con muy buena imagen y audio, fueron difundidos a través de una pantalla gigante instalada en la intersección de Avenida de Mayo y Bolívar.
Desde el mismo lugar, horas más tarde, con cánticos y vivas saludaron el paso de Cristina, junto a la multitud congregada en el lugar. Luego, se dieron cita en la Plaza para participar del gran festival de música popular argentina, que se extendió hasta avanzada la noche.
Los momentos de mayor emotividad se vivieron cuando la Presidenta mencionó a “él” en el juramento, en lo que constituyó un justo homenaje al compañero Néstor Kirchner, cuando pasó en el automóvil y saludó a la militancia y, en el medio de estas dos situaciones, en los tramos del discurso en los que destacó los grandes logros obtenidos en estos ocho años y medio de gestión en materia de educación, derechos humanos y civiles, inclusión social, obras públicas, salud, producción, trabajo e integración sudamericana.

A continuación, presentamos algunas fotos tomadas en la histórica jornada de reasunción presidencial.






Fuente: Fotos enviadas y artículo escrito por el compañero José Yapor.

Fiesta popular en Plaza de Mayo.

Algunos parámetros sobre el significado e importancia de la asunción del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner.

En estos días Cristina Fernández asumió por fin su segundo mandato de la mano, del apoyo y del protagonismo de los trabajadores argentinos. No es un dato de menor cuantía política porque en realidad es el tercer mandato consecutivo no del kirchnerismo- ya a estas alturas va mucho más allá de éste- sino de un gobierno que reivindica, solidifica y consolida un régimen popular, democrático, fuertemente inclusivo y democrático con una impronta que además es inédita en la historia argentina. Es que esta es la primera vez que un proyecto político se sostiene sin traicionar sus fundamentos e ideales, sus valores y políticas durante tres elecciones presidenciales lo que implicó- entre otras tantas consecuencias- que el gobierno popular obtuviera el 54% en las elecciones de octubre lo que nos señala que el apoyo popular crece de manera exponencial en la medida en que se consolida y se profundiza en el camino de crecimiento elegido. Podríamos citar una infinidad de indicadores y de cifras que sostienen racionalmente el crecimiento que Argentina viene sosteniendo desde el 2003 a la fecha como también podría convocar una infinidad de variables que dan claro testimonio de la recomposición política, social y económica que se produce con el gobierno popular, también podría dar cuenta de muchas políticas inclusivas puestas en marcha en todos estos años que redundan en la inclusión de los trabajadores pero, en primer lugar, lo central de la cuestión es que definitivamente el gobierno popular- primero el de Kirchner y hoy el de Cristina- a través de la defensa de la producción nacional y de una política de generación y de defensa del empleo logró construir una dinámica de crecimiento y de desarrollo que continuamente recompone las graves heridas de un tejido social que en la época neoliberal fue desgarrado por un pasado no tan lejano de disciplinada obediencia y de persistente obsecuencia a los mandatos de los guardianes de los intereses de los centros globales del poder y sus transnacionales.
Pero, uno de los puntos centrales respecto al modelo de crecimiento basado en un régimen popular, fuertemente democrático e inclusivo, es que más allá de la trascendencia de las políticas públicas adoptadas para tal fin y de sus exitosos resultados que redunda en la satisfacción de las necesidades de las mayorías, existe un factor esencial que hace posible el rumbo elegido porque lo consolida y expande. Se trata de haber recuperado la política como acción y como reacción, como arte de transformación de la realidad, como gobierno antes que administración cuya diferencia- a pesar de ser bien sutil- implica dos proyectos diferentes de país. Son los trabajadores a través de la gestión democrática de la agenda pública los que gobiernan para consolidar sus propios intereses como mayorías. Muy por el contrario, los neoliberales simplemente se dedican a la administración del estatus quo para que en realidad nada cambie porque la realidad de ellos está muy cómoda con el automatismo de los mercados y todas esas políticas de desregulación y de apertura que responden a esa concepción ideológica. Por eso, lo central que viene sucediendo desde el 2003 en adelante es que la economía quedó subordinada a la acción política de los trabajadores expresada en el gobierno popular. Esta política de inquebrantable voluntad de subordinar la economía a la política es una decisión estratégica y tenaz que permite que de una vez por todas revelemos los mitos que se esconden detrás de la supuesta mano invisible de los mercados y que nos ayudaron a descorrer el velo que oculta los intereses de un capital fuertemente concentrado que, con diversos ropajes y en diferentes momentos, presionó y presiona aún por una Argentina para unos pocos, por esa Argentina ganadera y conservadora.
La determinación política y estratégica de recuperar para los intereses de los trabajadores- que así de ahora en más gestionan su propio futuro- los múltiples instrumentos económicos que hacen posible la construcción de un régimen mucho más justo en términos económicos, equilibrado en términos sociales y mucho más democrático desde el punto de vista político, es la primera característica que define al gobierno nacional y popular que además se convierte en un punto de inflexión en la historia de la política nacional. Allí, en el corazón mismo de la política, descansa el clima de época que Néstor y Cristina Kirchner supieron interpretar en favor de los intereses de las mayorías. Sin la derrota absoluta de la lógica de los neoliberales, que en realidad remite al pensamiento único que postula el automatismo de los mercados y dentro del cual todavía se circunscriben los países centrales y dominantes que hasta solo ayer eran modelos de desarrollo a imitar, hubiera sido impensable el actual proceso de