viernes, 21 de enero de 2011

Noticias de la semana:



Entrevista con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada: “Es importante que las patronales repudien el trabajo esclavo”

El funcionario criticó a los parlamentarios opositores por frenar el tratamiento de la ley de trabajo rural. Se expresó a favor de la reelección de la presidenta y aseguró que la acompañará desde el lugar que ella decida. Criticó a Macri.
Carlos Tomada, uno de los ministros más antiguos del gabinete kirchnerista junto con Julio De Vido, recordó cuando en 2003 se negociaban “kilos de pan y carne” con los desocupados, al hacer un balance de su larga gestión al frente del Ministerio de Trabajo. En cambio, destacó que ahora se pelea por mejoras en las condiciones laborales. En diálogo con Tiempo Argentino denunció la violencia que enfrentan los empleados del ministerio cuando intentan realizar tareas de inspección en los establecimientos rurales, y criticó a los legisladores que traban la sanción de la ley de trabajo rural. “Todos los sectores interesados han hechos sus gestiones y presiones para que este Parlamento, dominado por la oposición, no avance”. También subrayó la responsabilidad de Mauricio Macri por la falta de inspección de los talleres textiles donde se registró trabajo esclavo en la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cómo califica la reunión con las entidades ruralistas?

La reunión fue muy clara en un sentido, y un tanto rara en otro. Clara porque fuimos a expresar y a pedir respuestas por parte de las cámaras patronales agrarias frente a esta mayor visibilización de estas formas de explotación de los trabajadores. No nos deja de llamar la atención la ausencia de definiciones concretas y de rechazo por parte de las cámaras. Es importante que las patronales expresen que el trabajo esclavo es un hecho repudiable, si no termina habiendo una suerte de aval donde muchos empresarios, respaldados por editoriales del diario La Nación, terminan creyendo que eso puede y debe ser así. Ante ese planteo no hubo una posición unívoca, ya que Eduardo Buzzi sí repudió, pero los otros buscaron evasiones, justificaciones. Lo único que faltaba decir era que, como el hecho no estaba probado en la justicia, no se podía hablar del tema. Nuestro segundo planteo fue la necesidad de un compromiso mayor, una actitud más proactiva de las cámaras para facilitar las inspecciones.

¿Cuál fue la propuesta que le hicieron a las patronales?

Los invitamos a participar de estas tareas que venimos realizando hace más de cuatro años. Eso sería una posibilidad de expresar claramente que esto no es el verdadero trabajo rural. El impacto en la opinión pública nos va a ayudar a exhibir una lacra que la Argentina siglo XXI no se merece y que ha sido producto de un desdén y un desprecio por el trabajo y el trabajador muy grande. Hemos tenido experiencias de mucha violencia cada vez que hemos hecho inspecciones en el sector rural. La presidenta lo dijo: no es ni necesaria, ni imprescindible, ni uniforme esta forma de explotación. Hay muchas empresas y establecimientos que son rentables y que tienen respeto por las normas laborales y las condiciones de trabajo en las tareas de cosecha.

¿La visibilización de estos hechos puede impulsar la sanción de la ley de trabajo rural?

Los tres proyectos de ley que están en el parlamento regulan colectivos con proporción muy alta de trabajo en negro, ilegal. Además de la ley de trabajo rural, está el de casas particulares y a domicilio, cuyo mejor ejemplo son los establecimientos donde se explota a trabajadores textiles. La competencia para la inspección de trabajo es de las provincias y la Ciudad. Planteamos la reforma para que haya mayor centralización, pero en el Senado las autonomías provinciales se opusieron. Y hoy en la Ciudad de Buenos Aires el responsable de la inspección de los talleres textiles es el gobierno. Y así florecen. Esperamos que la ley de trabajo rural empiece a ser tratada por los diputados. Todos los sectores interesados han hechos sus gestiones y presiones para que este parlamento dominado por la oposición no avance.

Usted es uno de los ministros más antiguos del gabinete. ¿Qué balance hace de estos años?

Estoy orgulloso de haber sido el ministro de Trabajo de un proyecto como el que se puso en marcha en mayo de 2003, de haber sido el ministro de trabajo de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, que pusieron el tema del trabajo y la calidad del empleo como un eje central de la gestión. Eso no ocurría en la Argentina desde hacía muchísimos años. Y yo he tenido la fortuna de estar en ese lugar. No puedo decir que estoy satisfecho porque no podemos bajar los brazos ni un día mientras siga habiendo desocupados, trabajo no registrado, lugares donde hay trabajo infantil. En 2003 la situación era dramática. Desde este ministerio se llegó a negociar kilos de pan y kilos de carne junto con planes sociales. Luego pasamos a la etapa de generación de empleo, y más tarde fue el turno de los salarios a través de la negociación con distintos colectivos. Y ahora es el tiempo de mejorar las condiciones laborales en todos aquellos lugares donde parece mentira que haya trabajadores que tienen menos derechos que otros, o que no puedan ejercerlos a la par de otros colectivos.

Fuente: Diario Tiempo Argentino de la edición del 15 de enero del 2011.

 

El primer debate del 2011.

Las tres muertes de bebés en el Piñero, que se suman a las treinta ocurridas en el Argerich durante 2010, imponen en la agenda legislativa el histórico problema de la falta de enfermeros e insumos.

Faltan enfermeros.

También insumos. Y control sobre la limpieza. Faltan turnos. Sobran pacientes. Un tema viejo que no encuentra solución. La muerte de tres bebés en el hospital Piñero y la denuncia de 30 fallecimientos durante 2010 en el Argerich a causa de infecciones intrahospitalarias pone de manifiesto el deficiente sistema de salud de la Ciudad de Buenos Aires. Estas muertes retumbaron días atrás entre las filas opositoras en la Legislatura porteña. Pero para el oficialismo, se parecieron más al graznido de un pato: no hicieron eco.
Sobre el Piñero, la legisladora por la Coalición Cívica Adriana Montes pidió un informe para que el Gobierno de Mauricio Macri precise el origen de la infección. Por su parte, María Elena Naddeo, de Diálogo por Buenos Aires, propuso medidas para prevenir y auditar las muertes infantiles mediante la formación de juntas o comités y jerarquizar la carrera de enfermería incluyéndola en la carrera de salud. Sobre las enfermedades que circulan dentro de los hospitales, el senador nacional de Proyecto Buenos Aires Federal, Samuel Cabanchik, presentó una iniciativa para vigilar, controlar y preverlas a través de la creación de un Programa Nacional,
Para la legisladora porteña Gabriela Alegre (Bloque popular para la Victoria), “el tema de las infecciones intrahospitalarias es complejo y no siempre es atribuible a una mala gestión. Pero, en este caso, en abril de este año ya hubo 17 muertes por la misma bacteria en el Piñero. Esto generó un pedido de informes por parte de la Legislatura, que trajo como respuesta una descripción protocolar sobre la bacteria y nada más. Y ahora volvió a repetirse”.
Jorge Selser, legislador de Proyecto Sur y presidente de la Comisión de Salud, afirma que este tipo de infecciones son un problema mundial y en ningún caso pueden evitarse por completo, pero destaca la influencia del grado de asepsia y las medidas que se toman para evitar el contagio entre pacientes. “El sistema de enfermería, la limpieza de la institución, las medidas preventivas que se toman son muy influyentes. En lo que respecta a la limpieza, el servicio está tercerizado y así se pierde el control acerca de cómo se realiza”, y agrega: “La Ciudad de Buenos Aires tiene un déficit de enfermería, sobre todo en la parte de neonatología, que tiene un 35 por ciento menos de lo necesario. Ahora, a raíz de las licencias de fin de año, debe alcanzar al 50 por ciento.”
La falta de enfermeros es un problema histórico en la ciudad, y en el país. “Durante muchos años los gobiernos priorizaron construir hospitales lindos, con mármol y ladrillo a la vista en la entrada. Nunca hasta el actual Gobierno Nacional había escuchado que hay que formar enfermeras y médicos. En 2008, la Presidenta dijo que faltaban 40 mil enfermeras en el país. Y se está trabajando en eso. En el área de neonatología se calcula que faltan 5 mil enfermeras, cuyo rol es crucial para que sobrevivan los chicos muy chicos”, dice el doctor Néstor Vain, vicepresidente de la Fundación para la Salud Materno Infantil (Fundasamin) y docente titular de Pediatría en la UBA. En la Ciudad, la oferta de enfermeros es menor a la demanda, y la demora burocrática sumada a la inhibición presupuestaria hace que el ingreso de personal se dilate. ¿Qué hacen los enfermeros entonces? Optar por el sistema privado.

