viernes, 30 de septiembre de 2011

El pulso de la semana: ¿Dónde están los gorilas?

Será la primera vez, al menos desde la recuperación de la democracia en 1983, que un período de elecciones nacionales esté signado por la no controversia. El último discurso gorila fue el de Hugo Biolcati al inaugurar la exposición de la Sociedad Rural cuando, invadido por la melancolía, describió a Domingo Sarmiento en una escena surrealista en contra de unos supuestos piquetes gremiales que impedían la distribución de diarios. “Durante su gobierno funcionaron más de 100 periódicos, muchos de los cuales lo criticaban duramente y lo satirizaban”, recordó Biolcati y disparó: “Todos circulaban sin ningún impedimento... Sin patotas sindicales que impidieran su libre distribución”. Al lado lo seguían con fruición Alberto Rodríguez Saá, Mauricio Macri y Eduardo Duhalde, entre otros. Fue el 23 de julio y, tres semanas después, las urnas enterraron la ilusión de una oposición cerrada incubada en la cuna del gorilismo argentino. Ahora, a un mes de las internas, la desintegración de las fórmulas opositoras creó un escenario desconocido: un oficialismo sin enemigos. Las supuestas buenas plumas de Clarín y La Nación solían argumentar, con buenos recursos retóricos, que la gran habilidad de Néstor Kirchner consistía en crear enemigos. Como si se tratara de un discípulo de Nicolás Maquiavelo, los editorialistas de la prensa opositora le atribuían a Kirchner la capacidad no sólo de forzar un liderazgo crispado en las filas del peronismo y sus aliados sino la artificial habilidad de hacer comedias de enredos para que la sociedad perdiera de vista la realidad.
Algo se fue decantando en este mes. Hoy las encuestas de opinión muestran un crecimiento de la intención de voto a favor de Cristina Fernández de Kirchner (alrededor del 55%) y un decrecimiento en la intención de voto a Eduardo Duhalde (menos del 10%), que es el único que mantiene un discurso opositor a ultranza. El restante 35% moderó su grado de oposición a niveles notables. Por ejemplo, ya todos los bloques hicieron saber que votarán el proyecto de ley de Presupuesto 2012 en general, tomando distancia de lo hecho un año atrás. El martes, Clarín sorprendió con una tapa “a favor”. Fue el único medio que destacó la reglamentación de las pasantías de estudiantes secundarios en empresas. Ni hablar de los análisis y posiciones editoriales sobre el discurso de la Presidenta en Naciones Unidas. De aquel latiguillo de que “la Argentina está aislada del mundo” a un reconocimiento de los temas planteados por Cristina que, por otra parte, estuvieron en sintonía con los planteados por la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, incluyendo en ambos casos el derecho de la Autoridad Palestina a tener reconocimiento pleno en las Naciones Unidas.
La pregunta que es preciso formularse para no quedar atrapado en la idea de que hay una primavera cristinista es ¿dónde están las usinas del pensamiento neoliberal y conservador en la Argentina? Desde mayo de 2003, mientras el proyecto nacional fue sumando resultados, los supuestos dirigentes de la derecha, tanto empresarial, política como intelectual, recomendaron quedarse aferrados a mantener algunas trincheras, como el coloquio anual de Idea, los encuentros del 4 de julio en la Embajada de Estados Unidos, la fuerza de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), la Unión Industrial Argentina (UIA), la Mesa de Enlace y, sobre todo, las locomotoras mediáticas del Grupo Clarín y de La Nación.
AEA ya no está hegemonizada por Héctor Magnetto (Clarín). Por el contrario, algunos de sus socios prominentes, como Luis Pagani (Arcor) o Enrique Pescarmona (Impsa) o Antonio Gomis Sáez (YPF) tienen proyectos que los ligan más al proyecto nacional que a una oposición frontal. No es que de la noche a la mañana se hayan convertido en la burguesía nacional. Tampoco los grandes empresarios paulistas brindan con Lula o Rousseff, pero toman nota del momento que vive el mundo y de los liderazgos populares en Suramérica. En cuanto a la UIA, su presidente, José de Mendiguren, fue muy claro en sus declaraciones al canal TN, tras la cena del Día de la Industria realizada en Tecnópolis: “Cuando asumí en la UIA dije que entre las cosas a corregir estaba el tema de la confrontación. Mi función no es confrontar, sino articular. Soy un buscador constante de consenso”. Cabe recordar que allí estaban los máximos representantes de las cámaras de la Construcción, de Comercio, de Bancos de la Argentina, de la Bolsa de Buenos Aires y hasta el de la Sociedad Rural. El mismísimo Biolcati tuvo que readecuar