viernes, 11 de noviembre de 2011

Confluencia realizó un plenario.

Los asistentes evaluaron el nuevo escenario político y debatieron sobre los pasos a seguir por la agrupación.

El amplio respaldo a la figura de Cristina Fernández de Kirchner en las recientes elecciones y el nuevo escenario político planteado a un mes de su reasunción, entre otros temas, fueron analizados el sábado 5 de noviembre en el transcurso de un plenario de la agrupación Confluencia de Militantes Peronistas.
El encuentro, que contó con la asistencia de militantes de diferentes comunas porteñas, tuvo lugar en las instalaciones de La Flor del Romaní, ubicadas en Repetto 848.
El referente de Confluencia, Augusto “Tito” Ypas, presentó un informe de la situación, donde evaluó el rol que la agrupación cumplió en los dos procesos electorales que se desarrollaron a lo largo de 2011, ya sea en la fiscalización, participación en actos, y difusión de las propuestas en mesas callejeras.
Por espacio de tres horas, los asistentes debatieron sobre los pasos a seguir en el futuro inmediato, tanto en el ámbito nacional como en el de la Ciudad de Buenos Aires, donde el peronismo debe reorganizarse para volver a ser opción de gobierno.

Autor: José Yappor.





Fotos enviadas por el compañero José Yappor.

La política, la conducción y la gestión popular.

Algunas características del relato político- cultural del kirchnerismo como origen del triunfo del 23 de octubre. 

