viernes, 9 de diciembre de 2011

Qué pasaba en la legislatura mientras volaban las piñas Pro

Crónica de una jornada tensa en la que el macrismo no sólo impuso el fin de las juntas de clasificación hasta hoy conocidas, sino menores niveles de control de las demoliciones. Los docentes sufren, las constructoras ríen.

La sesión del jueves en la Legislatura porteña fue caótica en todos y cada uno de sus sentidos. Adentro y afuera del recinto. Las imágenes de las patotas en la calle fueron una especie de metáfora de lo que terminó sucediendo adentro. No hubo heridos afuera, más allá de la leve lesión de Laura García Tuñón, legisladora de Proyecto Sur. No se puede decir lo mismo de adentro. Porque unos cuantos legisladores se inmolaron en esa sesión que se encuentra en cuarto intermedio hasta el próximo miércoles y a la que aún le queda una batería de temas, con algunos tan duros de resolver como el de las Juntas Docentes.
Bien temprano, los docentes que acampaban en la puerta de la Legislatura salían de sus carpas con el sol frío doliéndoles en los ojos, como preanunciando lo que sucedería. Cuando la concentración se poblaba a buen ritmo, a eso de las 11 de la mañana, tres micros de barrabravas quebraron brutalmente la jornada (ver La matriz futbolera del ejército pretoriano de Mauricio Macri).
La sesión estaba prevista para las cinco de la tarde, luego se corrió para las cinco y media y terminó arrancando a las seis. Al principio se creía que no iba a haber quórum. Marcelo Parrilli (MST) pidió el inicio de la sesión con la intención de que se cayera. La presión funcionó porque empezaron las corridas pero esta vez para que apareciera el número necesario de legisladores.
Aunque luego votaron por archivar el proyecto de la CC que finalmente fue aprobado, quienes ayudaron a llegar al quorum fueron los representantes del peronismo (Claudio Palmeyro, Mateo Romeo y Silvina Pedreira) y el Partido Socialista (Jualián D’Angelo). Los legisladores de las oposición creían que los peronistas no iban a estar entre los 31 necesarios, puesto que son todos de extracción gremial.
También votaron contra el proyecto de creación de siete juntas de calificación los cuatro integrantes del Frente para la Victoria (FpV), otros cuatro del Frente Progresista Popular (FPP), los dos de Nuevo Encuentro, el de Delia Bisutti (SI), los siete de Proyecto Sur, el de Parrilli (MST), Martín Hourest (Gen), D’Angelo (PS), dos de la UCR (Claudio Presman y Antonio Campos) y los tres del bloque peronista.
Lo que no fue sorpresa para nadie fue la performance de Sergio Abrevaya, quien lidera el ránking de los responsables de que las Juntas que existían hasta hoy hayan caído. Y el resto de la CC, con la honrosa excepción de Rocío Sánchez Andía.
Según los legisladores opositores Abrevaya se probó las ropas del verdugo porque “negoció con el macrismo dirigir el Congreso Pedagógico del año que viene” así como ir con el PRO al Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires, un organismo previsto en la Constitución de Buenos Aires, que no está creado y tiene una función consultiva. Los legisladores dicen que esos acuerdos se hicieron directamente con el ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich. Conviene aclarar que Abrevaya deja su puesto de legislador el 10 de diciembre.
María Elena Naddeo (FPP) remarcó lo sucedido en el recinto ante Miradas al Sur : “Es un dato muy importante la claudicación de la CC, de su defensa histórica de la Ley 1.420, de la escuela pública, gratuita y laica y del Estatuto Docente. Esta noción central de que las Juntas de clasificación son electas por los pares y que los concursos se organizan con prescindencia del poder político de turno, lo que ha sido una marca histórica de la escuela estatal argentina, acaba de ser sepultado en la Ciudad de Buenos Aires, con la complicidad de Sergio Abrevaya, Fernando Sánchez, Adriana Montes, Juan Pablo Arenaza, y Diana Maffia”, dice la legisladora. Probstinado. Naddeo cuenta que “el PRO mostró una obstinación fuertísima en incluir las juntas de clasificación docente en la sesión, a pesar de que había una movilización muy grande de todos los gremios, cinco paros docentes, cuestionamientos de todos los sectores. Ya todos sabíamos que iba a ser muy complicada y que iba a tener episodios de violencia. Porque es un tema que daña profundamente al sistema educativo”.