su discurso. Formación de cuadros. Algunas universidades privadas, como la Austral, la UCA y la de Belgrano, son ámbitos de formación de desigualdad social pensada y justificada académicamente. La Universidad Austral, que entró a la Argentina de la mano del Opus Dei en 1977, pleno genocidio, no asume un rol directamente opositor. Se considera “una institución que busca servir a la sociedad ejerciendo un liderazgo intelectual, profesional, social y público”, tal como dice su rector, Marcelo Villar. La Católica fue creada por el Episcopado argentino también a caballo de otro golpe, a principios de 1956, y empezó a funcionar dos años después, convirtiéndose en los cruzados de la enseñanza paga, durante la batalla de “laicos” contra “libres” (así se autotitulaban los defensores de lo que Sebastián Piñera quiere defender a ultranza medio siglo después). La Austral y la Católica enseñan con el criterio de asistencia a clase, con el mismo criterio de la enseñanza media, con la consecuente mediocridad de sus currículas. Lo que garantizan es una universidad elitista pero no de excelencia. Además, muchos de sus estudiantes y docentes simpatizan con el proyecto nacional.
La Universidad de San Andrés fue creada a fines de los ochenta, con un concepto completamente distinto a las universidades católicas precedentes. La de San Andrés se inspiró en las universidades norteamericanas. Laicas y caras. Con muchas maestrías y doctorados. Más especialización que carreras de grado. Entre los que concurren hay muchos ejecutivos de empresas y no tiene una orientación ideológica gorila. Por ejemplo, la Maestría en Administración y Políticas Públicas cuenta con muchos funcionarios públicos como alumnos y una buena cantidad de sus docentes tienen mucha cercanía al Proyecto Nacional. Es más, se fueron sumando muchos académicos argentinos que hicieron buena carrera en universidades de Estados Unidos. Es parte de la corriente de científicos argentinos de distintas disciplinas que hoy se suman a la actividad privada pero también al Conicet y a las universidades públicas. Es decir, una política de Estado que elevó fuertemente los presupuestos destinados a la educación superior y a la ciencia permitió sumar cuadros académicos de investigación y gestión científica. Por caso, uno de los científicos más prestigiosos de la Argentina, Luis Federico Leloir, se formó en la Universidad de Buenos Aires y pudo investigar en sus laboratorios. Mucho antes de recibir el Premio Nobel se mudó a Estados Unidos porque la Fundación Rockefeller financió sus investigaciones. Cabe destacar que el decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Rolando García, firmó un convenio con Leloir gracias al cual se creó el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de esa facultad. En la gestión de Rolando García, en esa facultad se creó la Clementina, un prototipo de computadora, gracias a una licitación internacional en la que participaban las grandes compañías internacionales de tecnología. Cabe recordar que García estaba en la sede de la Manzana de las Luces, en la calle Perú, quiso resistir a la guardia de infantería mandada por el dictador Juan Carlos Onganía. Les advirtió a los gorilas con largos bastones que él mandaba en esa casa de estudios. Le dieron en la cabeza y con la sangre en su cara les repitió que él mandaba en esa casa. Lo llevaron preso junto con muchos otros científicos. Es que el proyecto de los gorilas de etiqueta era, una vez más, al igual que en 1955, una Argentina sin soberanía educativa, sin investigadores, sin aplicación de las ciencias. Por eso, el Episcopado salió en auxilio de los generales que trabajaban para los monopolios y monseñor Octavio Derisi salía como auxilio a Onganía poniendo en funcionamiento la UCA. Derisi fue rector de la UCA por muchos años, además era obispo auxiliar de La Plata, secundando al temible Antonio Plaza. La jerarquía católica de La Plata jugó un papel nefasto durante la dictadura que siguió a la de Onganía y que se cobró 30.000 desaparecidos. Es decir, los jerarcas gorilas de carne y hueso se tomaron tan en serio el proyecto de país dependiente que no sólo se ocupaban de sacarse de encima adversarios sino que además se ocupaban de cerrar laboratorios e institutos de investigación. Hubo un caso paradigmático con los científicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que quedó como coto de caza de la Armada cuando se produjo el golpe gorila de 1976. Emilio Massera tenía un delirante plan de desarrollar usos militares de la energía atómica y mandó secuestrar a los principales científicos. Algunos de ellos lograron salir y trabajar en laboratorios de países europeos. Otros están desaparecidos.