Las recientes votaciones en el país mostraron algo de lo que todavía poco se habla en la cultura política argentina: fueron los trabajadores los que esta vez (como tantas otras veces desde el 2003 a la fecha) acompañaron un discurso político de la Presidente que además de ser profundamente vívido y emocional combina de esa manera algunos dolores que brotan en el momento menos pensado y alegrías que surgen desde el fondo del alma y de nuestras conciencias. Ese discurso de la Presidente- así bien existencial, emocional y político en sus aspectos éticos y estratégicos- es fundamental porque le da racionalidad y defiende los sentidos simbólicos que se asocian a la gestión del gobierno popular. La cuestión en el aspecto del discurso, del sentido y de la cultura política de transformación inaugurada en el 2003 y defendida por la Presidente, nos desafía entonces a ubicarnos en el complejo campo de análisis donde se entrecruzan los discursos y se dirimen los significados de la gestión pública, de cada una de sus políticas que a partir de ahí- en la medida en que el gobierno lleva la delantera en la batalla cultural e ideológica- donde el kirchnerismo logra ciertas ventajas y avances que le permiten construir un triunfo que trasciende la coyuntura y le permite revitalizar constantemente las decisiones tomadas. Entonces, lo que hoy tenemos, y que los trabajadores logran percibir, es una construcción política que trasciende la gestión en la medida en que logra reivindicar los intereses de los trabajadores apoyado en la cultura popular y en la incorporación política y social de amplios sectores anteriormente excluidos, marginados y vilipendiados en su dignidad. El rol del sector público, la defensa de los derechos humanos, las nuevas posiciones ideológicas y estratégicas respecto a los intereses de las corporaciones y la no represión de la protesta social, al igual que la distribución de la riqueza, son todos temas centrales que alimentan una gestión democrática y bien popular donde están en juego muchos valores, ciertas actitudes y opiniones. 
En gran medida el llevar la delantera en estos aspectos culturales y de la gestión democrática y más justa protagonizada por los trabajadores bajo la conducción y el liderazgo político de Cristina, nos conduce a esas grandes victorias porque hoy la política, la acción política de los trabajadores, vuelve a ser protagonista, herramienta e instrumento de gestión pública en favor del bien común. Esa batalla, la acción política como medio de transformación de la realidad ya está entre todos nosotros. Por eso en la actualidad el régimen político argentino, que es democrático, popular e inclusivo, ese régimen que conocemos como modelo K (haciendo referencia a las condiciones concretas y particularidades del país) tiene mucha más visibilidad. Incluso se metió en el interior profundo de la provincia de Buenos Aires donde el Frente Para la Victoria también fue mayoría. Todo esto apunta a la batalla cultural pero también a la comunicación y gestión propia del gobierno. A diferencia de la otra gestión de la cosa pública, la de los neoliberales que desde siempre insisten solo en criterios de eficiencia y de eficacia bajo los parámetros de la empresa e intereses privados, en la actual gestión de la agenda pública por parte del gobierno y de los actores políticos y sociales que lo sostienen, existe un fuerte patrimonio de valores que son compartidos. La intervención del sector público sobre la economía para mejorar la vida y las condiciones de trabajo (que es una meta histórica del peronismo), las nuevas posiciones estratégicas asumidas en relación a Latinoamérica, a expensas incluso de los intereses de los países centrales, las medidas de inclusión social y política, de soberanía e independencia, nos hablan de la construcción de una identidad mucho más democrática, justa y equilibrada en términos sociales y políticos. La reivindicación del sector público como interventor válido en la economía nacional, en la definición de sus factores y variables (como por ejemplo el tipo de cambio, el origen de las inversiones, del ahorro interno, la defensa de la industria nacional como mejor política de generación de empleo y éste a su vez como mejor medida de inclusión social, entre otros tantos factores que hacen al régimen) y la búsqueda de la igualdad de oportunidades para todos- que además es parte central del peronismo en tanto movimiento popular- son lo que nos explica el gran triunfo cultural e ideológico del gobierno que se expresara en la elección del 23 de octubre. 