Cifras que inquietan.

La muerte de los tres bebés en la sala de Neonatología del Piñero se suma a una cifra que evidencia las falencias de la actual gestión. “Este hecho coincide con el índice de mortalidad infantil más alto en un quinquenio. Sobre todo en la zona sur, que coincide con el área programática del Piñero. En la ciudad, hay 17 villas de emergencia y 16 están al sur de la Avenida Rivadavia. En la Comuna 8, que incluye Villa Lugano, Villa Riachuelo y Villa Soldati, la mortalidad infantil trepa al 12,8 por ciento. Una cifra superior a la del resto de la ciudad y del país”, dispara el médico sanitarista y ex subsecretario de Salud Edgardo Trivisonno.
Claro que no todas las muertes son evitables, pero de los ocho mil chicos que anualmente nacen en la ciudad con menos de 1.500 gramos, fallecen casi tres mil. Y si hubiese una buena atención en todos los hospitales –tanto públicos como privados–, la cifra no llegaría a mil, según Vain.
Para Trivisonno, “el bajo peso de los bebés tiene que ver con la falta de controles de las madres durante el embarazo. No es casual que haya sucedido en el Piñero, un hospital de trinchera. La salud no tiene que ver solamente con los servicios de atención. El medio ambiente y las condiciones de vida son determinantes. Y este gobierno tiene recursos –salud posee el 22 por ciento del presupuesto– pero no políticas.”
Sobre las declaraciones del jefe de Médicos Municipales Jorge Gilardi, la diputada Alegre se lamentó porque hablara de “sobrepoblación” para argumentar la tragedia. “Infiero una postura discriminatoria, ya que el Piñero es el hospital que atiende a varios asentamientos de la zona, donde hay gran cantidad de población migrante. El sistema de salud es uno de los más afectados por esta política xenófoba, ya que es donde menos se están poniendo recursos. La salud no puede ser vista como un negocio, y así lo están haciendo. En la Legislatura hubo cientos de pedidos de informes, porque es la manera que tenemos de alertar sobre el problema, pero no estamos teniendo una respuesta por parte de las autoridades del ministerio que resuelva la situación”.
En este sentido, Selser agrega que “la distribución de recursos, de medicamentos tanto como de insumos, es el reflejo de la incapacidad de gestión de este gobierno, que ha incumplido con las obras de infraestructura y ha disminuido el presupuesto del Garrahan en un 30 por ciento. Igual que el suministro de medicamentos, en manos de una empresa totalmente irresponsable y de calidad dudosa”.

Fuente: Cleiman, Ana Laura en Diario Miradas al Sur de la edición del 9 de enero del 2011.

Cuando el PRO dice “cultura”

Persecución política y criminalización de la protesta para los trabajadores del primer coliseo nacional

Mauricio Macri señaló en recientes declaraciones periodísticas que los reclamos laborales del primer coliseo argentino son sólo de un grupo minúsculo y, en un lenguaje que quiere ser popular sin lograrlo, atacó: “El Teatro Colón es de los vecinos”.
Y, como si el maltrato que vienen recibiendo los trabajadores del Teatro Colón no alcanzara, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sumó la persecución política, la criminalización de la protesta y la penalización de los delegados.
Sin embargo, los trabajadores reclaman desde mayo pasado una mejora salarial del 40 por ciento que los iguale con quienes cumplen las mismas tareas en otros teatros, ya que en gran parte de los casos cobran hasta una tercera parte que sus colegas. Además de los pedidos por mejoras inmediatas de las condiciones de trabajo, el Colón es un cúmulo de problemas: el piso del escenario está en mal estado y fue mal hecho, al punto de haber provocado la lesión de bailarines; hay riesgos graves en los talleres extramuros donde conviven hacinados elementos inflamables (goma eva, tinner, elementos de madera) junto a soldadores de punto y compresores eléctricos con conectores a la intemperie o puestos en paredes con humedad; matafuegos vencidos, de los que dio cuenta en dos informes personal de la Superintendencia de Policía Federal, a raíz de la denuncia de los trabajadores.
En el mes de diciembre pasado, un total de 17 empleados y 8 delegados recibieron sanciones e instrucciones de sumarios, de los cuales las dos terceras partes fueron enviadas a los domicilios los días 30 y 31 de diciembre.
Después de casi cuatro meses de negociación, ni el Gobierno de la Ciudad ni la dirección del Teatro presentaron ni una sola propuesta a los reclamos presentados”, señaló a Miradas al Sur Máximo Parpagnoli, delegado adjunto de ATE y uno de los delegados sancionados. Y le respondió al intento populista de Macri: “¿A quien considera vecinos cuando aumenta la entrada más barata un 738 por ciento y la más cara 128 por ciento?”.
El Teatro Colón tiene conflictos muy anteriores a los que se conocieron en la apresurada reinauguración. Es más: nadie duda que la reapertura buscó un rédito político que sirviera de plataforma a la candidatura presidencial de Macri. “Si pudimos con el Colón, podemos con el país”, pregonaban los afiches amarillos del PRO.
Pero resultó que los pisos del teatro, tanto el del escenario como los de las salas de ensayo del ballet, fueron tan mal colocados, tan espantosamente armados y con un material absolutamente inadecuado para su utilización (recordar que se invirtieron 120 millones de dólares en la puesta a punto del área) que los bailarines presentaron infinidad de reclamos a la dirección desde el primer día luego de su reinauguración. Claro que ningún pedido fue escuchado hasta que, en el mes de septiembre, los bailarines (que ya tenían 15 personas lesionadas) se plantaron y señalaron que no seguirían bailando en esas condiciones.
Estoy en el Colón desde los 16 y soy primera bailarina desde los 21. Tengo 40 –señaló Karina Olmedo– y siento un dolor indescriptible por lo que están haciendo. Hemos sufrido su cierre muchísimo y teníamos muchísimas ganas de volver. Pero es indignante que haya que pedir condiciones mínimas de trabajo.”
En lugar de dar una solución, la respuesta del director Pedro Pablo García Caffi frente a este planteo fue levantar funciones condenando a un cuerpo entero a no tener funciones el resto del año. Se presentaron los reclamos formalmente ante la Dirección General del Teatro Colón, pero nadie contestó. Luego de más de diez días de espera, los trabajadores se reunieron en asamblea. Y allí sí llegó una respuesta autoritaria de García Caffi, lo que motivó que ese mismo día cayera la función.
Paritarias sin respaldo, falta de respuesta, medidas de fuerza, conciliación obligatoria: el Colón era un hervidero. El Gobierno de la Ciudad extendió entonces el plazo de la conciliación al máximo, hasta que se firmó un acta donde se declaraba la intención de buena fe de negociar. Pero Mauricio Macri designó para tal fin a Jorge Rey. Y el funcionario reconoció desconocer todo lo referente al Teatro Colón. Todavía se escucha el eco de sus advertencias: “Yo propuestas salariales no tengo, y en el mediano plazo no va a haber modificación alguna”. Luego, acusó a los delegados por la situación que se vivía en el teatro. Los trabajadores respondieron con una medida de fuerza.
La Subsecretaría de Trabajo de la Ciudad determinó la ilegalidad de la medida (a pesar de que sólo puede hacer eso el Ministerio de Trabajo de la Nación o la Justicia) y comenzó el plan de sanciones y sumarios. El día 4 de diciembre llegaron oficios y sanciones a ocho personas, siete de los cuales son delegados gremiales (entre ellos, dos estaban en las listas para ser director representante en las elecciones que se realizarían el 17 diciembre).
La noche del 16 diciembre, sabiendo que en las elecciones perdía su gente, García Caffi suspendió los comicios argumentando que dos de los candidatos estaban con instrucción de sumario, y advirtiendo que eso podía lidiar con la ilegalidad y la falta de representatividad.
Desde que se inició el conflicto, los trabajadores dieron tres conciertos sucesivos en la calle (dos en la puerta del teatro y uno frente a la Jefatura de Gobierno) con gran caudal de gente y más de 150 músicos tocando. Además, hubo una función autogestionada del ballet que se realizó en el teatro Cervantes a sala llena, con localidades agotadas y críticas excelentes.
Para muchos trabajadores del Teatro Colón, la gestión cultural del PRO se limita a la convocatoria a eventos y arrinconando a la cultura a un mero carácter de esparcimiento y de diversión sin contemplar el concepto de estructuradora de criterio y de formación de la identidad. Una política que dinamita mucho de lo conseguido por los trabajadores de la cultura en el país.