La legisladora del FPP insisitió en dejar en claro que su bloque “repudia todas las expresiones de violencia, pero no hay que olvidarse que es violencia también haber provocado la votación de un proyecto de ley cuestionado por la amplísima mayoría de los implicados, los docentes. Hace años que no se vota algo de esa manera, con esa actitud sumamente autoritaria, sin generar un proceso de debate más abierto y sin escuchar a los 15 gremios docentes”.
El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, salió al día siguiente de los disturbios a decir que “con la violencia no se llega a ningún lado”. Pareció una burla de quien es señalado por sus presuntas conexiones con los violentos.
Para Gonzalo Ruanova, “la forma en que Macri decidió tratar este tema tiñó toda la jornada en la Legislatura. No intentaba modificar un sistema, que sí se puede mejorar, con el ingreso a la carrera docente, la capacitación y el mejoramiento de la calidad educativa, sino que quería torcerle el brazo a los gremios docentes”, se lamenta el legislador de Nuevo Encuentro. “Y en esa lucha de poder hay un ciclo histórico en estos cuatro años en el que claramente Macri ha demostrado que el Estado, que en la Ciudad de Buenos Aires siempre fue el instrumento que se utilizaba de manera virtuosa para romper con las desigualdades que hay en el acceso al sistema educativo, no funcione más como tal, por eso sucedieron cosas como la transferencia de fondos públicos a la educación privada, la disminución de las becas de inclusión de los estudiantes secundarios, la centralización de los fondos de las cooperadoras para que no pudieran mantener los colegios. Por eso los problemas edilicios en las escuelas públicas, por eso (Mariano) Narodowski, por eso Abel Posse, por eso la presencia de las ONG que decidieron que las becas se recortaban y se restringían, cuando estamos hablando de becas de inclusión social, de 800 pesos, por eso también las listas negras de estudiantes secundarios.”
Pero la jornada del jueves fue maratónica porque se votó una gran cantidad de otras cosas, además del fin de las Juntas Docentes. Por ejemplo, se sancionó una ley de autoría de Naddeo para la inclusión laboral de jóvenes en situación de vulnerabilidad social, que no estudian ni trabajan, que se recuperan en tratamientos de adicciones o que egresan de hogares para chicos en situación de vulnerabilidad o propuestos por distintos programas sociales de la ciudad. El macrismo lo había vetado y el FPP decidió aceptar el veto para que la ley no cayera (para ratificar una ley hay que tener 40 votos. En cambio, para aceptar el veto con mayoría simple basta).Otras leyes. También se creó el comité de seguimiento de mortalidad materna, que consiste en que cada hospital y en el Ministerio de Salud se constituya un comité con los jefes de servicio y directores de las áreas, para hacer el seguimiento de la morbimortalidad materna, detectar sus orígenes y diseñarlas estrategias para prevenirlas. También se creó el Registro de donantes voluntarios de la ciudad. Se creó un régimen de promoción para las Pymes, con una cantidad de facilidades y exenciones impositivas para fomentar su radicación en la ciudad.
La caída de las juntas docentes no fue el único triunfo macrista. El PRO no aceptó votar la prórroga de la Ley de Protección Histórica de los edificios anteriores a 1941, haciendo caducar esa ley. Ahora, el Gobierno de la Ciudad no tiene obligación de analizar o enviar a la comisión de patrimonio los pedidos de demolición de inmuebles anteriores a 1941 que no estén catalogados como patrimonio histórico. Para Naddeo esto “es muy grave porque puede generar la demolición de edificios que tienen un valor cultural e histórico. Otra vez se notan los fuertes intereses de la construcción e inmobiliarios”.
El miércoles que viene terminaría esta larga sesión final en la Legislatura. La mayor expectativa está puesta en la reglamentación que busca expulsar a los vendedores ambulantes (manteros) y en la que busca terminar con los plazos de las medidas cautelares que a menudo cuestionan decisiones del gobierno macrista. También se espera que se dé por terminada la expropiación del edificio de Gascón 123 que iba a permitir ampliar el futuro Corredor Oeste.

Fuente: Diego Long. Publicado en Miradas al Sur de la edición del 4 de diciembre del 2011.

Poder popular.

