domingo, 29 de agosto de 2010

Internacionales:


México: Bienvenidos al infierno

En nuestra frontera sur y camino a los Estados Unidos, un aire envenenado traslada la memoria a escenarios propios de los campos de concentración. Testimonios inapelables de los migrantes centroamericanos y aun sudamericanos dan cuenta de la tragedia.

De septiembre del 2008 a febrero del 2009, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos registró ciento noventa y ocho casos que incluyen nueve mil setecientos cincuenta y ocho secuestros. La cifra podría llegar a veinte mil al año. A los migrantes los explotan las bandas de los Zetas, los Maras, los polleros. Cierran el cerco los policías municipales, los estatales, los patrulleros y un avispero de malhechores protegidos por placas y disfrazados con las ropas y los modos del poder.

Las casas de seguridad son tugurios, y la comida, tortillas frijoles y arroz una vez al día, si acaso, es pestilente. Nadie podría decir cuántas mujeres son lanzadas a la sodomía, vendidas a quien pague por ellas.

Mauricio Farah Gebara, quinto visitador general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y Alejandro Hernández García, su colaborador, me facilitaron el acceso a los testimonios videograbados que dan cuenta de este inmenso horror:

Dos hermanos hondureños arribaron a la terminal de camiones en Tapachula. El sujeto que los conducía los recomendó con dos, a los que les dijo que había que darles una tarifa especial.

A golpes, junto con veinte personas más, los hermanos fueron trasladados a Arriaga. Ahí los subieron a un vagón de tren, y cuando éste se puso en marcha, tres tipos con apariencia de migrantes sacaron sus armas.

Llegando a San Luis condujeron al grupo a bordo de camionetas, por una brecha hasta un rancho, en el que había cincuenta migrantes más y muchos hombres armados. Éstos les dijeron que sólo mediante el pago de 2 mil 500 dólares saldrían de ahí.

“Me pusieron una pistola en la sien y me obligaron a hablar con mis familiares”, dijo uno de los hermanos. “Después de la llamada, todo se puso muy feo. Nos golpeaban y nos hacían arrodillarnos por horas, nos desnudaban por las noches, dormíamos en el piso. Un día nos dijeron que habían matado al Morado, un compañero que no pagaba. Ya no lo volvimos a ver”.

* * * * *

Un salvadoreño relata que para abordar el tren carguero había que pagar 300 pesos al maquinista. “El vagón iba lleno, casi no se podía respirar. Íbamos de pie y a veces nos pisábamos, pero nadie peleaba. Cuando el tren se detuvo, fuimos obligados a bajar. Hombres armados y encapuchados vigilaban un descenso ordenado. Preguntaban si teníamos parientes en los Estados Unidos. La mayoría contestó que sí. A ellos los volvieron a subir al vagón. Los demás fueron abandonados en campo abierto.

“Nos llevaron a un galpón. Fui elegido al azar, me recibieron a palos, como advertencia para los demás. Ahí me comunicaron con mis tíos de San Antonio. Al hacer las llamadas me golpeaban para que ellos escucharan. Les pedían 3 mil dólares. En tanto los mandaban yo tenía que limpiar un patio inmundo. Era el lugar para que hiciéramos nuestras necesidades. Me daban una cubeta y una escoba, pero la suciedad no se iba. Nada más la amontonaba en la alcantarilla”.

Levantado en Tierra Blanca con doce migrantes más, un colombiano fue vendado de los ojos, atado, amordazado y arrojado a punta de pistola en una camioneta roja.

“Sentí mucho miedo, pues oía las golpizas que propinaban a mis compañeros que se quejaban. Llegó mi turno. Sangrábamos mientras escuchábamos que nada éramos, jodidos, quién se preocuparía por nosotros.

“En el piso inundado de una casa, jalaron hacia el frente a un niño de doce años. Golpearon su cuerpo frágil con una tabla hasta que el niño perdió el conocimiento.

Así los vamos a madrear a todos. Así que convenzan a sus carnales para que nos depositen los 2 mil 500 verdes en chinga”.

Un grupo formado por una joven, su hermano, su primo y un amigo de los tres, fue levantado junto a las vías de tren de Ixtepec, Oaxaca. Los condujeron a una bodega en un pueblo que no pudieron identificar.