Es importante también poner el acento en los desaciertos políticos y estratégicos (de toda índole) de los sectores opositores. Es decir, mientras algunos candidatos, e incluso líderes políticos históricos, hacían hincapié en la falta de libertad de los trabajadores, en la falta de pluralidad en los medios de comunicación o en la inseguridad, los trabajadores veían que esto no era así porque en realidad se sienten libres, reivindican y ejercen esa libertad donde además se incluye la propia libertad de expresión, y finalmente se sienten más o menos seguros. En ese contexto, hoy los trabajadores de esta nueva Argentina que continuamente está pariendo otras formas y maneras populares y democráticas de gestión, se dan cuenta que existe mucha más inclusión, notan que hay más igualdad y, por ende, mucha más libertad e igualdad de oportunidades. Además, los partidos de la oposición, de la mano de una crisis de representatividad que aún hoy no logran resolver y que viene desde los '90, carecen en realidad de una identidad que les de consistencia y credibilidad a la hora de intentar posicionarse como alternativa de poder. Binner, que efectivamente creció desde las elecciones primarias, cultiva un tipo de oposición más optimista sobre el presente, mucho más racional y menos fundamentalista que sintonizó un poco mejor con la realidad vivida por los argentinos. Sin embargo, ¿Binner habrá leído en alguna oportunidad un manual sobre los ideales y principios del socialismo en la medida en que despojado de todas sus basuras se convierte en sostén y parte del movimiento de los trabajadores, de sus sueños y frustraciones? 
Para mal de los grupos opositores son cada vez menos los trabajadores argentinos que se olvidan del país en el que viven y fundamentalmente en el que vivían hasta antes del modelo nacional y popular en curso. A pesar de ello, recién en los últimos meses empezó un diálogo más o menos respetuoso por parte de las dirigencias empresariales, tanto la de los sectores industriales como las agropecuarias, hacia el gobierno de Cristina. Recién en estos días los directivos del Grupo Techint empezaron a mostrar una actitud más lógica hacia los directores públicos por las acciones de la Anses en las empresas de Techint. Es que los intereses en juego son muy importantes. Son intereses y posicionamientos políticos, culturales e ideológicos que hacen a la definición de un nuevo país, de otras directivas políticas que sustente el bien común de las mayorías. De hecho, la nueva Argentina en curso nos desafía a pensar y definir que entendemos por el propio bien común, el que es de las mayorías. Nos desafía a definirnos en términos estratégicos, de qué lado estamos. Por lo mismo, todavía la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, no tuvo los votos para confirmarla al frente de la entidad. Eso porque desde la rebelión de Redrado la oposición se había descubierto, de un momento para el otro y casi por generación espontánea, como redradista. Sin embargo, a pesar de todo, del falso relato de los opositores y de sus medios masivos de comunicación, a pesar de tanto cartel y de tanta nota insidiosa, el ex Chicago Boy (esos tecnócratas que hicieron de las suyas con la imposición en su momento del régimen neoliberal) se quedó fuera y no llegará al Congreso. Lo decidieron los trabajadores y eso es muy bueno porque Argentina no es un país fácil. 
Si urgamos en la historia argentina vemos que éste es un país donde la mayor parte de los trabajadores organizados en sindicatos u organizaciones políticas, sociales, de base o vecinales que en general son representativas de los sectores y grupos populares fueron violentamente reprimidos luego de la experiencia que significó en términos de inclusión, de democracia y de participación, los gobiernos de Perón luego de la Segunda Guerra Mundial. En esas circunstancias el país fue literalmente destruido- tanto en sus perfiles industriales como financieros- por los sectores de poder más concentrados y reaccionarios que responden a intereses fuertemente contradictorios respecto a la soberanía nacional y popular. Lo que