Las muchas veces extraordinarias tasas de ganancias que exhiben las transnacionales en nuestros países- sean gobernados por regímenes populares o no- y el creciente flujo de divisas que así envían sin ningún tipo de pudor, con mínimos controles por parte de algunos de nuestros gobiernos, hacia sus casas matrices, acosadas por la complicada situación política y económica que atraviesan los países centrales- Europa y Estados Unidos mayormente- pone de relieve, en el contexto del fuerte y sostenido crecimiento de nuestras economías nacionales, la necesidad de atender un fenómeno que en el largo plazo puede erosionar el desarrollo de la gestión popular de los trabajadores (que ahonda en la inclusión de las mayorías a través de la generación de empleo que a su vez depende de la inversión y el ahorro interno) y que en el corto plazo erosiona algunos aspectos bien importantes de la economía. Por ejemplo, produce la caída de las reservas del Banco Central lo que nos resta recursos productivos al desarrollo económico. En este marco político es que resurge el debate sobre el rol que juega y debería jugar el capital extranjero en nuestras economías locales. El trayecto tiene un hilo conductor, que es tan simbólico como real, en la deuda externa y en la fuga de capitales para seguir alimentando a los parásitos dueños de los centros del poder global. Entonces, si bien hoy somos testigos del fenómeno de la profunda pero no definitiva globalización comercial, financiera y especulativa en los términos de los grupos neoliberales, también somos testigos de privilegio sobre la propia fragmentación del poder de los gobiernos en la medida en que insistan en las recetas y ajustes promocionados desde los parámetros neoliberales. Además, somos testigos de privilegio sobre la consiguiente pérdida de autonomía del sector público al compás de una lógica y una razón neoliberal que desde siempre insiste en sus esfuerzos para seguir saqueando los recursos (los capitales lo son) de los países periféricos en favor de los intereses de países como Estados Unidos y Europa cuyos gobiernos son representantes genuinos de las transnacionales.
En la medida en que no estemos dispuestos a seguir con este festín, que es altamente perjudicial para los trabajadores y sus condiciones de vida, se vuelve una prioridad replantear algunas condiciones y supuestos centrales de la lógica de los grupos de poder que son dominantes. Se trata de revisar los posibles aportes del capital extranjero a nuestras economías, se trata de la necesidad o no de incentivar sus flujos y, según sea la posición que se adopte en cuanto al desarrollo nacional, el requisito de direccionar esos flujos a los sectores de la producción real que con sus ventajas competitivas puedan o no sumarse al conjunto de la economía nacional en la búsqueda del desarrollo en términos profundamente democrático y popular. El tema es central porque tiene directa relación con las estructuras dependientes de nuestros Estados capitalistas periféricos en la medida en que ese elevado y creciente grado de concentración y extranjerización de intereses que exhibe nuestro sistema de producción nacional en relación a las empresas estratégicas, atenta contra nuestro crecimiento, desarrollo y producción. Por eso no podemos hacernos los distraídos. Esto genera que por ejemplo veamos importantes empresas que operan en condiciones claramente oligopólicas que no necesiten invertir sus ganancias para ser competitivas en el mercado nacional porque tienen una fuerte capacidad ociosa y muchos mercados cautivos.
Desde ahí tendríamos que preguntarnos entonces ¿cuáles deberían ser los actores sociales y políticos cuya lucha, consecuencia y movilización, nos permiten profundizar en el régimen popular y en la reindustrialización a la que aspira como mejor política para generar empleo e inclusión social? En esta realidad, ¿pueden ser las transnacionales los aliados estratégicos en el rumbo insinuado por la vigorosa recuperación y el posterior crecimiento que sigue a la implosión del neoliberalismo y la llegada a mejor puerto de los regímenes populares? ¿Están esos actores realmente dispuestos, capacitados y en condiciones de poder acompañar la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores, vía suba del salario real de éstos, y las políticas de inclusión? ¿Y los grandes grupos nacionales, mayoritariamente recostados en la producción primaria, que continúan mirando en muchos casos al mercado global antes que a los intereses nacionales? En verdad, no sé si están en condiciones o capacitados pero lo que no me cabe la menor duda es que son parte de un proceso que busca plantear la necesidad de repensar el modelo de sustitución