“Hacía mucho calor. Pasamos dos días sin pan o agua. Al tercero nos ofrecieron un caldo. Éramos muchos”. Se llevaban a algunos y luego los cambiaban por otros hasta que se llevaron a la muchacha:

“Llamaron a mi papá. Yo lloraba porque me apretaban los brazos con fuerza y me pisaban para que mi papá se percatara. Le pidieron un depósito bancario de mil 500 dólares y le dieron un número de cuenta.

“Después llegó el Caimán. Me aseguró que sería su mujer. Por la noche me llevó a un cuarto arrastrándome de los cabellos. Me violó mientras me decía: Yo voy a ser tu papi mientras el cabrón de tu padre me manda el dinero”.

Un niño guatemalteco de trece años relató su secuestro y el de su tío. Sucedió en Balancán, Tabasco. Dormían al aire libre en una zona despoblada, cuando aparecieron los delincuentes con sus promesas de traslado ahora, pago después. Los subieron en un camión de redilas, repleto de migrantes. Viajaron cuatro días hasta llegar a un almacén en Monterrey. Desde ahí se hacían las llamadas.

“A mi tío y otras personas los golpeaban con bates de béisbol en las nalgas por pura diversión. Lo harían a diario hasta que recibieran su pago. A mi tío le pegaron un día en la cabeza. Sangró muchísimo y para su curación sólo me dieron unos trapos sucios. Había unas señoras a las que golpeaban también. Todo el tiempo hablaban de escapar. Las dejaban desnudas. A una la golpearon enfrente de todos porque cerraba las piernas y mordía”.

Un hondureño relató, sin dar detalles, que en Coatzacoalcos, Veracruz, fue detenido pro agentes de migración que lo vendieron a los Zetas.

Los Zetas lo llevaron a un cobertizo, desde donde lo comunicaron con su hermano en Illionis. En tanto llegaba el dinero, le ponían una pistola en la sien y jalaban el gatillo. Ignoraba si el arma estaba cargada.

Lo dejaron en libertad, garantizado el pago, tras practicar sexo oral al secuestrador.

Una menor, nacional de Honduras, fue secuestrada en compañía de ciento treinta personas. Esposados, eran golpeados con gruesas cadenas y amenazados con armas de fuego. Su papá vomitaba sangre y se desmayaba después de las golpizas.

El rescate solicitado para este grupo de personas fue de 900 dólares. Como muchos de sus familiares no pudieron cubrirlos, los mantenían en cautiverio durante tres meses. Luego, a los que permanecieran vivos, los dejaban en libertad.

Otro hondureño narró su secuestro junto con ochenta migrantes. Se los llevó un grupo de siete sujetos armados que se hicieron pasar por coyotes. Los condujeron hasta Reynosa en un camión de redilas escoltado por una patrulla. Querían 3 mil 500 dólares de rescate por cada uno. De lo contrario, les extraerían sus órganos para completar el dinero. Sus familiares pagaron, mas no lo soltaron. Tuvo que escaparse después de treinta y tres días de cautiverio en una bodega donde permanecían en condiciones insalubres. Asimismo, presenció la muerte por golpes de varias personas, con una tabla y con armas de fuego. Agregó que en la bodega había hombres, mujeres, niños, ancianos, mujeres embarazadas y enfermos.

Un hondureño más fue secuestrado junto con doscientos migrantes, centroamericanos y brasileños. Estuvo preso cincuenta y dos días, al cabo de los cuales fue puesto en libertad cerca de la Casa del Migrante en Reynosa, Tamaulipas.

Una mujer originaria de Honduras fue trasladada a un granero en donde había cuatrocientas personas secuestradas, en espera de que sus familias enviaran los 3 mil 500 dólares exigidos por el comando armado que los privó de su libertad.

Los ciento treinta migrantes guatemaltecos que fueron levantados por doce personas que usaban máscaras y uniforme militares en Tenosique, Tabasco, no tuvieron suerte. Sus plagiarios exigieron 7 mil dólares por persona. Fueron pocos los que pudieron pagar. Eran amenazados continuamente con una sierra, taladros y cuchillos.

“Allí nos tuvieron encerrados en la casa. Casi un mes. No nos daban comunicación ni con los familiares ni con nadie. Después de un mes nos dicen: Les vamos a dar las llamadas para que ustedes llamen a sus familiares y les digan cuánto les cobramos. A nosotros nos dijeron: “si no pagan 7 mil dólares, se les llama a los familiares para que los escuchen hablar por última vez”.

“Cuando llegamos a Coatzacoalcos, nos dijeron: Bienvenidos al infierno”.