Fuente: Deslames, Felipe en Diario Miradas al Sur de la edición del 9 de enero del 2011.


Análisis político de la semana:


La reforma política e institucional.

Los múltiples desafíos pendientes que buscan mejorar la fiscalización política y la estructura institucional del régimen para evitar abusos como el trabajo en negro, infantil y la propia esclavitud o trata de personas.

A nivel de gobierno ya hace mucho empezó a debatirse las formas de avanzar políticamente en los cambios estructurales. En ese sentido, el año en curso va a ser un año clave políticamente hablando. Así, los sectores populares, mucho más democráticos, tenemos que hacer el mayor esfuerzo para continuar recorriendo lo iniciado desde el 2003. La defensa de los cambios en curso implican defender lo hecho hasta ahora, defender los avances concretos que se perciben todos los días, siempre desde la mirada de los intereses populares, y al mismo tiempo defender la posibilidad de avanzar en lo mucho que falta en la medida en que el contexto político lo permita. En esas circunstancias, Cristina Fernández es la garante del modelo como lo viene demostrando públicamente. En relación a lo que falta por hacer, es necesario poner en sintonía la construcción territorial con los diversos debates nacionales existentes. Por ejemplo, en este momento particular, que es parte de un año electoral, Argentina debate cuestiones bastante profundas para su porvenir que por lo mismo produce en ocasiones contradicciones profundas. Por ejemplo, el rumbo de la política nacional plantea con claridad la no represión de la protesta social, sin embargo, al mismo tiempo, Insfran en la provincia de Formosa se jacta de que su policía actuó bien al reprimir el reclamo de tierras de la comunidad toba. El gobierno nacional avanza con la concreción del ministerio de seguridad, que plantea una política de seguridad democrática que busca recuperar el poder político sobre las fuerzas de seguridad, mientras Scioli busca fortalecer la autonomía de la policía con un discurso de demagogia punitiva típica de otras épocas y de otras ideologías.
Por otro lado, también es necesaria una amplia reforma de las leyes y de la defensa de los derechos de los trabajadores a partir de una mejora en la distribución de la riqueza porque todavía hay mucho que hacer en relación al tema. Por ejemplo, y a pesar de las coherentes políticas de redistribución del gobierno popular de Cristina, de reivindicación de los derechos de los trabajadores, enmarcados en un contexto de mayor respeto por los derechos humanos, hoy persisten como una cuestión claramente estructural del capitalismo, prácticas de extrema explotación e incluso esclavitud y trata de personas. En el caso concreto de Argentina, las redes de la trata de personas se alimentan casi con exclusividad de paraguayas y dominicanas. Entran al país con documentos falsos y esas mujeres son compradas y vendidas, sin embargo, las prácticas más habituales de captación de las víctimas de la trata son el engaño y hasta el secuestro. Tampoco existen cifras creíbles sobre la cantidad de mujeres que sufren esta forma esclavitud porque, en la generalidad de los casos, las víctimas o sus familiares temen represalias por parte de los traficantes mientras que, aunque cueste creerlo, muchas personas consideran naturales las condiciones de explotación laboral o sexual y los gobiernos carecen muchas veces de voluntad política o de recursos de poder y de control efectivo para solucionar el problema. Es que el negocio global de la trata sexual genera en el mundo ganancias por lo menos de unos 32.000 millones de dólares al año, ubicándose detrás de la venta y tráfico de armas y del comercio de drogas. Es decir, es un negocio tremendamente redituable económicamente y difícil de combatir porque se asienta en la complicidad de funcionarios, de jueces y de policías. En los hechos, las formas que puede adoptar la esclavitud en pleno siglo XXI son muchas. El comercio sexual es apenas una de ellas. El trabajo infantil y la explotación laboral infrahumana en general es otra.
En relación al trabajo infantil, la primera encuesta nacional sobre niños y niñas, realizada por el Ministerio de Trabajo en 2004, detectó que en el país trabajaba el 6,5% de los niños y niñas de entre 5 y 13 años, y que ganaban la increíble suma de 22 pesos por mes. Este trabajo puso en claro, además, que el 20% de los adolescentes que fluctúa la edad entre los 14 y los 17 años trabajaba por apenas 97 pesos la mes mientras que, al mismo tiempo, el 25% de ellos había abandonado la escuela. En realidad, si consideramos el hecho de la deserción escolar, de los años escolares repetidos, etc., el tema no es el sueldo, cuánto ganan estos chicos, sino más bien cuánto es lo que pierden porque el hecho de no terminar la educación secundaria, y aún la primaria en muchos casos, son condenados como sujetos a una vida de carencias, de miserias y de exclusión social. Son esos niños y esos jóvenes, por el hecho de ser socialmente muy vulnerables, los que después vivirán realidades lacerantes sumándose, por ejemplo, al trabajo en fincas y galpones, a la venta ambulante y la recolección de papeles y cartones para sobrevivir.
Los casos denunciados penalmente y difundidos por los diversos medios de comunicación durante la semana anterior acerca de trabajadores golondrinas, mayoritariamente de origen santiagueños, que eran sometidos a condiciones infrahumanas de trabajos en los campos de la provincia de Buenos Aires, abocados al desfloramiento del maíz, representan apenas una de las caras de un problema que es estructural y que incluso en los últimos años se profundizó ante la falta de capacidad y de recursos de poder reales del régimen para controlar este tipo de excesos que literalmente son ilegales. La increíble explotación laboral y las condiciones de real esclavitud existente en los llamados trabajadores golondrinas, que se desplazan por distintas zonas geográficas del país a partir de la estacionalidad de la cosecha de ciertos cultivos, es un fenómeno que se da a lo largo de todo el territorio nacional y que tiene a la provincia de Santiago del Estero como epicentro de los flujos migratorios. Tampoco es menor el hecho de que detrás del trabajo esclavo, y las consiguientes formas de explotación, exista toda una red mafiosa porque se estima, ni más ni menos, que el trabajo golondrina involucra cerca de 400.000 personas a lo largo del año en Argentina, una cifra que incluso es muy superior a la de los años ’90. Entonces, como en política rara vez dos más dos son cuatro, ese aumento considerable vino acompañado de las nuevas condiciones de producción y rentabilidad del país desde la primacía de las políticas que tienen que ver con un modelo popular que hace hincapié en el desarrollo del mercado y del consumo interno. Es decir, el aumento de la producción agraria y la necesidad de una mano de obra intensiva explican en parte el aumento de estas migraciones estacionales y la imposibilidad de poder controlar esas mismas actividades en todas sus dimensiones, por la falta de recursos reales del régimen político, hacen el resto.
El trabajo en negro, otra de las formas de explotación laboral que es la antesala de la precariedad del trabajo específicamente en la actividad rural, no se detiene y nos muestra las enormes heridas e injusticias que todavía afectan las relaciones laborales, los derechos humanos y la dignidad de los trabajadores agrícolas que así no pueden acceder a los mínimos derechos que les corresponden. Es el trabajo humano definido como mercancía en su máxima expresión. El problema es que el trabajo no registrado, en especial en el ámbito rural, la explotación infrahumana y la esclavitud, se da en esos lugares donde la mano de obra es intensiva y la cosecha dura poco tiempo, donde el patrón aprovecha esas condiciones particulares y evalúa correr el riesgo de mantener a los trabajadores en negro o no. De ahí las dificultades para controlar este tipo de situaciones aunque esto no es una justificación para caer en la desidia sino, antes bien, es necesario seguir la lucha por los plenos derechos de los trabajadores. Por eso, el gobierno de Cristina busca impulsar, a expensas de los grandes intereses de las transnacionales relacionadas con el agro de la que la Mesa de Enlace es su fiel representante, una reforma al mismo régimen de trabajo agrario donde se establece la negociación colectiva formal y se deroga la prohibición al derecho de huelga venida de la época de la dictadura militar. Además, se establece que, en materia de proveeduría, las deudas no se pueden descontar del salario y los artículos se deben suministrar a los precios del mercado. Sin embargo, y a pesar del proyecto de ley enviado por el poder ejecutivo nacional que se hace eco de estas cuestiones, el Congreso, todavía en manos de la oposición, se negó a aprobar el texto. De hecho en una reciente reunión entre Domínguez (ministro de agricultura) y los representantes de la Mesa de enlace, estos últimos llevaron cada una de sus exigencias al gobierno pero negándose a tratar el tema o a hacer una declaración contra las condiciones laborales denigrantes en la agricultura a pesar de la presencia de Carlos Tomada en esa reunión.
Entonces, los cambios estructurales y los desafíos políticos para los sectores populares son centrales. Más aún cuando vemos que las empresas que contratan a esos campesinos, en el caso de la explotación y esclavitud en los campos argentinos, simplemente por supuesta conveniencia comercial y económica, reproducen las condiciones de explotación y de esclavitud que también se dan en otras actividades, de índole industrial, como los talleres de ropa clandestinos que sobreviven en los sectores periféricos de la Ciudad o de la Provincia de Buenos Aires principalmente. Esas empresas, que en la mayor parte de los casos son filiales o simplemente responden a los intereses de las transnacionales relacionadas con las materias primas y los productos del agro en general, además montan toda una red de comercio ilegal de bienes y servicios, como los alimentos, donde incluso cuentan con una proveeduría de éstos con precios exorbitantes donde los campesinos pierden gran parte de lo ganado que así se les va sólo en la alimentación.
Finalmente, respecto a una mejora en la calidad institucional del régimen para hacerse cargo más eficientemente de estos temas, creo que es viable plantear como elemento indispensable en la construcción de otra cultura política, mucho más acorde a los desafíos que transitamos actualmente, la emergencia de los debates en relación a la temática del trabajo, de la calidad institucional del propio régimen para ejercer los múltiples controles que le corresponden en ese sentido que, a su vez, sea capaz de garantizar la profundización, radicalización y continuidad de largo plazo de un proyecto popular para poder continuar produciendo los cambios estructurales que Argentina requiere.