Volviendo a Leloir, un hombre de una familia aristocrática, fue un ejemplo de investigador. En la página web de la Fundación Instituto Leloir, se aclara que esa institución fue creada en 1947; es decir, en el primer gobierno de Juan Perón. Contaba con el asesoramiento de Bernardo Houssay, que ganó ese año el Premio Nobel de Medicina. A la pregunta ¿dónde están los gorilas? habría que agregar: ¿quién destina recursos para que se formen las personas que juegan un rol decisivo en la vida pública del país? En la actualidad, el Instituto Leloir está financiado fundamentalmente por recursos del Conicet y de tres universidades públicas, la de Buenos Aires, la de Quilmes y la de San Martín. Gorilas y democracia. El gran dilema de los gorilas argentinos –y latinoamericanos– es que no contemplaron seriamente un plan B a los golpes de Estado. La recuperación del ejercicio democrático electoral en 1983 se hizo sobre la base de una sociedad cautiva de la deuda externa, de la destrucción de tejidos básicos tanto productivos como culturales. Una buena parte de la sociedad argentina, de la mano del pensamiento gorila, había naturalizado que bastaba con tener jerarquías militares y católicas dispuestas a llevar tanques y agua bendita para desalojar a gobiernos legítimos. La derecha entreguista tuvo un momento de gloria en los noventas. La sociedad de Carlos Menem con Álvaro Alsogaray fue mucho más que la impudicia. Sirvió para demostrar que los movimientos o los partidos populares no son inmunes al gorilismo cuando la tentación es grande. Y esa enseñanza tiene que estar presente. Merece investigación, debate y compromiso. El ejercicio de gobierno es también un ejercicio de construcción de poder. Se trata de un ejercicio de poder ciudadano y popular pero, hay que subrayarlo, en una sociedad capitalista, que construye inequidades a cada paso. Y que, cuando se abre una fisura, las ideas gorilas recuperan base social. El ejemplo más contundente y cercano fue la gesta de las patronales agropecuarias de 2008. Si bien se diluyó el bloque que encabezó ese intento destituyente, no se trató de un fenómeno aislado de otros intentos en la historia argentina y latinoamericana. Hay otros gorilas en la región que gozan de consenso social y ganan elecciones.
Los avances de estos años se miden no sólo por la capacidad de enfrentar con valentía a enemigos poderosos. Se vivió con la derogación de las leyes de impunidad y los juicios, con la estatización de las Afjp y con la ley de medios, por citar algunos ejemplos paradigmáticos. Desactivar los poderes que parecían intocables es importante. Pero es más difícil construir que destruir. Lo que se vive en estos años contagia porque permite ver ejemplos que se pueden imitar, que despiertan entusiasmo. El gorilismo construyó inequidad, se basó en el autoritarismo más básico. Aquella frase de que la colimba fabrica hombres fue tomada como una verdad básica por muchas generaciones. Hoy va a tocar el piano Miguel Ángel Estrella a los cuarteles. Hoy un oficial va a estudiar a las universidades públicas sin complejo de que lo miren como un represor. Hoy una mujer soldado es respetada por sus camaradas en un cuartel. La idea de los gorilas era tratar el país como un gran cuartel. Las ideas de estos años pueden situarse en una versión opuesta: llevar a los soldados a transitar los mismos caminos que el resto de los ciudadanos, para que la soberanía sea defendida con convicciones, con justicia, con equidad. Al respecto, vale la pena mencionar que todos recuerdan la orden que dio Néstor Kirchner al entonces jefe de Estado Mayor del Ejército, Roberto Bendini, de retirar los cuadros de los genocidas Jorge Videla y Reinaldo Bignone en el Colegio Militar. Esos dos asesinos habían sido, entre otras cosas, los responsables de la formación pedagógica de quienes se graduaban como subtenientes. Pocos saben quién es el actual director general de Educación y rector del Instituto de Enseñanza Superior del Ejército. Se trata del general Fabián Brown, un hombre con un pensamiento diametralmente opuesto a que el Ejército fuera la fuerza de ocupación al servicio de los intereses privilegiados. Por caso, cuando la mayoría de los cuadros militares hacían silencio sobre los crímenes cometidos por los uniformados, el entonces coronel Brown le dio a Osvaldo Bayer documentación sobre quién era el coronel Héctor Benigno Varela, responsable de la matanza de huelguistas en la Patagonia en 1919-20. La sociedad argentina está en ebullición. Los cambios no terminaron. Las contradicciones tampoco.