Si tú no le decías a tu familiar que te maltrataban, ahí te rompían la cabeza”.

-¿Qué le hicieron cuando usted estaba hablando por teléfono?

-Me golpeaban, me daban cachetadas. Ahí matan gente, delante de todos matan. Ahí, en esa casa, el otro día mataron como a cinco.

-¿Usted vio que mataron a cinco?

-Sí.

-¿Cómo los mataron?

-Los mataron a puro golpe.

-¿Cuánto vale un rescate? –le pregunté a Mauricio Farah Gebara.

-En promedio, 2 mil 500 dólares. Pero a veces basta con 100 –repuso.

Lo escucho:

“Algunos agentes del Instituto Nacional de Migración, junto con policías municipales, estatales y federales, más el ministerio público, administran el delito y la impunidad.

“Los números de las víctimas crecen, más allá de las denuncias categóricas que hemos formulado públicamente y de las instancias elevadas a las máximas autoridades del país. Nuestra frontera sur está teñida de rojo”.

-¿Qué es administrar el delito? –pregunto al quinto visitador de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

-Inmovilizar la ley. Que el delito corra.

Fuente: Emiliano German Molina Tomado del libro Secuestrados, de Julio Scherer García, editado en agosto de 2009 por Grijalbo.



Fidel conversa con Daniel Estulin “La humanidad debe preservarse para vivir miles de años”

“La humanidad debe preservarse para vivir miles de años”, responde Fidel al escritor ruso Daniel Estulin, autor de la trilogía sobre el Club Bilderberg, de visita en La Habana. Lo dice a propósito de la creencia del visitante de que para resolver muchos de sus problemas, la humanidad deberá emigrar a otros planetas.

Fidel es enfático al afirmar que por más que nos entusiasme la supervivencia en otros espacios del sistema solar, más vale que no perdamos la que está en la Tierra, que es aún la única manera de no perder todo lo demás que está fuera de ella.

A duras penas el ser humano ha llegado a la luna, un satélite inhóspito. Más allá están Júpiter, Marte, Neptuno, Venus y los demás planetas, que es lo mismo que decir polvaredas, hornos incandescentes o hielo. Sobre estas honduras anduvo la conversación del líder de la Revolución con el escritor, un diálogo fascinante, que duró algo más de hora y media, y en la que cada minuto fue de una asombrosa intensidad.

La sobrevivencia de la especie humana.

“La obligación de todos los seres humanos es asegurarse la sobrevivencia de toda la especie humana. El Club Bilderberg quiere asegurarse exclusivamente de la supervivencia de su especie, una auténtica minoría”, estima Daniel Estulin, después de las presentaciones de rigor.

“Tú escribiste cosas muy bellas de tu abuelo”, le comenta Fidel. “Le quería muchísimo a mi abuelo. Era un hombre muy especial. Fue un médico famoso, cirujano, en Lituania. Mi abuelo era de Crimea y durante la Segunda Guerra Mundial los nazis mataron en un día a 11 hermanos suyos, además de su madre, su padre y su abuelo de 104 años. Imagínese tener una familia numerosa, y al día siguiente ser un huérfano.”

El vivió la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa de 1917, la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. “En algún momento, en el caos de la Guerra, perdió la pista de su familia. Una madre y tres niños de ocho, cinco y tres años de edad, que fueron capturados por los nazis, enviados a un campo de concentración y exterminados”, recuerda.

Estulin le cuenta a Fidel en detalle la historia de su familia, que emigró en la década de 1980 a Canadá -en ese país se produce el reencuentro con el abuelo-, de su peregrinaje por varios países del mundo, de su esposa sevillana. Vive en España desde hace 17 años. Aunque él nació en Lituania, su identidad es rusa, como su idioma materno.

Al Comandante le impresiona la fluidez con que habla el español. “Escribo en inglés, por comodidad. Porque casi todos los editores hablan ese idioma. Mis libros están en más de 50 países. Me han dicho que usted lee en inglés…”

“El español con trabajo…”, responde Fidel, sonriendo. Pero lee muchos textos escritos originalmente en inglés, traducidos al castellano. Le comenta, por ejemplo, Lincoln: “Una biografía, escrita por el escritor norteamericano Gore Vidal. Es increíble cómo un hombre puede reconstruir todo el ambiente de aquella época y compararlo con lo que es hoy.”

Bases militares en América Latina.

