sábado, 23 de octubre de 2010

Informe:


La Universidad de los trabajadores.

Los trabajadores de IMPA, junto con algunos importantes referentes de la educación popular y de la lucha obrera, lanzaron el proyecto. Planean que comience a funcionar en 2011.

Impa es una fábrica metalúrgica recuperada por sus trabajadores hace unos 12 años, con algunas particularidades. Funcionan, allí, gratuitamente un centro cultural, un centro de salud y un bachillerato popular de jóvenes y adultos. Ahora, trabajan en un nuevo y ambicioso proyecto: la Universidad de los Trabajadores. La presentación en sociedad del proyecto se realizó con la presencia de referentes obreros como Víctor De Gennaro (CTA), Hugo Yasky (CTA) y Armando Jaime (CGT de Salta), el diputado Eduardo Macaluse (SI), Hugo Trinchero (decano de la facultad de Filosofía y Letras de la UBA) y los gremios docentes UTE Capital y Ctera Nacional, entre otros. “El lanzamiento de la Universidad de los Trabajadores es consecuencia de la decisión política de los trabajadores de Impa, de tener un espacio abierto al conjunto de nuestro pueblo y de la clase obrera, y que atienda a sus necesidades de educación, cultura y salud”, sostuvo Eduardo ‘Vasco’ Murúa, uno de sus mentores.
El proyecto tomó vuelo en medio de una de las tantas luchas por la conservación de Impa en manos de los trabajadores. En lugar de replegarse ante la crisis, sus trabajadores fueron por más. En una reciente entrevista, el psicoanalista Alfredo Grande, uno de los promotores de la Universidad, sostiene: “Tiene que ver con generar una opción universitaria para y con los trabajadores. Con trabajadores no nos referimos al concepto más amplificado del trabajo, porque desde ese lugar casi todos seríamos trabajadores. Sino trabajo ligado a la producción de bienes y servicios. Lo que en algún momento se llamó clase obrera y que algunos se empeñan en darla por inexistente. Habiendo tantas universidades de los explotadores es necesaria una respuesta científica, académica y política. A esa respuesta la llamamos Universidad de los Trabajadores.” El bachillerato. Desde Impa entienden a la educación como una herramienta de lucha y disputa con el orden establecido y sostienen que habitualmente las instituciones educativas no incluyen al conjunto de los trabajadores. Más bien, tanto ellos como sus hijos terminan siendo expulsados por el sistema educativo. De hecho, fueron los trabajadores de Impa los primeros en impulsar los bachilleratos populares dentro de la fábrica. Desde aquel momento, no sólo los trabajadores, sino que muchos jóvenes y adultos han terminado sus estudios secundarios gracias a esta herramienta disponible a toda la comunidad.
Con el tiempo, otras fábricas recuperadas como la Maderera Córdoba o Gráfica Chilavert abrieron sus propios bachilleratos. Hoy, existen más de 30 distribuidos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Córdoba. Estudian allí más de 2.000 personas. Doscientas en el bachillerato de Impa. Todos ellos llevaron adelante una larga lucha por el reconocimiento oficial de los Ministerios de Educación de la Ciudad y de la Nación. La ganaron, aunque el gobierno de la Ciudad deba los sueldos de los docentes agrupados en la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (Ceip) que desde el 2004 trabajan sin cobrar. La Universidad. Para avanzar en el desarrollo del nuevo proyecto, los trabajadores de Impa convocaron desde un principio al poeta, periodista y escritor Vicente Zito Lema, que ya tiene sobre sus espaldas el haber fundado junto a las Madres de Plaza de Mayo la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo y ser su rector por 3 años. En el último 1° de mayo, Zito Lema afirmó: “La cuestión es cambiar. Los trabajadores quieren tener su propia universidad. No sólo ser objeto de estudio. No sólo que vengan de las universidades a ver cómo funciona Impa. No sólo que hagamos películas y trabajos sobre cómo sufren los trabajadores. Sino que seamos parte de la lucha de los trabajadores para ser realmente seres humanos. Los que quieran participar del sueño de la Universidad de los Trabajadores, aquí tienen su lugar.”
En Impa piensan en una universidad pública y gratuita con la autogestión de los trabajadores. Como en el caso de los bachilleratos, apuntan a lograr la legalidad a través de la legitimidad que da el trabajo puesto en marcha. Por eso quieren lanzarla para el año entrante. Asimismo, ya se están preparando para dar la pelea en el Congreso (las Universidades Nacionales se crean allí) y también para lograr el reconocimiento a través de la Ley Federal de Educación que, al día de hoy, sólo prevé la existencia de universidades públicas y privadas, sin lugar para este tipo de iniciativas. Quizás, el único caso palpable de un proyecto similar haya sido el que esgrimió Juan Domingo Perón al crear la Universidad Nacional Obrera que luego del golpe de 1955 se transformaría en la Universidad Tecnológica Nacional.
Actualmente, desde Impa se trabaja en el acondicionamiento del espacio físico para las aulas y demás dependencias, tanto como en el diseño de las currículas. Están pensadas las carreras en Salud en el Trabajo, Profesorado en Historia, Profesorado en Matemática, Urbanismo y una relacionada con la economía con gestión cooperativa. También se gestiona la realización de convenios con la Universidad Nacional de San Martín y su equivalente de Morón para que, hasta se logre la mentada legalidad, las carreras se oficialicen a través de estas instituciones.
Asimismo, discuten la mejor forma de gestionar la Universidad, para lo cual, desde su perspectiva, deber contar con la mayor participación posible de los estudiantes, docentes, intelectuales y trabajadores. Para ello, analizan varias experiencias de Universidades Obreras del mundo y abrieron el juego a quienes quisieran participar a través de varias jornadas de reflexión y debate que se realizaron tanto en Buenos Aires como recientemente en Mar del Plata. Estas jornadas significaron para estos soñadores un verdadero aprendizaje público, en el que han intervenido cientos de personas que aportaron sus particulares visiones sobre las formas necesarias para construir la educación formalizada.
Próximamente, organizarán el Congreso sobre Trabajo y pensamiento crítico, a realizarse entre el 28 y el 31 de octubre de 2010 en el mismo Impa. Zito Lema afirma: “La Universidad de los Trabajadores nos necesita a todos; que el Congreso muestre, incluso a los que ya no creen en las grandes utopías, que más allá de todos los obstáculos, las necesidades históricas de los trabajadores pueden convertirse en realidad. Depende del esfuerzo y de nuestro irrenunciable amor por las causas justas”.
Existen dos puntos en los que se funda el éxito de la noble iniciativa. Primero, la experiencia acumulada en la gestión de los bachilleratos populares. Y, segundo, el inquebrantable espíritu de estos trabajadores que en 1998 no sucumbieron bajo la noticia del cierre de la fábrica y decidieron tomarla para mantener sus fuentes de trabajo. Hoy, ese mismo impulso los determina a tomar las riendas de su educación y formar una universidad de trabajadores para los trabajadores. Y al que no le gusta, se jode.