de importaciones bajo la lógica del Estado de Bienestar y en ese contexto son actores y sujetos que no podemos ignorar. De todas formas, las relaciones de fuerza en favor de los trabajadores se impone en los países con regímenes populares lo que no es un dato menor porque además somos países que estamos creciendo y desarrollándonos de una forma mucho más justa y equilibrada, bajo los parámetros y directrices de una alternativa real al neoliberalismo, lo que hace más urgente la necesidad de poder controlar a las transnacionales en las remesas y ganancias extraordinarias que obtienen hoy y que van al exterior. La consolidación política de los regímenes populares en Latinoamérica (el reciente triunfo de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina es ilustrativo al respecto) nos abre horizontes que precisamente tienen que ver con la necesidad de luchar contra todos esos nichos de poder, que además de ser altamente reaccionarios y conservadores, son poco lo que aportan en términos de generación de empleo. En muchos casos es necesaria la reforma política e institucional para poner coto a la evasión impositiva de las transnacionales.
De cara a la nueva realidad que consolida la gestión democrática de los trabajadores también podemos terminar de una vez y por siempre con las posiciones estratégicas de extremo privilegio en los mercados nacionales más competitivos como lo es el de las telecomunicaciones o podemos cambiar las reglas de juego en el sector financiero para trabajar en favor de la producción nacional y la defensa de nuestros bienes y servicios locales. Todo esto es posible pero también es necesario porque nos remite a mejoras de caja y a la redistribución de recursos y riquezas que favorece a los grupos y sectores socialmente más vulnerables desde siempre. Lo importante para reconfigurar nuestra matriz productiva y económica en beneficio de las amplias mayorías nacionales, en favor del pleno respeto y reivindicación de la vida y las condiciones laborales de los trabajadores de manera general, es entender que hoy la soberanía se defiende haciendo crecer la economía, el empleo y la inclusión. No hay otra opción y si la hubiera actualmente no está del lado de los grupos dominantes que siempre batallaron contra la cultura popular. En una globalidad comercial que todos los días nos amenaza con derrumbarse, los trabajadores de Latinoamérica tenemos un concepto político, ideológico y cultural propio, gallardo, menos pueril y más bondadoso, menos superfluo y más profundo que nos desafía a continuar dando la pelea por la soberanía en todos sus aspectos.
La única verdad no es ese caprichoso plagio de realismo mágico que, por otra parte, seguirá perteneciendo por los siglos de los siglos al imaginario popular. La única verdad es que el neoliberalismo se viene abajo por sus irracionalidades, por sus errores y su falta de consistencia. El neoliberalismo todos los días cae un poco más. Ese sí es una realidad certera para describir la globalidad de hoy a pesar de que los centros globales del poder insistan en lo contrario, a pesar de que continúen favoreciendo la plena libertad de los mercados. A pesar de la resistencia de los poderes globales, esos mismos poderes que fueron establecidos a lo largo y ancho del siglo XX, perdieron densidad, legalidad e institucionalidad. La prueba está en la desesperación facciosa demostrada por sus grandes medios de comunicación al servicio de los intereses monopólicos. Intentan asustarnos con la inestabilidad, con la inflación o con el valor propio del dólar al tiempo que los trabajadores los observan impresionados, ya sin resquemores. Sin embargo, no podemos bajar la guardia porque a pesar de que en muchas partes cayó el neoliberalismo, ese régimen que tanto daño nos provocó en todos los aspectos, no por eso cayeron los poderes que lo sostienen. Continúan allí, como ese eco vago de otra realidad que ya no está, que ya no ha de volver en la medida en que los trabajadores no extravíen el rumbo. Y presionan, asustan y conspiran contra la satisfacción de las necesidades de los trabajadores, contra sus formas de vida, sus sueños y esperanzas. Las transnacionales continúan defendiendo lo suyo pero nosotros también, es lo lógico. Por eso, estamos obligados a ver la política como lucha, como gestión de intereses y relaciones de fuerzas que se enfrentan por el control de la agenda de gobierno. En esas fuerzas, están también las de la historia de las gestas patrióticas. Ya no es sólo el problema de la remisión de utilidades o de achicar el superávit comercial porque esos sectores de poder fugan capitales cuyo origen son ganancias conseguidas fuera del circuito legal. También hacen operaciones