“A Chávez le hacen la guerra porque, contra viento y marea, Venezuela sigue siendo de los pocos países del mundo donde no hay bases militares norteamericanas. Y a Cuba la odian por la misma razón: su independencia. En Cuba no pueden destruir el concepto ‘estado-nación’, a mi juicio el más importante en los últimos 600 años”, afirma Estulin.

“Te faltó Ecuador, que tenía una base en Manta por diez años y lograron retirarla. En muchos otros países hay bases. En cuestión de horas ponen tropas en cualquier nación”, reacciona Fidel. “Como si fueran McDonalds”, ironiza Estulin.

“En cuanto a bases directas, tienen la de Guantánamo, la de las Malvinas… Y en los demás no las tienen en apariencias, pero en la realidad sí. Hacen prácticas y ejercicios. En Venezuela no las tienen. Colombia es un país convertido en base. En Honduras, las tienen. En Costa Rica, no las tienen, pero sí 40 barcos con portaaviones y portahelicópteros, ayudando ‘noblemente’ a la lucha contra la droga. Es de un cinismo total…”, añade Fidel.

Para Estulin la próxima elección en Venezuela es crucial. No son dos tendencias ideológicas exclusivamente las que se enfrentan en las urnas. Fuentes vinculadas al Departamento de Estado de los Estados Unidos, le han asegurado que, tras la satanización de Hugo Chávez y el proceso bolivariano, hay un proyecto de instalación de bases militares en ese país, que se hace imposible con la política soberana y latinoamericanista del líder venezolano.

La charla se extendió sobre ese tema y los desafíos de la nueva Asamblea Nacional que nacerá de las elecciones del 26 de septiembre, a la que regresa una oposición que ha perdido entrenamiento en el ejercicio de legislar por los años en que se mantuvo fuera de ella en el intento de boicotear el poder bolivariano.

Chávez, quien acaba de estar en La Habana, es optimista, aseguró Fidel, y trabaja en el proceso de paz con Colombia, sin descansar. “Duerme un poco de día y trabaja toda la noche.”

Pero el mundo que Fidel está visualizando -y lo dice- no es este, de las contiendas electorales. “Mi opinión es que el Imperio va a caer. Si hay guerra, cae todo el mundo. La lucha nuestra es porque no haya guerra, pero no a cualquier precio. No se trata de poner condiciones. La guerra no ocurrirá si alguien no aprieta el gatillo, ahora en manos de Obama, que no es guerrerista. Como dice el periodista israelita Jeffrey Goldberg, analizando a Bush: ‘no espero que Obama sea más Bush que Bush’”.

Al Qaeda.

Comentan la cadena de atentados que tuvieron lugar este miércoles en Iraq. Mataron 62 personas, el mismo día en que oficialmente salieron las tropas norteamericanas de Bagdad. “¿Quién domina ahí? - se pregunta Fidel-. Está también la situación en Afganistán; hay cosas muy interesantes que se asocian a lo que tú cuentas de Bali -el ataque contra un club nocturno en el 2002-. Le atribuyeron a Al Qaeda la tutoría de aquel atentado. Al Qaeda es otro misterio que está diluyéndose.”

El Comandante en Jefe asegura que siempre tuvo grandes suspicacias con Al Qaeda y Bin Laden. “Cada vez que Bush iba a meter miedo y a pronunciar el gran discurso, aparecía Bin Laden haciendo la historia de lo que iba a hacer y amenazando. Nunca le faltó a Bush el apoyo de Bin Laden. Parecía un cuadro, y quien demostró que efectivamente era un agente de la CIA fue Wikileaks. Lo demostró con documentos.”

Estulin comenta que funcionarios de alto nivel norteamericano y de servicios de inteligencia de otros países han reconocido que la última vez que se escuchó la voz de Bin Laden fue el 21 de diciembre de 2001. “A partir de esa fecha, desaparece. A partir de esa fecha lo sustituyeron por un actor malo, que se viste como él, pero ni se le parece”.

Rusia en la mira.

Otra vez, como en su conferencia de la víspera ante colegas locales, Estulin retomó el centro de la tesis de sus denuncias: “El objetivo de los Bilderbergs es destrozar a Rusia como potencia militar y a China como potencia económica.” Y agradeció nuevamente a Fidel la inclusión de fragmentos de sus textos en sus Reflexiones más recientes, porque dijo: “lo que Usted dice ellos no pueden silenciarlo.” “No siempre fue así”, aclaró el líder de la Revolución.