Alfredo A. Repetto Saieg.

Versión completa en:


Buenos Aires, Argentina, Enero 21 del 2011.

Referencias bibliográficas:

Galand, Pablo: “Trabajo golondrina, uno de los rostros de la explotación” en Diario Miradas al Sur de la edición del 9 de enero del 2011.
Ayala, Juan: “Las mujeres y los niños son las mayores víctimas” en Diario Miradas al Sur de la edición del 9 de enero del 2011.
Massaro, Mariano: “Cristina garantiza el modelo” entrevista a Martín Sabbatella en Diario Miradas al Sur de la edición del 9 de enero del 2011.
El empleo en negro en el campo aumentó un 10% desde 2008” Publicado en Diario Tiempo Argentino de la edición del 9 de enero del 2011.

Tecnología:



Música y comercio.

La música es uno de los grandes campos comerciales del mundo del arte, donde casi todo es negocio hoy en día. Las actuaciones en vivo, bandas sonoras para medios audiovisuales, como cine, novelas, documentales, etc.; fonogramas y videogramas en general, derechos autorales y editoriales, materiales didácticos, complemento de otro tipo de obras que van desde el teatro a la danza, en fin, un mundo complejo, pero rico en posibilidades que genera la capacidad del ser humano de “combinar los sonidos” con un propósito artístico.
Cuba es uno de los países que más exporta su música entre un grupo de naciones de similar desarrollo, sobre todo los espectáculos en vivo, que tienen una frecuencia de salida asombrosa. A pesar de que Cuba no posee un gran mercado del disco, por factores que analizaremos más adelante, los espectáculos cubanos y en esta denominación se comprende desde el grupo pequeño a la orquesta y desde uno o dos solistas con un pequeño acompañamiento hasta el gran espectáculo para teatro o cabaret, poseen demanda y los scouts y empresarios que nos visitan no sólo se limitan a La Habana, sino que viajan por el país buscando talentos y tanto en Bayamo, como en Cienfuegos o cualquier otra ciudad del interior, sobre todo a partir del desarrollo de instalaciones para el turismo internacional, debido a que en esos hoteles actúan artistas graduados de nuestras escuelas de arte poseedores de gran calidad y ofertas de interés que son contratados para espectáculos y grabaciones discográficas por empresas extranjeras.
Las entidades musicales nuestras poseen varias virtudes para poseer la demanda actual a que nos referimos. En primer lugar, la leyenda de la música cubana más una calidad probada, casi legendaria y a un precio muy difícil de igualar por otros grupos de similar calidad de otras latitudes. Los salarios cubanos son bajos, debido a la situación de un país bloqueado y ciertas ventajas en atención médica gratuita, pagos de renta modestos y educación también gratuita, que hacen interesante ofertas de trabajo que aunque estén por debajo de la concurrencia en esos países, están por encima del salario promedio nuestro.
Es habitual el llegar a un hotel de categoría en Indonesia, Dubai o Tailandia y encontrar un grupo cubano que hace las tardes agradables en uno de sus bares, o ir a cualquiera de los salones de espectáculos de Mérida y ver a un show de cabaret cubano en todo su esplendor, o al New Morning de París o el Palatrussardi de Milán a bailar con una orquesta cubana, o al Teatro Calderón o el Palacio de deportes de Madrid a ver un espectáculo o un concierto de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez u Omara Portuondo.
Claro está que en este ramillete de ofertas culturales, los precios varían como es natural, debido a la popularidad y poder de convocatoria de los artistas e incluso, la categoría del lugar donde se presenten que hace variar el precio de las entradas.
El artista de la música necesita una variedad de factores para ejercer un poder de convocatoria en cualquier lugar que actúe.