perciben hoy los trabajadores es que precisamente la gestión del gobierno busca recuperar ese otro país, el de la inclusión, el de los derechos laborales y garantías constitucionales, el de la defensa de la producción nacional, el de la ciencia, de la tecnología y de la economía productiva en general, y todo eso en el marco de un importante proceso colectivo, racional y emocional. Las elecciones del 23 de octubre es una clara demostración de que los trabajadores no solo perciben sino que además valoran y apoyan ese esfuerzo de la acción política como praxis de cambios y de transformación. Con aportes de la dirigencia, con el liderazgo de Cristina pero necesariamente con un diálogo con los propios trabajadores a través de las organizaciones que los representan, inclusive de una manera directa a través de actos y manifestaciones, son muchos los trabajadores que ya no descreen de la política, de los dirigentes y sobre todo de los intereses públicos. Son muchos los trabajadores que así desde ahora se involucran y participan lo que redunda en beneficio para todos. En ese cotexto de fuerte participación y de movilización se avanza en todos los temas, incluso en las cuestiones relativas a los intereses de los grupos y sectores económicos (los más conservadores) que son parte del régimen y que no están dispuestos a ceder sus privilegios. En estos temas se avanza de a poco, pero se avanza. Lo que debe tenerse presente es que el camino de Argentina no requiere en este momento de la atracción particular de inversiones externas. Las escalas de la economía y las ventajas comparativas requieren más de la movilización de los recursos propios hacia la industria y sobre todo hacia esos sectores que tienen un fuerte perfil tecnológico. 
Finalmente, es central aclarar que fue Mayo del 2010 la fecha bisagra a partir de la cual la figura de la Presidente fue creciendo con mucho mayor naturalidad, con mucho más apertura, más cercanía y con niveles de empatía social que pulverizaron el mito que nos habla continuamente de una supuesta y nunca demostrada imposición y soberbia kirchnerista. De hecho, hoy nos encontramos frente a un liderazgo que a lo largo del tiempo fue ejercido con cada vez más naturalidad, con más alegría y con una vitalidad devenida de la propia iniciativa política del gobierno que siempre fue uno, varios pasos más adelante que los sectores opositores. Una acción política que significó poder seguir haciendo y trabajando en beneficio de la reconstrucción del país. El relato kichnerista, al igual que el ya consolidado liderazgo y conducción de Cristina, no surgen de una imposición ni mucho menos de la soberbia sino que nace de la gestión democrática y popular del gobierno donde son los trabajadores quienes ahora tienen el poder real de decisión sobre la mayor parte de los problemas que los aquejan. Es una construcción colectiva nacida de una retroalimentación entre el discurso, las realizaciones cruciales de dos ciclos de gobierno y las percepciones, movilizaciones y expresiones nacidas desde los trabajadores. El relato kirchnerista no es un cuento ni un mito al modo de las fábulas de los neoliberales sino que en primer lugar es gestión y es implementación de políticas de carácter inclusivas. Es gestión porque es precisamente ahí, es decir, en la implementación de esas políticas, donde se juega el poder. Desde este punto de vista, la política está en los medios y no en los fines. Por ejemplo, cuando uno habla de fines, de objetivos o de metas de la acción política redentora o no, estamos siendo tan genéricos que incluso podemos intentar suprimir el conflicto de intereses entre los sujetos y actores sociales. Uno puede jugar con frases que en realidad no dicen nada pero ahí no estamos haciendo política. Política se hace cuando estamos en el tema de los medios para intentar conseguir determinados fines, cuando discutimos la instrumentación de las políticas porque es ahí donde finalmente aparecen los intereses de cada cual. La gestión democrática de la agenda pública entonces significa no solo plantearnos los grandes objetivos y metas a conquistar, los diseños o los proyectos nacionales, los planes, sino que también y al mismo tiempo implica involucramos con el cómo, en los medios para tal fin. En ese sentido, la gestión de la Presidente ha sido más que admirable. 