Fuente: Anguita, Eduardo. Publicado en Miradas al Sur de la edición del 25 de septiembre del 2011.

La soberanía nacional y la Tercera Posición de Perón.

Los ejes centrales de la tercera posición planteada por Perón en un contexto de crisis de la hegemonía de Estados Unidos, del surgir de los regímenes populares y la reivindicación de la soberanía en Latinoamérica.

La era de la globalización en términos neoliberales con la hegemonía de Estados Unidos se acaba producto de sus propias contradicciones que hacen que todo el sistema comercial global entre en crisis. Lo que se vive, especialmente a partir de esa crisis financiera y especulativa- que luego se expande a la economía real, la de la producción de bienes transables-, es un tiempo de incertidumbre sobre las relaciones de poder que eventualmente redefina o reafirme los intereses de los centros de poder globales en su proceso de dominación sobre los pueblos estructuralmente dependientes de esos mismos centros de poder. La pérdida de la hegemonía de Estados Unidos (que está directamente ligada a la crisis económica que lo sacude) proporcionalmente implica mayor soberanía y potencia no sólo a China como futura primera economía a nivel global, sino que también provoca alianzas entre diversas naciones e implica además fortalecer los intereses soberanos y nacionales de nuestros pueblos, por lo menos los que nos regimos por gobiernos populares, de inclusión y profundamente democráticos. En ese contexto se fortalece nuestro bloque latinoamericano de la mano de nuevas instituciones como la Unasur, el Banco del Sur (…) En Latinoamérica por fin la globalización, que pretendió dar cuenta del sistema comercial global una vez finalizada la Guerra Fría, va quedando atrás como un pasado que no ha de volver y que se caracterizó por una voraz hegemonía de Estados Unidos. Fue la época de imposición del neoliberalismo, de su fin de la historia, de la lucha de clases o de la guerra de civilizaciones que nada tenían que ver con el antiguo liberalismo- del que se dicen exponentes- y que intentó sin éxito defender las banderas de la igualdad, la fraternidad y la libertad de los hombres y sus pueblos. Esa época arrancó con el mal llamado Consenso de Washington que permitió al capital financiero y a un grupo de grandes corporaciones con actividades muy diversificadas, derribar todas y cada una de las barreras que buscaban limitar los intereses y las consecuencias nefastas de la acumulación privada de capitales. En otras palabras, el neoliberalismo se constituye en la solución heroica y atroz de los grupos de poder dominantes para salir de la crisis de la caída de las tasa media de ganancias del capital que se produce en la década de los '70- '80. Desde ahora el gran dios de los neoliberales se eleva sobre nuestras conciencias y barre con todas las conquistas de los trabajadores, con sus empleos, su dignidad, con cada uno de sus valores y las directrices más racionales relativas al bien común.
En los '90 con la implosión definitiva del socialismo que realmente existió, el neoliberalismo ahora triunfante, dominante y hegemónico, suma a su lógica depredadora no sólo a la ex Unión Soviética sino también el Este europeo haciendo retroceder a los países periféricos. En Latinoamérica, el caso más emblemático y duro es el de México, que en 1994 se sumó al Nafta con un costo altísimo en materia de soberanía para hacerse responsable de su propio destino. El resto de los países de nuestra región no son la excepción y entraron, de diverso modo, en los planes y estrategias neoliberales. De hecho, las relaciones carnales en Argentina fue la viva expresión de la dependencia política, económica e ideológica del país respecto a los designios de Estados Unidos. El combo de las políticas de privatización de empresas nacionales, la desregulación de las finanzas, la desnacionalización del petróleo y de los recursos minerales en general, conjuntamente con el rol de prescindencia del sector público de los asuntos relacionados con los intereses y las urgencias vivas de los trabajadores, provocaron que en la década de los noventa fuera otra década perdida que convirtió a Latinoamérica en el contienente más desigual, es decir, el más injusto en el tema de la distribución de la riqueza.