Partamos del disco:

En muchas tiendas fonográficas amplias de gran cantidad de títulos disponibles, en cualquier capital del mundo, podemos encontrar discos de nuestras más reconocidas disqueras, pero el hecho de que estén ahí –que siempre va a ser beneficioso, sobre todo para los conocedores de la música cubana- no significa que van a llamar la atención por sí mismos entre 10,000 títulos y más que poseen esas grandes tiendas.
En esas tiendas existen lo que se les llama –entre varias formas – “posts de sonido” donde están los discos que se quieren promocionar de manera especial, pagados por las distribuidoras o las compañías discográficas que tienen distribuidoras propias o se asocian para que sus productos ocupen un lugar especial en la atención del público. Estos postes tienen unos audífonos y en cada uno hay una selección de títulos que se están promoviendo de manera especial, si no, les pueden preguntar a muchos músicos cubanos que se “pegan” a los postes para obtener información de lo que se oye por ahí.
Lo importante del disco no es producirlo, es venderlo y para ello se necesita a una poderosa y eficiente cadena de distribución y política de extensión de ventas, de acuerdo a la moda imperante en el negocio, que por deprimido que esté por la crisis económica mundial y la venta on line, más piratería de todo tipo, sigue siendo un enorme negocio.
Hay que poner el disco en esos postes, más los afiches gigantescos y todos los recursos publicitarios que llaman la atención sobre una obra discográfica determinada, además de garantizar su presencia en los programas más afines a la posibilidad de compra de nuestra música, aprovechando la información y coyunturas que nuestros equipos de marketing (¿?) nos pueden brindar, además de los vídeo clips sobre el disco y/o el artista a promover. Esos son movimientos y recursos que son habituales… y caros en estos medios, pero la cosa no para ahí.

El espectáculo en vivo:

Un caso que siempre recuerdo a la hora de poner un ejemplo es el de la Orquesta Van Van por allá por el año 86 ó algo así. Se les hizo un contrato en un lugar que se llamaba “Los Infiernos” en el DF. Por supuesto que estamos hablando de un fenómeno de popularidad, Van Van en esa época ya era conocida para atraer a un público consumidor de su música, aunque no era suficientemente conocida en todos los segmentos de público o mercado mexicano. De más está decir que Van Van fue ganando cada vez más adeptos, despertó un enorme interés y todo fue un éxito total, pero cuando se acabó el contrato y Van Van regresó, desapareció de la radio, no se hizo un trabajo de promoción discográfica, no apareció en TV y cuando Formell y sus muchachos regresaron, tuvieron que empezar de cero.
Otro caso diferente era el de Silvio y Pablo. Recuerdo en el 87 u 88, cuando yo fungía como Director de Área de Cubartista en ese hermano país, y ya teníamos más experiencia, logré mantener un equipo de producción que había creado mi antecesor Enrique López “Alí Ko”, uruguayo criado en Venezuela y amigo de Cuba, que había sido representante de Pablo Milanés y se ocupó por un tiempo de nuestra oficina en México. Ya el tener en funciones a un equipo de producción de espectáculos musicales, nos permitió manejar con eficiencia el Teatro Auditórium, un monstruo de más de 5 000 lunetas y se llegó a tener tal dominio que se hicieron producciones no sólo de cubanos, sino de Chris Cristofferson, Víctor Manuel y Ana Belén, Paco de Lucía y otros, al igual que la orquesta del Maestro Jorrín en el Teatro de la Ciudad, “Toda una Época” en la Sala Olín Yoliztli y varios espectáculos de importancia.
Pero volviendo a Silvio y Pablo y partiendo de su innegable calidad, ya los dos eran artistas de Polygram en México, por lo que estaban en las cadenas de distribución más importantes y otro detalle, con todo su poder económico y de convocatoria corrían con la conferencia de prensa de las presentaciones en vivo a petición nuestra; al traerlos por el INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes) podíamos utilizar los “tiempos oficiales” que poseía este instituto del estado en todas las emisoras de TV, incluida la archi reaccionaria Televisa, que siempre nos estaba torpedeando, pero con el respaldo del INBA y sus tiempos oficiales tenían que promover – sin remedio- a nuestros artistas que podíamos ingresar por esa vía.
Otra cosa importante lo fue el público de filiación izquierdista que en una ciudad como el DF suman millones y nos arreglamos para que a ellos llegara la información en una época en que no había Internet a nuestra disposición. Ese público pro Cuba que veía en las canciones de nuestros trovadores el mensaje de un proyecto distinto que reflejaba sus anhelos, era un público seguro y fiel como ninguno.
Conseguimos un equipo de muchachos amigos de Cuba, que a cambio de un pago modesto nos llenaban de afiches y telas la ciudad ya cercana la fecha de presentación. Por ejemplo, en San Antonio y Revolución, o la salida de Periférico a Polanco y otras encrucijadas de calles de inmensa circulación, nuestro equipo –a las seis de la mañana-- colgaba telas anunciando a los artistas en cuestión. Esas telas duraban horas, porque ese tipo de propaganda estaba prohibido, y las retiraba la policía, pero en dos horas pasaban por esas calles más de 80 000 personas que se enteraban por otra vía más de la presencia de nuestros artistas más populares en el país en ese entonces.
Los empresarios que negociaban con nosotros en otras partes del inmenso país nos ayudaban y con los anuncios en televisión debido a los “tiempos oficiales” famosos, se dieron cosas extraordinarias como una excursión en tren desde Tijuana para ver a Pablo u otra en bicicleta desde Veracruz para ver a Silvio.
O sea, había una empresa, un equipo de producción trabajando en función de una o más imágenes artísticas, aunque con condiciones difíciles, debido a los salarios e incongruencias, como que no estaba permitido dar aguinaldos a fin de año, cuando en México era costumbre y no se podía realizar ninguna importante inversión porque había que enviar dinero a La Habana y cosas así que demostraron que no es posible con las reglas de un país ejercer en otro con costumbres distintas si no se es capaz de adaptarse al medio ambiente en que se desarrolla el trabajo.
Esa empresa, con cierta inteligencia y pocos recursos lograba convocar con eficacia, claro que no era lo mismo artistas que tenían una disquera poderosa detrás y entrada por el INBA o el Seguro Social, debido a su repertorio que a otras entidades como Van Van y Jorrín que mencionamos anteriormente que como trabajaban en lugares más para la recreación, eran traídas por empresarios particulares sin tanto poder y dominio del terreno como las instituciones oficiales con presupuestos tremendos.
Pero es innegable que el mundo ha cambiado, hay que asociarse e invertir capital con una empresa del país, porque es demasiado costoso mantener una empresa para la presencia esporádica de artistas que no son lo suficientemente conocidos para asegurar una remuneración para ellos y la empresa y además ingresar a Cuba, vivimos en un mundo en crisis económica y la realidad es que no tenemos artistas insertados en la poderosa maquinaria económica que mueve a las figuras trasnacionales. Por supuesto que tenemos calidad sobrada para igualar el favor del público en lo que respecta a talento e imagen, pero en lo que respecta a capacidad de inversión y acceso a los medios de difusión masiva, cadenas de distribución y espectáculos de grandes recursos, nos quedamos cortos. La era de los 80 no era tan exigente en recursos y había por dónde “colarse”.
En esa época existieron otras empresas, como Prelasa en el mismo México, Fuentetaja en España y RAC en el Sudeste, con sede en Cancún, algunas creadas con el fin de hacer llegar publicaciones especializadas a Cuba que fueron registradas con amplia razón social y posteriormente se ocuparon de una gama más amplia de manifestaciones de la cultura cubana, pero lo cierto es que hay que cumplir obligatoriamente ciertos cánones generales de acuerdo al país donde se esté. En primer lugar, la presentación de un producto artístico requiere de presencia en la radio, la TV el teatro, el cine y todos los medios conocidos y por conocer, incluyendo la venta de discos físicos y on line, si existe alguna duda, sólo hay que fijarse en los artistas más prominentes o más populares –que pueden ser dos cosas distintas– y ver si es cierto que están en todos los medios posibles de promoción y publicidad, o simplemente remitirse al proyecto más exitoso de la música cubana en los últimos años: Buena Vista Social Club, que reunía sobradamente todos esos requisitos de que hablamos y funcionaba insertado en una moda retro y una campaña de World Music de gran éxito internacional.
No creo que nuestro país esté en condiciones de invertir la cantidad necesaria para lograr esta presencia, eso tiene que hacerlo el artista con su equipo por sí mismo o a través de la empresa extranjera que domine el terreno y tenga interés en promover a ese artista aunque sea nuestro y viva aquí. Las empresas cubanas del mundo musical deben promover una política de convenios y representaciones, sobre todo en el mundo del disco donde no debe salir un proyecto de envergadura sin cumplir todos los requisitos. Por otra parte la posibilidad de coproducciones para lograr el lanzamiento de un disco como va, con documental, espectáculo y presencia en vivo tan fuerte como tiene que tenerla en Internet, puede ser un alivio al presupuesto y un esfuerzo para lograr el empuje necesario sin agotar el presupuesto de una disquera sola. ¿Acaso no se han ido uniendo los famosos tigres, como Polygram y Universal formando Unigram además de otros casos? Pues bien –conservando sus personalidades y buscando sinergia-- ¿No pueden co producir EGREM y BIS MUSIC para lograr con esta unión de presupuestos un espectáculo en vivo, documental, disco y una campaña de promoción y publicidad unidos todos para lanzar un producto espectacular al mercado?
Hoy en día es muy difícil invertir, tanto en un disco de un artista desconocido, como en un espectáculo con intención de caminarlo internacionalmente. Hasta ahora gracias al talento cubano, hemos tenido suerte de que nos vengan a comprar, pero los cambios en nuestro país exigen mayor dinámica de todos nosotros, los que tenemos que ver con el mundo de la música y el espectáculo y hay que crear –como siempre-- pero con la intención de salir a vender. No es imposible, se puede y ya hay evidencias de ello.
Hoy en día para comercializar un producto artístico, no puede separase ninguna de sus partes. El disco sólo sería el oído, pero los medios audiovisuales la vista; el gusto, el espectáculo en vivo; el olfato lo ejercería Internet y la televisión el tacto que te pone al alcance de la mano el resultado de la conjunción de tanto talento.
O sea, para lograr una imagen de marca y eficiencia, no sólo de nuestros artistas, sino también de nuestras entidades comerciales, hay que trabajar con la entrega total de nuestros cinco sentidos.