Referencias bibliográficas: 

Anguita, Eduardo: “El pulso de la semana: El mundo que nos espera a los argentinos” Publicado en Miradas al sur de la edición del 30 de octubre del 2011. 
Bencivengo, Gabriel y Pérez Graciela: “Un viaje por el corazón y la cabeza de los votantes kirchneristas” Publicado en Miradas al sur de la edición del 30 de octubre del 2011. 
Blaustein, Eduardo: “Del bailecito del Bicentenario a los festejos danzantes en la Plaza” Publicado en Miradas al sur de la edición del 30 de octubre del 2011. 
“El rol de la universidad en la formación de dirigentes políticos” Publicado en Miradas al sur de la edición del 30 de octubre del 2011. 

Autor: Alfredo A. Repetto Saieg.

Subsidios: una reorientación que busca una mayor equidad social.

El Presupuesto 2012 prevé transferencias por unos 75 millones de pesos. Aquí, la opinión de tres especialistas.

La decisión del Gobierno Nacional de quitarles la totalidad de las subvenciones a los servicios de agua y energía con las que hasta ahora se beneficiaron las empresas mineras, petroleras, de telefonía móvil, compañías de seguro y casinos instaló en la agenda la necesidad de reorientar la política de subsidios. Los recursos transferidos entre 2003 y 2010 –especialmente en energía y transporte– se incrementaron en un 725 por ciento, lo que derivó en una sensible merma del superávit fiscal. Este aspecto es permanentemente señalado por la ortodoxia económica para demonizar el costo fiscal, pero sin advertir los beneficios sociales y productivos que el esquema generó durante el período.
La medida oficial de crear un Grupo de Trabajo entre los ministerios de Economía y Planificación tiene como objetivo principal avanzar en la reducción de subsidios hacia aquellas empresas que tienen una alta rentabilidad y, por lo tanto, no justifica una subvención estatal. En una segunda etapa, es posible que también se reduzcan las transferencias hacia aquellos hogares de altos ingresos que hoy reciben tarifas de luz y gas a precios bajísimos. De esta manera, la intención del Gobierno es focalizar los subsidios en los sectores productivos menos competitivos y en los sectores residenciales de bajos ingresos.
“La política de subsidios fue un elemento central del patrón de crecimiento con mucha intensidad a partir de 2006 y 2007, que necesariamente hay que profundizar logrando una mejor focalización”, sostiene Nicolás Arceo, del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra). De todas maneras, Arco resalta el valor que tuvieron los subsidios en el marco de la recuperación económica alcanzada en estos años. “Sacando a sectores residenciales, si uno considera al conjunto del sector industrial en la Argentina, fue una política de transferencia de ingresos significativa. Uno lo que puede evaluar ahora es que había sectores que no lo necesitaban. Eso es cierto. Pero de todas formas determinó un nivel de competitividad más elevado del que hubiera prevalecido sin ese nivel de subsidios”, completa.
Ramiro Castiñeira, de Econométrica, entiende que “hay mucho dinero superfluo para ir achicando los subsidios”. Incluso cree que hay más empresas a las que se les pueden retirar drásticamente los subsidios como hizo esta semana el Gobierno. “Hay muchas que registran una alta rentabilidad y que están siendo beneficiadas con tarifas que tienen un carácter social. Eso realmente es un contrasentido. Por eso me parece correcto que se haya convocado a la Sindicatura General de la Nación para que analice las estructuras de costos de las empresas y evalúe cuáles tienen que dejar de recibir un beneficio que en realidad no les corresponde”, afirma.
“Al Gobierno se le plantean dos desafíos: no aumentar los costos de producción y que no haya una transferencia a los precios”, considera Marcos Rebasa, especialista en Servicios Públicos y titular de la cátedra Régimen Jurídico de las energías renovables de la Facultad de Derecho de la UBA. “En el caso de los sectores industriales o de los usuarios se puede hacer en forma paulatina y progresiva. De esa manera no se afecta al bolsillo del usuario o a los costos del productor que después lo termina trasladando a los precios, y no se favorece a la inflación porque al ser paulatino y progresivo, el efecto es a mediano y largo plazo”, añade.
En contraposición a lo que algunos sectores mediáticos trataron de instalar en estos días, los consultados no creen que el recorte necesariamente genere una caída del consumo o de la actividad económica. “Si únicamente dejan de recibir el subsidio los sectores más privilegiados de la sociedad, el efecto que genera no es una reducción en sus niveles de consumo sino en su capacidad de ahorro”, asegura Castiñeira. “Hay que tener en cuenta que el costo de los servicios tiene una injerencia mucho mayor en los sectores populares que en los sectores medios y altos, con lo cual el efecto sobre la capacidad de los sectores medios y altos es bastante reducido”, completa Arceo.

Métodos y herramientas. 

Para el Presupuesto 2012, los subsidios se estiman en 75.000 millones de pesos, de los cuales el 54 por ciento se destina a energía y el 28 por ciento a transporte. A la hora de analizar una reducción de estas transferencias, Arco y Castiñeira coinciden en que lo último que se debe tocar son las que se vuelcan al transporte público. “La estructura de subsidios no es sólo una transferencia de ingresos a los sectores altos, es para el conjunto de la población. Un caso paradigmático es el de transporte, cuyo subsidio es significativo y afecta al conjunto de los trabajadores de nuestro país. Por lo tanto, es mentira que los subsidios no mejoran el salario real de los trabajadores”, señala Arceo. Su colega de Ecométrica entiende que “el transporte beneficia claramente a los más pobres”. “Esto no quita que sea necesario llevar adelante un nuevo equilibrio. Me parece que hay margen para reacomodar precios de tarifas, aun sabiendo que pueden coexistir con los subsidios. El tema es encontrar un equilibrio que hoy no hay”, completa.
En este sentido, Castiñeira entiende que el Gobierno cuenta con dos herramientas muy útiles para mejorar la eficiencia de los subsidios: la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la tarjeta de transporte Sube. “La AUH habilita un mapa de la pobreza que es sumamente importante en cuanto a cómo focalizar eficientemente los subsidios. Combinando los datos que provee la AUH se pueden hacer cosas muy interesantes con la tarjeta Sube. Por ejemplo, a aquellas familias que reciben la AUH se les puede otorgar la Sube con el valor monetario de tres pasajes diarios, que es lo que suele gastar aquel que vive en el conurbano y se traslada para trabajar en la Capital. De esa manera, se está cubriendo a los hijos para que se puedan alimentar y estudiar, pero también al padre para que pueda ir a trabajar”, asegura.
Justamente uno de los objetivos que se buscó desde la Secretaría de Transporte con la implementación de la tarjeta Sube es que en el futuro no se subsidie a las empresas sino a los usuarios. Actualmente las transferencias a las empresas de transporte público se realizan mediante la declaración jurada que éstas presentan, lo que genera en muchas ocasiones que se reciban subsidios por servicios no realizados. De ser directamente los pasajeros los beneficiados, desde la Secretaría estiman que no sólo se mejoraría la eficiencia del subsidio, sino que además le generaría al Estado un ahorro de 2.000 millones de pesos anuales.