El periodista advirtió que los suprapoderes mundiales están conscientes de que el único estado capaz de enfrentar militarmente a los Estados Unidos y destruirlo es Rusia e insistió en que existe un tercer plan “Barbarroja” -como se conoció la invasión nazi a la URSS- contra la Rusia actual.

El escritor ruso reitera que el objetivo final de todo este montaje, incluida la posible guerra nuclear, es destruir a Rusia, el gran enemigo militar de los Estados Unidos. “Rusia tiene potencia para borrar de la faz de la tierra a los EEUU, tiene armas mucho más potentes que lo que pueda tener ahora mismo el arsenal norteamericano. Por ejemplo, el P-700 Granito, un misil balístico intercontinental con una cabeza nuclear de 500 kilotones. Se lanza desde un submarino. Vuela a una velocidad de 2 983 km/h. No hay nada en el mundo más rápido. El avión más veloz de EEUU vuela a unos 2 600 km/h.”

“De eso no se ha hablado”, comenta Fidel. “Le temen muchísimo -dice Estulin-. De hecho el submarino nuclear Kursk -hundido en el Mar de Barens el 12 de agosto de 2000-, llevaba estas armas”.

Ese es un elemento a tener en cuenta para considerar que “mi país, Rusia, es el enemigo militar número uno de Estados Unidos. Ahora mismo están construyendo en Afganistán 13 bases, supersecretas, y cada una de estas es más grande que cualquier otra base americana en el mundo, y ya son más de 700. No la construyen para atacar a Irán, sino el flanco sur de Rusia”.

Estulin tiene información documentada sobre las armas estratégicas que apuntan contra su país, los planes en Afganistán, los antecedentes históricos, el derrumbe de la URSS. Fidel lo escucha con suma atención: “Acumular más de 25 000 armas nucleares -dice-, no es de gente cuerda. Todo esto me pasaba por la mente mientras hablabas, y me preguntaba en qué va a parar todo esto. Era exactamente lo que quería intercambiar contigo. He dedicado mucho tiempo a leer y a recoger información. Dedicamos todo el tiempo a informarnos, mientras los que toman decisiones que pueden decidir la vida de millones de personas, están desinformados.”

Las minibombas atómicas.

La historia de las armas atómicas de formato pequeño datan de finales de los 50 o principio de los 60 del siglo pasado, con un uso pacífico. “Los ingenieros -relata Estulin-, cuando querían abrir un paso a través de una montaña para construir un túnel, por ejemplo, se dieron cuenta de que no había suficiente cantidad de dinamita que pudiera hacerlo. Entonces comenzaron a utilizar la energía atómica controlada. La industria militar se dio cuenta de que también serviría para matar a la gente. De ahí salieron las armas de tercera y cuarta generación.”

Algunas de estas armas pueden ser del tamaño de una pelota de béisbol. Pero hay dos formas de construir una bomba atómica: con uranio o con plutonio. La diferencia es la masa crítica: la de uranio necesita por lo menos unos 50 a 52 kilos de masa crítica, mientras que la de plutonio es de mucho menos. La bomba de Hiroshima fue de uranio, y la de Nagasaki, de plutonio.

Según Estulin, los terroristas nunca han tenido acceso a bombas de uranio, porque “desde 1945 no hemos visto una explosión como la de Hiroshima. Los terroristas no tienen la tecnología para producir las minibombas nucleares. Sólo pueden hacerlo Estados Unidos, Rusia, Francia e Israel”.

En la Sierra Maestra.

Las bombas que tiraban los aviones de Batista, recuerda Fidel, eran a veces de 500 kilogramos, y abrían un gran hueco, pero no destruían muchas casas. “Caían, se enterraban y explotaban”, añade Fidel. “En el caso de las bombas atómicas, el hongo y el fuego son dos señales inconfundibles que las acompañan. Yo no recuerdo en la Sierra Maestra que esto haya ocurrido.”

Destruía, sin lugar a dudas, pero no en esas dimensiones apocalípticas de la bomba nuclear. “Una vez nos tiraron dos de 500 kg, y yo las fui a ver: había dañado un poco más de media hectárea, pero nada de candela. Nosotros estábamos como a 100 metros del lugar donde bombardearon. Sabían más o menos dónde estábamos, porque teníamos la tropa enemiga rodeada. No hubo nunca fuego. ¡Y nos tiraron bombas! Era lo primero que teníamos, a los 20 minutos de comenzar cualquier combate.”