Fuente: Por Tony Pinelli en www.visionesalternativas.com.mx

Historia:



De aviones a autos

El 30 de Noviembre de 1951 el entonces presidente Juan Domingo Perón firma el decreto nº 24.103 para la fundación de la Fábrica de Motores y Automotores. Al año siguiente se crea IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) en reemplazo del Instituto Aerotécnico, con la intención de producir aviones, tractores, motocicletas y automotores. La empresa comienza sus actividades dentro del ámbito de la Fábrica Militar de Aviones en la Provincia de Córdoba. La intención presidencial era comenzar con la producción seriada de automotores el 1 de Noviembre de 1952.
La fábrica estaba en actividad desde 1927 y su calificado personal técnico estaba orientado fundamentalmente a la producción aeronáutica. Por otra parte, las instalaciones y equipamiento también estaban destinadas a esa actividad industrial, por lo tanto para producir automotores se debió realizar un gran esfuerzo en recursos humanos y en equipos que se sumaron a las instalaciones ya existentes. La incorporación de esta industria dinámica a la actividad de IAME significó un aumento de su personal del 55% llegando a ocupar entre operarios, técnicos y administrativos 9.000 personas.
La producción automotriz se inicia con el sedán para cuatro pasajeros denominado Institec. Este vehículo económico contaba con un motor de dos tiempos y dos cilindros producido en la Fábrica de Motores y Automotores. Derivado del sedán se lanza mas tarde una versión Pick Up.

Nace el rastrojero.

Se desarrollaba un pequeño vehículo utilitario que contaba con una cabina metálica de chapas perfiladas o moldeadas y una caja de madera con capacidad de carga para media tonelada. Estaba equipado con un motor naftero de origen norteamericano derivado de unos tractores adquiridos como material sobrante de la guerra. Surge así el rastrojero. A pesar de su aspecto rústico, el vehículo, lanzado al mercado en 1952, era robusto y confiable y en poco tiempo se ganó la aceptación del público. Debido a la demanda, la producción se incrementó y mas tarde se decidió reemplazar los motores nafteros por uno Diesel. Luego de analizar diferentes alternativas se optó por el motor Borgward de 42 HP de origen alemán. Para proveer a los rastrojeros de estos propulsores se levantó en la localidad de Isidro Casanova la primera fábrica argentina de motores gasoleros.
En 1956 IAME pasa a denominarse DINFIA (Dirección Nacional de Fábricas e Industrias Aeronáuticas) y se crea IME (Industrias Mecánicas del Estado) destinada a la producción automotriz.

El rastrojero diesel un proyecto del peronismo.

La historia del Rastrojero es un hito en la historia de la industria nacional. Símbolo de la Argentina peronista, el vehículo formó parte de un proyecto político y de un modelo de país en el que la industria cumplía un rol trascendente.
El Iame, posteriormente denominado IME (Industrias Mecánicas del Estado), produjo, en sus casi 30 años de existencia, un total de 150.000 unidades de los diferentes modelos de rastrojero y llegó a emplear a unos 10.000 trabajadores.
Esta empresa estatal sufrió como tantas otras los vaivenes de la política Argentina, con los intentos de paralizar su producción en el 55 con el golpe de Estado de la llamada Revolución Libertadora y del gobierno de facto de Onganía en el 66, hasta el cierre definitivo de la fábrica en 1980 por orden del entonces ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, como parte de un proceso de desindustrialización y apertura económica.

Fuente: Por Samuel Di Maio en http://rastrojerodiesel.blogspot.com

Economía:

Capitalismo y desarrollo social.