Sin embargo, el sur en todos estos años de cambios y de paradigmas que reivindican los valores de la cultura popular está demostrando que existe. En estos años en que vuelve a insistirse en la integración de nuestros pueblos, el sur demuestra una vez más que existe y que está dispuesto a dar batalla. Es en ese contexto de integración y de nuevos paradigmas y valores en favor de los sectores populares y del cambio, que se vuelve interesante el análisis y la reivindicación histórica de la Terecera Posición en cuanto a las relaciones que construimos como región con los demás países que son parte de los intercambios comerciales globales. La Tercera Posición es una doctrina y una postura ideológica que hace frente al predominio y a la hegemonía de Gran Bretaña y de Estados Unidos, antes, durante y despúes de la Segunda Guerra Mundial. Por su parte, Perón fue un líder y dirigente político que siempre timoneó el régimen en función de las relaciones de fuerzas que se manifestaban en escenarios que son siempre variables y cambiantes. En esas condiciones surge la Tercera Posición que- pasado ya más de medio siglo de su aparición y frente al momento excepcional que vivimos para la unidad de Latinoamérica- es preciso entender en todas sus consecuencias. En fin, la postura de la Tercera Posición de Perón es identitaria y es constitutiva del proyecto nacional y popular que hoy construimos de la mano y bajo la conducción de Cristina Fernández de Kirchner, sus aliados políticos y las bases populares que la sostienen. En relación a la política exterior, la Tercera Posición se expresa en la construcción de ciertas instituciones regionales (que hacen a la soberanía de cada uno de nuestros pueblos) y que tienen que ver con organizaciones del tipo del Banco del Sur o de la Unasur. Esta última si bien necesita madurar bastante, hay que destacar que actuó con eficacia en un par de crisis, para nada menores, por las que atarvesó Latinoamérica en su pasado reciente. De hecho, jugó un rol central en la resolución del conflicto que se desató cuando Colombia bombardeó el norte de Ecuador para matar a Raúl Reyes. También tuvo un rol destacado en el caso de Bolivia cuando se produce un fuerte enfrentamiento de clases entre el Presidente Evo Morales- representantes de los sectores postergados- y los gobernadores opositores que amenazó con derivar en un conflicto armado.
Por otro lado, tenemos el Consejo de Defensa de la Unasur que es un instrumento clave sobre los temas de seguridad a nivel regional y que no tiene relación alguna con otras organizaciones como el Comando Sur que es conducido por Estados Unidos y que implica una política decvididamente imperialista e intervencionista en nuestras realidades nacionales. Ahora, los ministros de defensa latinoamericanos pueden dialogar sin la presencia de Estados Unidos lo cual es bastante importante porque no hay que olvidar que, entre otras muchas cosas, en las reuniones auspiciadas por Estados Unidos ellos siempre hacían lobby para que sus empresas vendieran armas. En ese contexto de integración regional, la relación bilateral entre Argentina y Brasil es, por el peso político y estratégico de cada uno, la matriz central de integración en el sur del continente. Por otro lado, en relación al Banco del Sur, éste hay que pensarlo en términos regionales. Es decir, es un paso más en la reafirmación de la Unasur como un bloque regional, que busca montar un escudo de defensa contra las crisis que pudieran venir desde los países centrales en las actuales condiciones. La Unasur así tiene como objetivo la integración donde el Banco del Sur es pensado desde la región y para la región. Es preciso entender que la formulación política e ideológica de la Tercera Posición planteada en su momento por Perón tiene una historia y constituye un antecedente fundamental para comprender por qué no es un dato menor la relación que crearon Argentina y Brasil para consensuar proyectos políticos regionales comunes. La Unasur, el Banco del Sur, las obras públicas del Sur y la cultura del Sur, no sólo remiten a los héroes de la independencia sino que tienen sus antecedentes centrales en los años de la Segunda Guerra Mundial y en la década posterior al fin de ese conflicto armado. Fue la época histórica de la participación en el Movimiento de Países No Alineados, del multilateralismo, del fortalecimiento del comercio con destinos no tradicionales y la promoción de exportaciones de origen industrial que se convirtieron en algunos de los ejes centrales de las políticas auspiciadas desde el régimen popular por el general Perón. Para esto, Perón no sólo alentó la participación y la movilización de los trabajadores sino que también abrió las puertas a lo que pretendía ser el rearmado de una burguesía con ambiciones de convertirse en una burguesía nacional. Por eso, todos los esfuerzos de las dictaduras cívico-militares desde 1955 en adelante tuvieron el propósito de borrar de la memoria histórica esa Tercera Posición y mostrar sumisión a los mandatos del Departamento de Estado de los Estados Unidos. La Tercera Posición es además una política constitutiva del peronismo en tanto que como movimiento inclusivo, democrático, profundamente popular y soberano, convoca y compromete a todos los trabajadores en el destino de grandeza de nuestros pueblos.