Energía. La necesidad de buscar fuentes alternativas 

Mantener la oferta energética le cuesta al Estado un enorme esfuerzo fiscal. La combinación del crecimiento económico y la caída de la producción de gas llevó a que el país perdiera el superávit energético. En los primeros nueve meses del corriente año, se importó energía por más de 7.000 millones de dólares.
Para Marcos Rebasa, hay una combinación de causas que explican el fenómeno. “Por un lado, los grandes yacimientos de gas, como Loma La Lata, fueron perdiendo su abundancia y no fueron reemplazados por nuevos descubrimientos. Después de las privatizaciones nadie invirtió en exploración. Al no haber nuevos yacimientos y habiéndose agotado los existentes, cae la producción Por otro lado, cuando comenzó a producirse este agotamiento, algunas productoras de gas no pusieron el mayor esfuerzo en la explotación, porque los precios no eran los que ellos pretendían”, sostiene.
Para revertir esta situación, Rebasa cree que hacen faltas políticas públicas de largo alcance. “Como las empresas privadas argentinas han demostrado que no tienen mayor interés en hacer el esfuerzo necesario para evitar la importación, creo que es necesario crear una empresa nacional, con capitales mayoritarios estatales y con participación de privados. Tal como funciona Petrobras. Eso dispara a los privados a hacer la gran inversión que se necesita para la explotación del shale gas en Neuquén, que es lo que nos puede salvar de dejar de importar gas”, dice Rebasa.
Con una matriz energética que depende en un 90 por ciento de los hidrocarburos, Rebasa entiende que también es necesario fomentar la promoción de fuentes alternativas. “Existen actualmente planes que incentivan la generación de energías renovables, como la eólica, pero por ahora no se da de la manera que permita reemplazar a los otros tipos de energías”, remata.

Fuente: Por Pablo Galand. Publicado en Miradas al Sur de la edición del 6 de noviembre del 2011.

Noticias internacionales.

El retorno del oro venezolano.

Chávez se blinda ante la crisis global.