reconstrucción de la ciudadanía en el sentido de inclusión social y de la democratización del crecimiento nacional. Pero no solo eso. Es que la nueva etapa política que se inició este 10 de diciembre- día de los derechos humanos y quinto aniversario de la muerte de Pinochet- es la resultante feroz de un proyecto y movilización colectiva de los trabajadores argentinos por sus derechos. En la articulación de dos conceptos que son fundamentales para entender la actual realidad argentina, es decir, el concepto de lo colectivo y la conducción política primero de Néstor y después de Cristina, encontramos el núcleo por donde valorar el actual proceso de transformaciones en favor de los intereses de los grupos populares. Democracia, participación, movilización, compromiso, gestión y conducción son todos conceptos que remiten a la nueva gobernabilidad de los sectores populares que así construyen y se comprometen en una nueva historia, una mucho más fundamental e inclusiva, una mucho más verídica, revisionista y racional porque responde a otras coordenadas e intereses que plantean nuevas relaciones de fuerzas en favor de las mayorías.
En todos estos años, el kirchnerismo como genuina expresión de los sectores más progresistas de la sociedad argentina, de los sectores políticos que representan los intereses del movimiento popular, del peronismo y su mejor historia, de los ideales de la inclusión y la democracia, demostró su vialidad como proyecto político a partir de que en base al reformismo radical fue y es capaz de lidiar con todos y con cada uno de los desafíos que dejaron pendientes las consecuencias del régimen neoliberal de los años '90 y que así tiene todas las condiciones para continuar conducienco la historia, para poder interpretarla e incluso reinterpretarla en base a un proyecto de país para las grandes mayorías nacionales. Mientras en la época de los neoliberales se denostaba a la política y se insistía en la administración pública y en el gerenciamiento privado (dicotomía que en realidad es falsa porque todos, de una o de otra forma, hacemos política) lo que se buscaba era precisamente que la política se negara a sí misma al aceptar convertirse en gestora de los intereses de las minorías del privilegio. Entonces, el kirchnerismo es desde ahora una potente y nueva reafirmación de la política como acción redentora y de cambios que recupera la acción política para defender los intereses y las necesidades de las grandes mayorías nacionales que, a su vez, se convierten en los protagonistas de otra historia. Por eso, el kirchnerismo es no solo una postura política de rebeldía- eso sería limitar en demasía su gran significado concreto- sino que en primer lugar es un proyecto político de país, de una Argentina inclusiva, mucho más justa, popular y profundamente peronista en el sentido que hereda los mejores valores de los gobiernos del general Perón. Por otro lado, mientras Cristina Fernández reafirmaba ese nuevo rol histórico profundizando en los cambios en favor de los sectores populares, los factores de poder dominantes se dieron cuenta que con la Presidente no se jode y fueron por todos y con todo. Quedaron en el camino y políticamente están desarticulizados. Es que la ventaja de Cristina sobre sus adversarios políticos es tremenda porque no hay hasta ahora nadie que pueda enfrentarla con otro proyecto, con otras ideas, con otra mística o entusiasmo y lo más importante, lo que es fundamental para la consolidación del régimen nacional y popular, es que tampoco hay alternativas políticas reales de parte de la oposición ni siquiera de esos factores de poder dominantes. La historia los está pasando por encima porque cuando ellos gobernaron lo hicieron en favor de intereses espurios, foráneos, conservadores, falsos y reaccionarios que nunca tuvieron en cuenta las necesidades y las urgencias reales de los trabajadores, de todos aquellos que desde siempre viven de un jornal. En ese contexto, todas las conquistas y derechos con los que los trabajadores se hicieron a lo largo de la historia son conquistas y derechos logrados a expensas de los intereses de los grupos de intereses dominantes.
Para terminar me parece importante lo que dijo Cristina Fernández en esta nueva jornada histórica y fiesta popular en que se convirtió el 10 de diciembre recién pasado. Ella nos aseguró como para que no queden dudas: “Nada ni nadie nos hará cambiar el rumbo”. Esta frase no es solo un mensaje a las corporaciones y factores de poder y sus intereses que se escudan tras éstas sino que además es un mensaje para los grupos y sectores populares- de los trabajadores- en el sentido que el proyecto nacional vigente, de inclusión y de respeto por los otros, se mantiene con firmeza, se profundiza y de esa manera se consolida para la satisfacción de las necesidades de las mayorías. Sería hipócrita no reconocer que todavía persisten grandes deudas políticas, de las formas de representación de los trabajadores, también persisten deudas culturales pero lo que queda por hacer, lo que perdurará en el tiempo son tres ejes centrales para mejorar la vida de todos: profundización y consolidación de la democracia, más crecimiento económico y mucha más equidad que nos remite a una mejor distribución de las riquezas (no olvidemos que la riqueza siempre es generada socialmente) y que además nos remite a la lucha sin descanso y sin contemplaciones contra la lógica de la acumulación privada del capital que todo lo convierte en mercancía, en valor de intercambio, privándonos así del valor de uso, de la utilidad de los recursos que nos son necesarios para la vida y la dignidad de las personas.

Referencias bibliográficas:

Daniel Cecchini: “No cambiar es profundizar” Publicado en Miradas al Sur de la edición del 11 de diciembre del 2011.
Gabriel Bencivengo: “La consagración de la política” Publicado en Miradas al Sur de la edición del 11 de diciembre del 2011.
Jorge Giles: “Cristina y la medida de la historia” Publicado en Miradas al Sur de la edición del 11 de diciembre del 2011.

Autor: Alfredo A. Repetto Saieg.