La Tercera Posición significó que la política exterior de Argentina se construía desde lo más pequeño a lo más grande, evitando por ejemplo los desbordes verborrágicos, aprendió a unir fuerzas y encontrar interlocutores hasta lograr recuperar sus luchas por conquistar la soberanía. Hoy, más allá de la dignidad y la soberanía recuperada, puede afirmarse que Argentina conquistó un nuevo lugar en el mundo como fruto de su proyecto nacional y popular íntimamente ligado a la mejor herencia del peronismo. Un proyecto nacional y popular que durante la crisis actual nos encuentra con una deuda saneada, con crecimiento económico y con robustez fiscal. Argentina hoy está muy bien posicionada. El país tuvo una posición clara en el G-20 y la mantiene como política de Estado: un modelo que se basa en el trabajo, de combatir los paraísos fiscales, de pedir la regulación del sistema financiero global y de afirmar la necesidad de que sea el sector público el que sostenga el crecimiento a través de diversos estímulos fiscales. Además, la Argentina hoy preside el foro G-77 mientras una cantidad no despreciable de países nos miran como ejemplo, es decir, como un país que enfrentó una crisis terminal, que salió de ella y que en el camino reestructuró su deuda, saneó sus cuentas e incluyó a los trabajadores tanto política, económica como culturalmente en el nuevo modelo popular.
Uno de los aportes más valiosos que la historia argentina le reconocerá al régimen político nacional, soberano y popular vigente y conducido por Cristina Fernández, es la restauración de la esperanza y la construcción del porvenir en un contexto de fuerte soberanía económica e independencia política para aplicar las medidas que el gobierno estime conveniente para el desarrollo- más sano y equilibrado- del país. Y en eso tiene mucho que ver la Tercera Posición como postura ideológica que reivindica la integración e independencia de nuestros pueblos. A partir de esas posiciones políticas y de las medidas económicas aplicadas desde el 2003 en adelante, hoy existe una certeza de bienestar general entre los trabajadores. Sin embargo, al mismo tiempo, existe un valor tan o más importante relacionado con la convicción de que nuestros hijos, las generaciones futuras, vivirán en un país mucho mejor que el que nos tocó vivir a nosotros. Un país con menos desempleo, con índices muy bajos de exclusión y de marginación, teniendo en cuenta que hace solo ocho años la ecuación era exactamente al revés. La única solución a la crisis y a la mejoría general de la situación precedente estaba en Ezeiza. Pero, ¿porqué volver siempre a lo mismo? La respuesta se simple: porque las ideas de los sectores neoliberales dominantes, sus políticas de desregulación de la economía, de la convertibilidad o de las privatizaciones de empresas, conjuntamente con la postura de enfriar la economía, son ideas que aún persisten entre los sectores de la oposición política que representan factores de poder altamente reaccionarios, conservadores y enquilosados en las estructuras del régimen político argentino. Cueste creerlo o no, todas esas ideas que alguna vez nos quebraron la vida y el futuro en los tiempos del neoliberalismo aún habitan entre nosotros, tienen nombre, tienen apellidos, intereses, usinas ideológicas, económicas y mediáticas.
Es necesario comprender que la degradación social del país fue directa consecuencia de las políticas implementadas por el neoliberalismo que aún hoy siguen defendiendo los grupos opositores que en realidad no es que no tengan un proyecto político, de hecho sí lo tienen, y ese proyecto es el de los neoliberales. El mismo que nos llevó a un descalabro en todos los sentidos. Mientras que, por el contrario, la recuperación y reivindicación de la política como herramienta de transformaciones, la inclusión social y la nueva lógica económica del régimen en favor del bien común, responden a las políticas implementadas desde los gobiernos de Néstor y Cristina de Kirchner. En otras palabras, el hecho de que aún hoy amplios sectores de la población reivindiquen un modelo de país que históricamente fracasó, significa que es necesario dar con todo la batalla cultural para dejar atrás los dogmas de los sectores y grupos más conservadores. Desde esa postura política se entiende y tiene sentido volver a las fuentes, reivindicar las ideas y los conceptos que hacen a la construcción de una lógica alternativa, democrática y popular. En ese sentido, la Tercera Posición es un ejemplo paradigmático al respecto.