El Ejército de Batista utilizaba bastante bien aquellas armas, porque Estados Unidos lo había entrenado. “Usaban B-26, y también un tipo de avión caza con 8 ametralladoras y tenían algunos Jet, tres en total, dos de ellos los utilizamos después para defendernos durante el ataque mercenario de Playa Girón (1961). Estos Jet los manejaron pilotos que estaban presos por negarse a cumplir órdenes de Batista y habían sido juzgados y sancionados por eso.”

El Comandante en Jefe relata cómo toda la dinamita que utilizó el Ejército Rebelde en la guerra era de las bombas que no estallaban. “Nuestra gente aprendió a escarbar y sacarlas. Hacíamos minas de contacto, con una pilita de linterna… A veces poníamos 20 kilogramos de TNT, y poníamos boca arriba un tanque ligero; a los pesados podían destruirlos”.

Los recuerdos del Comandante viajaron a los métodos de lucha del Ejército Rebelde, basados en el respeto a la dignidad, el trato humano a los prisioneros, la ética en el enfrentamiento a un adversario que carecía totalmente de ese valor. “Ningún soldado se rinde si sabe que lo van a matar. Lo más sencillo del mundo para nosotros fue inutilizar a un ejército entrenado por los yanquis, que llegó a ser considerado invencible.”

Sin abandonar el tema, Fidel preguntó a Estulin con qué argumento respondía a quienes le impugnan sus investigaciones, específicamente en cuanto al efecto de las radiaciones allí donde supuestamente se habrían realizado explosiones de mini bombas nucleares.

Según el periodista, hasta en el lenguaje de quienes escriben sobre las explosiones se pueden encontrar la señales de que se produjeron éstas, aunque se oculten las evidencias más conocidas como puede ser el efecto de las radiaciones sobre las personas afectadas a corto, mediano o largo plazo.

“¿A quién le interesaría, por ejemplo, la explosión de Oklahoma?”, insistió Fidel. La respuesta del escritor lo llevó a retomar intereses más allá de la propia presidencia norteamericana a la que, dijo, no llega nadie que no haya sido aprobado por ellos.

Estulin cree que los planes de la élite mundial son exterminar los sobrantes humanos en un planeta cuya población crece a un ritmo superior a su disponibilidad de recursos en muchas regiones.

Fidel solo acotó: “La Humanidad tendrá que resolver la energía renovable…” y luego de comentar el drama provocado por los incendios forestales en Rusia recomendó al periodista ver el documental “Home”, centrado en los desafíos de la supervivencia humana.

La lucha por este planeta.

Estulin se pregunta si la humanidad podría estar dentro de 50 ó 100 mil años en este planeta. Para él a respuesta es: No. “Seremos demasiada gente. La única alternativa es que a través del progreso y el desarrollo colonizaremos la Luna, Marte, el espacio y nos aseguraremos de los miles de millones de humanos sobrevivan, y esto es para mí la inmortalidad.”

“Es correcto lo que dices del progreso humano -responde Fidel-, pero, a mi juicio, la vida se va a desenvolver aquí, en este planeta. En Marte, en la Luna y en el resto de los planetas del Sistema Solar, no hay atmósfera. Tu teoría es absolutamente correcta en el sentido de que la humanidad debe preservarse para vivir miles de años, gracias al progreso.”

Pero hay que luchar contra las fuerzas que impiden ese progreso. Y Fidel pone un ejemplo: “Desde que comenzó la vida en este planeta, añade, se calculan que fue hacer alrededor de 4 000 millones de años. El petróleo comenzó a formarse hace más o menos 400 millones de años. El hombre está gastando en menos de 200 años el petróleo acumulado en más de 400 millones años… La atmósfera no resiste ese consumo.”

Estoy de acuerdo, reacciona Estulin. “Creo que debemos luchar todos tanto como Fidel porque sobreviva la especie…” añade. Muchas personas, dice el escritor, creen que hemos llegado al punto de no retorno, y que hay que parar en seco. “Los peligros son muy grandes”, añade Fidel.

Estulin le obsequia sus libros al Comandante y le escribe en la dedicatoria: “Ganaremos la guerra cuando el poder del amor supere el amor al poder”. Fidel la lee en silencio y dice en voz alta: “Ganaremos la guerra no librándola”.

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