El carácter esencialmente antidemocrático del capitalismo se puede (y se debe) atenuar o neutralizar políticamente por la acción del Estado, mediante el derecho laboral y las políticas sociales.
Conviene recordar, taxativamente, que la existencia de la pobreza deviene y está en la propia naturaleza del sistema capitalista. La esencia del capitalismo se centra en la ganancia y la acumulación, en desmedro de la distribución equitativa de la riqueza socialmente producida, es decir por todos.
El modelo de funcionamiento capitalista genera y construye, por su propia lógica, una permanente conflictividad social, de muy complejo abordaje. De todas maneras, las propias sociedades capitalistas igualmente fueron desarrollando instituciones sociales de protección, que contuvieron parcialmente los conflictos a partir de garantizar ciertas seguridades a quienes vivían de su trabajo.
En las últimas décadas del siglo XX, el fundamentalismo neoliberal arrasó con muchas de esas protecciones y destruyó buena parte de los derechos sociales, dando lugar a un fuerte proceso de degradación social, que acarreó innumerables y graves secuelas que llevará muchos años poder mitigar y reparar.
Si la acumulación por parte de un sector social se basa en la apropiación diferenciada de la riqueza y en una distribución desigual, la construcción y cristalización de sectores ricos y pobres se transforma en algo “natural”, inherente a las propias características del modelo de funcionamiento social. De ello deriva la existencia de sociedades duales, con polos opuestos de altísima concentración de riqueza por un lado, y de enorme concentración de exclusión y de pobreza por el otro.
Se verifica, en consecuencia, la existencia de una importante contradicción entre el capitalismo y la democracia. Con pobreza y exclusión, la democracia pierde inexorablemente legitimidad. Pero el carácter esencialmente antidemocrático del capitalismo se puede (y se debe) atenuar o neutralizar políticamente por la acción del Estado, mediante el derecho laboral y las políticas sociales.
Muchas de las críticas despiadadas a la presencia fuerte y extendida del accionar del Estado, y que propagandizaban las eventuales bondades de un “Estado mínimo”, apuntaban –elíptica o abiertamente– hacia la transformación del Estado y su desmantelamiento como garante del bienestar general, tal como debe ser una de sus funciones básicas. Si está “ausente” o defecciona el Estado como equilibrador de los intereses de los distintos sectores, la cruel y voraz lógica del mercado se impondrá muy fácilmente sin que nada, ni nadie, pueda controlarla o atenuarla.
En rigor, los Estados nunca están “ausentes”. Por presencia o por “ausencia”, los Estados siempre están presentes. En el auge del neoliberalismo, nuestros Estados no se “achicaron”; lo que aconteció fue que redefinieron sus objetivos y su presencia activa se direccionó abiertamente hacia la defensa de los intereses de los sectores de mayor concentración y poder económico. Era cierto aquello de que detrás de la propuesta de los Estados mínimos estaba la ambición de que se transformaran en Estados máximos del capital, vulnerando la noción de bienestar general y erosionando impúdicamente los principios de equidad y solidaridad. En idéntico sentido operaba aquella perversa promesa, impulsada exitosamente por la dictadura y luego por el menemismo, de que “achicar el Estado es agrandar la Nación”.
Capital y trabajo son los factores esenciales en la generación de riqueza. Ambos debieran ser considerados y valorados como simétricos e igualables, en la perspectiva de la vigencia de relaciones humanas que dignifiquen la vida social y la existencia de sociedades verdaderamente democráticas en pos de un mundo sustentable para todos y todas.
Durante el gobierno peronista de 1946-1952, la distribución funcional del ingreso llegó a ser casi del 50% para el capital y 50% para los trabajadores. Después de la crisis de 2001, la participación de los trabajadores cayó a menos del 30% y, en la actualidad, estará por el 35%.
Los capitalistas (pequeños, medianos o grandes) no son personas “malas” en sí, que desean perjudicar a otras personas, por pura “maldad innata”. Lo que acontece es que al asumir la propia “racionalidad” del funcionamiento capitalista (el lucro, la ganancia), quedan irremediablemente encorsetados en una lucha feroz con sus pares competidores (de una misma rama de actividades, por ejemplo), que los empuja –si quieren sobrevivir– a asumir las reglas y rigores de la competencia y la rivalidad. Sólo la intervención del Estado puede poner límites y otras regulaciones a los distintos intereses en juego.
El desarrollo económico no implica automáticamente desarrollo social. Para ello es necesario que el desarrollo económico vaya acompañado de vigorosas políticas de Estado, de carácter distributivo, que apunten a eliminar la pobreza y que tiendan hacia una mayor igualdad. Los impulsores de aquella falaz y encandiladora “teoría del derrame” nos proponían su aceptación “a ciegas”, con el embuste del futuro goteo de riqueza que luego se produciría, aunque después se verificó un enorme derrame de pobreza.
Por cierto no es lo mismo la apropiación de riqueza por la vía de un salario significativo que perciban los trabajadores, que la distribución de la riqueza excedente por la vía de políticas de subsidios, políticas asistenciales, etcétera. Por supuesto, la variante preferida debería ser la apropiación directa de la riqueza por parte de los trabajadores, y si se tuviera que optar entre apropiación y distribución, la alternativa óptima sería la primera.
No obstante resulta estratégica la defensa, la reivindicación y el fortalecimiento de los derechos sociales y la existencia de amplias y crecientes medidas de inversión en lo social, ya que cumplen una función de redistribución de la riqueza y de contribución hacia una mayor igualdad en la sociedad. Toda medida que procure mejorar la distribución (primaria o secundaria) de la riqueza requiere ser apoyada firmemente. Por ejemplo, la moratoria previsional y la permanente actualización de las jubilaciones, como así también la Asignación Universal por Hijo, constituyen importantes políticas de distribución secundaria de la riqueza.
Hace ya muchos años que venimos sosteniendo que en nuestras injustas sociedades, todo lo que se le transfiere a los sectores sociales previamente empobrecidos y vulnerados es siempre inferior a lo que les corresponde como seres humanos.
Enfatizamos que el empleo formal, los salarios dignos, las políticas sociales universales y las políticas asistenciales nos conectan con una propuesta de sociedad que tienda hacia la integración y no hacia la exclusión; que tienda hacia la equidad y no hacia la injusticia social; que tienda hacia el fortalecimiento de una nación para todos y no hacia la dualización de sus habitantes, con derechos marcadamente diferenciados, según pertenezcan a uno u otro sector social.
En definitiva, la democracia política con sólidos y extendidos derechos sociales podrá limitar la intrínseca injusticia del sistema capitalista.

Fuente: Por Norberto Ayalón en Diario Tiempo Argentino de la edición del 11 de enero del 2011.

Opinión:

 

¿Quién hace el trabajo de Néstor?

Cuidado, que este título no implica el encabezamiento de la gestión presidencial de Cristina como administradora del Estado Nacional. Salvo, que alguien quiera inmiscuirse en un análisis más fino y subjetivo al respecto. Vale aclarar, y no cabe ninguna duda, que Cristina y Néstor tenían unidad de concepción y unidad en la acción, como reza el conocido apotegma peronista. Pero también debemos reconocer y aceptar que, Néstor, con Cristina en la Presidencia, recreaba un espacio clave en la construcción, recreación y conducción, en la que ejecutaba esa suerte de ajedrez político y esgrima táctico con el variopinto paisaje de personajes asociados al contexto político y social. Convocaba dirigentes sociales, intendentes, lidiaba con los más duros e “impresentables“, etc. , discutía, rediscutía y debatía. Sugería e incluso conducía en la búsqueda de la coherencia requerida indefectiblemente sobre el tablero político nacional, para efectivizar un orden que acompañe al proyecto nacional en danza y para viabilizar al mismo con la menor dificultad posible hacia la meta de los objetivos trazados.
Las preguntas recurrentes son: ¿Existe ese espacio aún? De ser así ¿Habrá apetencias políticas para ocuparlo? ¿Carga la jefa de Estado tácitamente con este agregado? … no pregunto más, aunque se podrían hacer algunas más de este tinte, porque como militante de este proyecto nacional y popular tengo pruritos de que son muy atrevidas y hasta parecen gestar intrigas, aunque estas no existan.
En lo que hace a una de las regiones más neurálgicas y claves en definiciones electorales, como es el conurbano bonaerense, merece una atención especial en lo planteado y en los de días por venir. Los movimientos ditristales parecen haberse acelerado y en los que debemos tragarnos seguramente muchos “sapitos“ de aquí en mas; resultantes de esos vicios crónicos instalados desde la regencia del “padrino”, como es el gerenciamiento de la política y las búsquedas de las “cajas” institucionales. Desde lo personal visualizo que esos movimientos en el submundo de las “roscas” parecen haber comenzado con miras a los reacomodos electoralistas de cara al 2011.
Por todo esto me pregunto ¿Qué hacer? La alternativa más plausible que se me ocurre, es sin lugar a dudas, el estrechar filas de esa gran masa de militantes, legitimada únicamente por el compromiso, la convicción y los principios. Tenemos que generar de esta manera los anticuerpos a esa forma viciosa de hacer política que no nos gusta, que parecen asomar y se perciben señales.
No se si Néstor dejó ese espacio del que hablamos acéfalo. Sí se que la unión militante es la mejor manera de apoyar y acompañar a Cristina en la gesta del 2011, sin que nos asusten los los “sapos”, los esfuerzos y los sacrificios. Debemos aferrarnos a la construcción y concreción de esa vital masa crítica necesaria. Todos somos conscientes del “ahora o nunca” que vivimos, que transitamos… como también tenemos que tomar conciencia que es la mejor manera de ayudar a Néstor, de quien conociendo su naturaleza inquieta en estas lides nos va a estar observando con su ojito izquierdo y su corazón peronista.

Fuente: Publicado por cocodrilodundee en http://splaza.blogspot.com

La Sociedad rural argentina.