Referencias bibliográficas:

Anguita, Eduardo: “La tercera posición ante la crisis global” Publicado en Miradas al Sur de la edición del 11 de septiembre del 2011.
Verduga, Damián: “El país y su rol en el mundo” Publicado en Miradas al Sur de la edición del 11 de septiembre del 2011.
Laudorio, Mara: “El mercado es una opción; pero no una necesidad” Publicado en Miradas al Sur de la edición del 11 de septiembre del 2011.
Giles, Jorge: “Cristina y la construcción del porvenir”. Publicado en Miradas al Sur de la edición del 11 de septiembre del 2011.

Autor: Alfredo A. Repetto Saieg.

Tomada dijo que las diferencias en el G 20 residen en como enfrentar el desempleo.

El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, reconoció que si bien el bloque G20 está "preocupado" por la crisis internacional y su impacto en el mercado laboral, existen diferencias entre los país que lo componen en cuanto a la prioridad que se le da a la recuperación mediante políticas de empleo.

En comunicación con radios porteñas, desde París, el ministro Tomada subrayó que existe una “fuerte preocupación por lo que está pasando con el empleo en el mundo”.
“Es un momento donde las turbulencias que sufren los escenarios económicos preocupa prioritariamente por su impacto en el trabajo”, apuntó Tomada, quien de todas formas advirtió: “Hay diferencias en relación a la prioridad que hay que darle este tema y cuáles son las formas de resolverlo”.
Explicó que entre los ministros del G20 hay dos posiciones: “Están quienes le dan absoluta prioridad a mantener la demanda agregada a partir del trabajo y la protección social; pero también están quienes colocan esto en un plano más secundario”.
Como ejemplo, citó el caso de Francia: “el presidente (Nicolas) Sarkozy sostuvo una actitud proactiva llamando a una regulación social, la necesidad de que haya una mayor presencia de las políticas a favor del empleo. Ahí la Argentina pudo mostrar la Asignación Universal por Hijo, los programas de defensa del empleo”.

Somavía, la voz de la OIT

El secretario General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavía, subrayó que “estamos en una situación inédita y es que el mundo emergente ha salido más rápido de la crisis que el mundo desarrollado”.
En esa línea, Somavía consideró: “Si uno mira América latina se da cuenta de que, efectivamente, hay una conjunción en muchos países de llevar adelante políticas sociales más intensas, que con las crisis se aumentó la protección social y se generó empleo más rápidamente”.
“En el mundo desarrollado, por el contrario –sostuvo el secretario de la OIT-, no logran encontrar el camino. Eso va a llevar a un mayor desempleo pero va a afectar a América latina en el futuro, también”.
Al intentar hacer un resumen de lo que se trata en estas reuniones del bloque, dijo el funcionario que “hemos estado planteando desde la OIT que hay países donde la consolidación fiscal puede ser necesaria por la deuda, pero debe ser algo socialmente responsable con prioridad por los más desposeídos, manteniendo sistemas de seguridad social básicos”.
“Se le está dando prioridad a la consolidación fiscal cuando todo buen economista me va a decir que la mejor respuesta para reducir gasto público es generar empleo. Porque esto genera ingresos, reactiva a la economía, le permite al Estado recibir más impuestos”, apuntó también.
Explicó Somavía que, en general, los ministros del G20 comprenden que es “indispensable” mantener un equilibro entre políticas fiscales y generación de empleo. Aunque también advirtió que la desigualdad es una tendencia que se ve tanto en Latinoamérica como en otros lugares del mundo.

Fuente: Agencia Federal de Noticias de la edición del 27 de septiembre del 2011.

El kirchnerismo logró arrebatarle a la UCR la gobernación de Río Negro.

El candidato del FPV, Carlos Soria, se impuso frente a su rival de la Concertación para el Desarrollo, César Barbeito, también cercano a la Casa Rosada, por cerca de 20 puntos. Fue la última elección antes de las presidenciales. 