Como si se tratara de un viaje imaginario en el tiempo y el espacio, 500 años después de la conquista y saqueo de metales de América, una carga gigantesca de 190 toneladas de oro puro viajará miles de kilómetros, pero en sentido inverso, desde las metrópolis hasta Caracas.
Esta fue la decisión del gobierno bolivariano al decretar la repatriación de sus reservas externas de oro y nacionalizar la exploración y producción aurífera del selvático sur venezolano. Allí se encuentra una de las veinte vetas geológicas de oro más importante de este planeta, apretujado con minerales no metálicos de alto valor estratégico como el coltán, el coalín, los silicatos, los carbonatos, litio, además de los tradicionales diamante, hierro y bauxita guayaneses.
El 17 de agosto de este año el presidente Hugo Chávez sorprendió al circuito financiero mundial y a las oficinas de geopolítica, con el anuncio de que las 365 toneladas de oro que Venezuela guarda en bancos de cuatro Estados-potencia volverían a la bóveda del Banco Central de Venezuela, a cuadra y media de Miraflores. Desde los refugios bancarios en New York, Otawa, Zurich y Londres, aviones precintados de alta seguridad trasladarán a Caracas 17.000 lingotes de oro de 400 onzas. Alrededor de cuarenta vuelos simultáneos sumarán decenas de miles de kilómetros de recorrido, en uno de los cargamentos de oro más caros, sensitivos y espectaculares de la historia de este metal embrujado. Hernán Cortez y Francisco Pizarro quedarían boquiabiertos ante tamaña travesía. Sólo que esta vez el oro viajará en sentido contrario, como si estuviera de regreso.
Esta medida repentina le sirve al Estado bolivariano para evitarse dos peligros anunciados. El primero es que no embarguen esa masa valiosa de reservas internacionales, calculada en más de 17.900 millones de dólares, después del incremento de 35% del último año, según la cotización de London Gold Fixing. El 63% de los 29.000 millones de dólares de reservas externas del país, es oro puro sacado de las entrañas del Callao. El Estado venezolano es el primer tenedor de oro del continente y el Nº 15 en el mundo.
El segundo riesgo se anuncia en la crisis capitalista global que fragiliza economías estrechamente atadas a deudas externas, como Grecia, o al precio de materias primas, como la venezolana que depende del petróleo en más del 80%. La precaución gubernamental de calcular el Presupuesto 2011-2012 en 46 dólares el barril, casi a la mitad del precio actual, no es suficiente para capear el riesgo recesivo mundial. Más aún cuando Miraflores anunció en octubre que el gasto social será aumentado en 46% el próximo año. Para blindarse y financiarse con muchas reservas, nada como el oro propio, en alza y en abundancia. Así lo recomienda un dato. Este metal seductor está actuando, de hecho, como la divisa selecta y el refugio financiero elegido ante el colapso de la zona Euro y la crisis del dólar.
Ambos peligros tienen nombre y apellido, Ciadi y Tea Party. Varias multinacionales mantienen juicios contra el Estado venezolano en el Centro Internacional de Arbitraje por 42.000 millones de dólares, de ellos casi 7.000 vencen en menos de dos años. Según el registro de la doctora Eva Golinger, desde junio de 2010 sólo el Tea Party ha promovido 11 iniciativas parlamentarias y judiciales contra los activos venezolanos en Estados Unidos. La quimioterapia de agosto no le impidió decir al líder bolivariano el 17 de ese mes, que “Vamos a nacionalizar el oro y vamos a convertirlo entre otras cosas en reservas internacionales porque el oro sigue incrementado su valor y no podemos permitir que se lo sigan llevando”.
Es que todavía hay más incitaciones. Desde el 2007, los traficantes de divisas y valores en oro hacen negocios crecientes con derivados sobre depósitos estatales de lingotes amarillos, desde bancos de Suiza, Alemania y Estados Unidos. “La inversión minorista en oro aumentó 121% en el tercer trimestre de 2008”, informa el Consejo Mundial del Oro.
China y Rusia, sexto y noveno tenedores de las reservas de oro mundial, asociados a Venezuela en la estrategia de la multipolaridad, desean refugiar el oro venezolano. De hecho, la principal inversora externa en las minas venezolanas es el ruso Grupo Andropov junto con la sudafricana Gold Fields.
La última razón para repatriar y estatizar el oro venezolano, quizá valga por la suma de las anteriores. Se llama congelamiento de activos de Libia, como antes de Irak, Afganistán, Irán.
¿Cuáles serán los nuevos Estados-potencia que resguarden su metal más preciado, después del petróleo? En ese punto y en el uso que le den a la producción y reservas del oro, estará la diferencia.

Fuente: Por Modesto Emilio Guerrero. Publicado en Miradas al Sur de la edición del 6 de noviembre del 2011.