Capital Federal (Agencia Paco Urondo, publicado por Diario BAE 07/01/2011) En el 2008 se vio la confrontación de dos modelos económicos diferentes. Por un lado, el que proponen las entidades agrarias, un modelo económico basado en exportar soja y proveer de materias primas a los países desarrollados, lo cual implica seguir siendo un país dependiente de los precios internacionales y del mercado externo. Por otro lado, el modelo del gobierno, que aboga por un país industrial de inclusión social con independencia económica. Dos modelos diametralmente opuestos entre sí, que polarizaron la sociedad en dos grupos distintos: unos a favor y otros en contra del modelo nacional.
En esta discusión los dirigentes de las entidades agrarias (Llambías, Miguens, Buzzi, Garetto) empezaron a analizar cuál es la política económica y social que debería llevar adelante nuestro país. Por ejemplo, Hugo Biolcati, actual presidente de la Sociedad Rural Argentina, en sus discursos que realiza en la exposición de La Rural en Palermo todo los años, habló de la pobreza y la marginalidad. Asimismo, en ellos se preguntaba porque el gobierno nacional pone tantas trabas al sector agropecuario, debido a que cree que él sector al que pertenece, es el motor de nuestros país y afirmaba que si se lo alentara con diferentes políticas macroeconómicas, por ejemplo eliminando las retenciones, se podría alimentar a todos los argentinos.
Ahora podemos plantearnos: ¿Qué intereses económicos son los que representa la Sociedad Rural y a quiénes beneficia? ¿Cuál ha sido el rol de La Sociedad Rural en la historia argentina? Empecemos por responder estos interrogantes. La Sociedad Rural Argentina surge en 1866 en medio de una de las tantas crisis que atravesó nuestro país en su historia. Esta crisis fue una consecuencia directa de la guerra contra el Paraguay llevada adelante por Bartolomé Mitre con la ayuda de Brasil y Uruguay en contra del Paraguay, la cual se la conoce como la guerra de la triple alianza.
En este contexto de crisis, se produce una ruina de la producción lanera, lo cual alienta a los productores a crear la Sociedad Rural Argentina en contra de la política económica que había conducido al quiebre de muchos productores. Así surge la Sociedad Rural Argentina. Sus socios fundadores fueron José Alfredo Martínez de Hoz, Eduardo Olivera, Lorenzo F. Agüero, Ramón Viton y Francisco Bernabé Madero. En 1879 La Sociedad Rural Argentina financió la “Campaña del Desierto”. El Estado Nacional emitía bonos con los títulos de las futuras tierras a 400 pesos fuertes cada uno, los cuales representaban 2.500 hectáreas, pero el mínimo para acceder al “negocio” era de 1200 pesos, lo que es equivalente a 10.000 hectáreas. Un dato interesante que refleja lo que pasaba en aquel momento es que 344 familias lograron obtener 10.869.000 hectáreas.
Entonces, lo que conocemos en nuestra historia como la oligarquía argentina, son aquellos que lograron poseer las extensiones de tierras más fértiles del suelo argentino, gracias a que manejaba el aparato del Estado a través del PAN (Partido Autonomista Nacional). La oligarquía logró a través del control del Estado expropiar tierras que pertenecían a los pueblos originarios en la “Campaña del Desierto” que se desarrolló entre 1879 y 1880. Esta denominación general impuesta por la historia oficial argentina para nombrar a esta etapa, es cuestionable debido a que las tierras no estaban deshabilitadas sino que vivían allí pueblos originarios que fueron asesinados en una matanza con el objetivo de aumentar las extensiones de tierras. Si bien poseían las tierras más fértiles de todas, esas tierras eran totalmente improductivas en un principio ya que no tenían comunicación con el puerto. Los ferrocarriles que instalaron los capitales privados ingleses, fueron los que conectaron en forma de abanico todo nuestro país, todas las zonas dirigidas hacia él puerto, en vez de conectar distintos pueblos para favorecer el comercio regional.
Ahora bien ¿por qué invertían los ingleses? Porque se les concedía amplias ventajas para que lo hicieran. No se les cobraba impuestos, se les cedía una legua de tierra al costado de las vías y se les aseguraba un 7 % anual de retorno de sus inversiones. Todo esto posibilitó que se pusiera en marcha la producción de alimentos y que se valoricen las tierras entre 1883 y 1887: las tierras aumentaron un 1000%. Por eso, es que defendían el libre comercio sin ningún tipo de barrera arancelaria que pudiera proteger la industria del interior del país. Estas enormes extensiones de tierras requerían también de mano de obra que llegó a causa del diciplinamiento del gaucho y del fuerte proceso inmigratorio que se produjo sobre todo entre 1900-1910, etapa en la cual ingresan al país 1.600.000 habitantes. Este proceso permitió que los terratenientes explotaran a los inmigrantes, debido a que éstos traían arraigado una sustancial cultura del trabajo. Le alquilaban las tierras a precios exorbitantes y les vendían los materiales que necesitaban a precios muy elevados. Esto generó un estallido social que se denomina “Grito de Alcorta”, que tiene como consecuencia el surgimiento de la Federación Agraria para hacerle frente a la Sociedad Rural.
En la década del ’30, la conocida Sociedad Rural sufre un golpe significativo al derrumbarse el modelo agro-exportador y dar comienzo a uno nuevo, la ISI (industrialización por sustitución de importaciones). La causa de este golpe radica en que Inglaterra afectada por la crisis mundial se vuelca al proteccionismo y por lo tanto deja de comprarnos carnes y cereales. En ese momento, Argentina compraba productos manufacturados más baratos y de mejor calidad a Estados Unidos. La Sociedad Rural frente a una disminución de las compras del mercado inglés, comienza a proponer como política: “Comprar a quien nos compra”. Con la llegada de los conservadores al poder, la presión ejercida por la Sociedad Rural para seguir manteniendo relaciones carnales con Inglaterra queda reflejada en el Tratado Roca-Runciman en 1933. Este pacto perjudicaba profundamente a la Argentina en cuestiones económicas, ya que cedía amplias ventajas a los ingleses y sólo les aseguraba a los terratenientes una cuota mínima de compras de materias primas.
En la década del ’40, la Sociedad Rural se opone a varias de las medidas sancionadas por Perón, principalmente a dos en particular: el estatuto del peón en 1944 y la creación del IAPI en 1946. La primer medida estableció la aplicación de normas laborales para los peones del campo: salarios mínimos, descanso dominical, vacaciones pagas, condiciones de abrigo, espacio e higiene, etc. El IAPI era el Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio creada en 1946 con los siguientes objetivos: ejercer el monopolio de las ventas agropecuarias al exterior, pagar precios menores a los productores con respecto al mercado internacional y en dinero nacional obteniendo así una diferencia cuyo objetivo era financiar el desarrollo industrial.
Con la llegada del neoliberalismo en 1976, desapareció este conflicto para las entidades agrarias, ya que el modelo económico que proponían era una economía abierta a los productos industriales y sin ningún tipo de retención sobre los productos agropecuarios. En el 2008 el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner propone el esquema de retenciones móviles para desalentar el cultivo sojero (materia prima que sólo se consume en un 2% del total en la Argentina y el resto se exporta sobre todo a China) y de esta manera para que no disminuya la oferta de productos que consumen todos los argentinos como la carne. Las entidades agrarias se opusieron a esta medida haciendo cortes de rutas, actos políticos etc.
En conclusión, se puede afirmar que, analizando los diferentes períodos de nuestra historia, la Sociedad Rural desde su creación hasta nuestros días, defiende los intereses de unos pocos que forman parte de la misma, y que tienen mucho poder económico. Sólo busca maximizar sus ganancias sin importar su costo social y económico. Este año se enfrentan los dos proyectos: por un lado, el que proponen las entidades agrarias, con la Sociedad Rural a la cabeza, que es volver al modelo agro-exportador, y por otro el que propone Cristina Fernández de Kirchner que es la profundización del modelo actual. Un país para unos pocos o un país para todos.

Fuente: Por Guido Filippo en http://www.agenciapacourondo.com.ar