Río Negro tendrá un gobernador peronista. Carlos Soria, el candidato del Frente para la Victoria (FPV), obtenía anoche un contundente triunfo con cerca de 20 puntos de diferencia que le servía para quedarse con el sillón de Viedma y desbancar 28 años consecutivos de gobiernos radicales. Si bien desde el búnker de Soria se festejaba desde tempranas horas con funcionarios, empresarios, dirigentes y militantes que colmaron un viejo edificio, símbolo de la General Roca pujante de los ’70, al cierre de esta edición miles de roquenses se amuchaban en la principal calle de la ciudad para festejar. “A la comunidad le pido que me ayude a gobernar. Este triunfo es la ratificación del rumbo de acompañamiento del gobierno nacional”, dijo rodeado de militantes. Poco después, recibió la felicitación telefónica de la presidenta Cristina Fernández. Con el 64,63% de las mesas escrutadas en toda la provincia, el actual intendente de General Roca alcanzaba el 51,74% del total de los votos. Con este resultado, los candidatos del FPV para ocupar una de las 46 bancas legislativas en juego alcanzaban la mayoría del cuerpo con 31 diputados. 
El candidato del oficialismo provincial, César Barbeito, quien encabezaba la Concertación para el Desarrollo junto a Julio Arriaga, reconoció la derrota y se limitó a decir que la tendencia era “irreversible”. El actual ministro de Educación no pudo arrebatarle a su oponente ninguna de las principales ciudades en pugna. Cerca de la medianoche, obtenía el 33,71% de los votos. 
En tanto, el gobernador Miguel Saiz también reconoció la derrota y felicitó a Soria por haber realizado “una muy buena elección”. “Quiero felicitar a (Carlos) Soria y (Alberto) Weretilneck y expresar mi deseo por seguir teniendo una provincia con paz social”, sintetizó Saiz, quien finaliza su segundo mandato.
En un lejano tercer lugar se ubicaba la candidata de la Coalición Cívica ARI, Magdalena Odarda, quien obtenía anoche el 5,42% de los sufragios. En tanto las principales ciudades en las que se elegían intendentes fueron triunfos del FPV, no así en la capital provincial (Viedma), donde el jefe comunal Carlos Ferreira retenía la conducción municipal. 
Soria ganó en casi toda la geografía provincial que se extiende desde la Costa hasta la Cordillera. Repitió triunfos en Roca (más del 53%), Cipolletti –donde su compañero de fórmula es intendente-, Viedma y en Bariloche, donde se esperaba una elección más reñida, ya que tendrá comicios municipales el próximo fin de semana. Los cálculos oficiales confirmados por la Justicia Electoral rionegrina estimaron los índices de votación en toda la provincia en un 76% del total de los 439.403 ciudadanos habilitados para sufragar. Este porcentaje fue inferior al más del 80% que se registró en la última cita electoral convocada por las primarias. Las celebraciones comenzaron temprano pero con el correr de las horas los militantes y dirigentes de los barrios de la ciudad comenzaron a colmar la calle Tucumán al 800 para vivar el triunfo de Soria. Uno de los primeros dirigentes en llegar a saludar al intendente roquense fue el jefe del bloque de senadores del kirchnerismo, Miguel Ángel Pichetto, quien votó temprano en su Sierra Grande natal para arribar pasadas las 20 al céntrico búnker de Soria. Pasadas las 23, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, se sumó a los festejos. 
En tanto, en Bariloche unas 400 personas festejaron el triunfo del FPV en el Centro Cívico sumando expectativas a los comicios comunales que se harán el próximo domingo.
Soria resulta ser el quinto mandatario provincial de Río Negro tras el retorno democrático en 1983, y el primero de signo peronista, algo que él mismo no consiguió en 2003 cuando cayó ante Saiz por poco más de 5000 votos. También es el tercer roquense en ocupar la gobernación, junto a Saiz y Pablo Verani. 
El triunfador apuesta a una transición ordenada, en busca de equilibrar el gasto público y sanear la deuda provincial que pone a Río Negro como el segundo territorio más endeudado del país. Los comicios comenzaron con algunas demoras por retrasos en la constitución de las mesas y por el faltante, en algunas urnas, de boletas del partido Unidos por Río Negro, colectora del oficialismo provincial.
Luego llegó una denuncia del FPV sobre la aparición de boletas falsas que derivó en una catarata de cruces y acusaciones.El FPV denunció ante la Justicia Electoral la existencia en cuartos oscuros de boletas que en vez de tener el número de su lista (409) llevaban otro similar (499) que inducían al engaño de los votantes. Las autoridades judiciales aseguraron la validez de los sufragios. Al menos dos personas fueron demoradas por entregar boletas adulteradas. El FPV también denunció una balacera contra un local en el barrio Las Angustias registrada en la madrugada del domingo.

Fuente: Aringoli, Federico. Publicado en Tiempo Argentino de la edición del 26 de septiembre del 2011.