de mercado para intentar influir en la designación de funcionarios. Quieren condicionar las políticas implementadas por los regímenes populares y aunque eso no es nada nuevo sí se potencia por el aún elevado nivel de extranjerización de la economía en los casos de Argentina por lo menos. A pesar de ello el camino se muestra promisorio porque de cara a la lógica de las últimas medidas tomadas por el gobierno de Cristina (una vez ganada las elecciones de forma amplia el 23 de octubre) la consigna de la actual política económica pasó a ser de todos por igual por lo que se sincera en favor de los que más necesitan. Por ejemplo, la quita progresiva de subsidios a los servicios de agua, electricidad y gas anunciada por el gobierno popular apunta a la equidad social, es decir, a una mejor distribución de la riqueza. 
Ya se percibe a partir de las últimas medidas tomadas por el gobierno de Cristina Fernández en Argentina que el próximo mandato, fuertemente legitimado por la contundencia del triunfo electoral de octubre, que traerá profundos cambios en el aspecto económico y social impulsado además por un consenso popular creciente y continuado, con pocos antecedentes en la historia nacional. Existe una perspectiva cierta de que el país, junto al resto de Latinoamérica, se irá formando en los próximos años como un espacio de poder y de crecimiento autónomo, soberano y desarrollado, democrático y popular. La importancia de ello es que estamos frente a una situación política inédita para una región que siempre estuvo, desde el origen propio de su historia, bajo la dependencia estructural respecto al sistema de intercambios comerciales de los últimos seis siglos. Estas transformaciones, a no dudarlo, implican necesariamente cambios estructurales en las relaciones de poder, en la lógica de los grupos de intereses dominantes sobre todo en los sectores empresariales pero también en los sectores populares que ahora están frente a un tremendo desafío histórico en muchos aspectos. El movimiento popular como genuino representante de los intereses de los trabajadores, se enfrenta hoy al dilema de actuar como un simple grupo de presión, es decir, apretando con todos sus recursos para obtener determinadas ventajas que son centrales pero que en fin son sectoriales, o dar un paso adelante en los cambios, con el fin de comprometerse estratégicamente en la organización de un país social y económicamente desarrollado, políticamente más estable, justo y soberano que milita en favor de las mayorías. Es decir, esta nueva etapa necesita que los trabajadores y las organizaciones que los representan vayan más allá de la resistencia y se comprometan en la gestión en su más profunda acepción. Necesita de un movimiento obrero inserto en la producción nacional, en las empresas, en los lugares de trabajo, multiplicado en la elección de delegados. Es que una economía orientada al crecimiento y a la redistribición de las riquezas no es posible si los trabajadores no están organizados inclusive a nivel de cada empresa, en sus lugares de trabajo. Así, las centrales sindicales necesitan ser más inclusivas. Este camino de protagonismo de los mismos trabajadores requiere además institucionalizar los mecanismos de diálogo social y de negociaciones colectivas para mejorar las condiciones de vida de las mayorías.
A pesar de que los factores de poder tradicionales- tanto los nacionales como los globales- nos insistan en sus irracionalidades, nos insistan con sus miedos y disparates políticos, en muchos países de Latinoamérica tenemos gobiernos patriotas y soberanos. Hay una patriota en la conducción política de Argentina, en la Casa Rosada, hay un patriota también en Bolivia, en Ecuador y en Venezuela. Un patriotismo muy distinto al de Piñera en Chile o de García en el Perú. Es tiempo de avanzar y construir un orden liberador, transformando la victoria de los trabajadores en más y mejor organización social y política. Eso se llama construir poder popular.

Referencias bibliográficas:

Gabriel Bencivengo: “Un debate que viene de lejos” Publicado en Miradas sl Sur de la edición del 20 de noviembre del 2011.
Eduardo Anguita: “Qué hará Argentina con la derecha española” Publicado en Miradas sl Sur de la edición del 20 de noviembre del 2011.
Merino Soto: “Subsidios: Hacia el cambio de un modelo que dio sus frutos” Publicado en Miradas sl Sur de la edición del 20 de noviembre del 2011.
Alberto Pepe Robles: “De la negociación a la asociación” Publicado en Miradas sl Sur de la edición del 20 de noviembre del 2011.
Jorge Giles: “La única verdad es esta realidad” Publicado en Miradas sl Sur de la edición del 20 de noviembre del 2011.

Autor: Alfredo A. Repetto Saieg.