 Lucha, trabajo y cultura en peligro.

La Industria Metalúrgica y Plástica Argentina (Impa) se dedica al procesamiento y comercialización de aluminio en sus fases de fundición, laminación, extrusión e impresión. Fundada en 1910 por capitales alemanes y nacionalizada en 1945 por el gobierno peronista, en 1961 se transformó en una cooperativa de trabajo llegando a tener casi 400 trabajadores. En mayo de 1998, luego del vaciamiento de capitales y una amplia acumulación de deudas sus obreros deciden tomar la fábrica. Levantarían así un ícono entre las empresas recuperadas de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta nueva construcción estuvo marcada por los ideales de “lucha, trabajo y cultura”. Fue así que abrieron la fábrica a la comunidad, impulsando la formación de un importante centro cultural, el bachillerato popular, el centro de salud, las transmisiones de una TV comunitaria, etc. En estos últimos años, la gestión obrera tuvo sus altibajos. En 2005, un forzado desalojo fue seguido de una nueva toma y recién el pasado año comenzaron nuevamente estas actividades.
Hoy, Impa está nuevamente en peligro. La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial declaró la “inconstitucionalidad” de la ley porteña Nº 2.969 de expropiación de la planta. Es un extraño caso ya que existen 26 leyes de expropiación en la Ciudad de Buenos Aires que son muy similares y sólo ésta fue declarada inconstitucional. Los obreros siguen la pelea legal pero afirman que esta situación dificulta mucho el manejo de la empresa. Desde algunos sectores se observa con suma atención el caso que bien puede entenderse como una avanzada sobre el terreno ganado por las empresas recuperadas. Aún así, estos trabajadores se encuentran unidos ante la adversidad luchando por mantener 56 puestos de trabajo y la vida de los proyectos culturales y educativos que crecen en la fábrica.

Fuente: Sáenz, Ramiro en Diario Miradas al Sur de la edición del 17 de Octubre del 2010.

Con el horizonte en el pleno empleo.

El gobierno profundiza el tendido de redes laborales a través de 350 oficinas de empleo a lo largo del país. Conectar necesidades laborales con requerimientos empresariales, uno de sus objetivos fundantes.
Los últimos balances de la situación del empleo en la Argentina le levantaron el pulgar a las políticas que aplicó el Gobierno Nacional, principalmente durante el período más crítico de la tormenta financiera internacional. Pero, además, dejaron a la luz la importancia de trabajar con políticas de contención y metas a un largo plazo. La Red de Servicios de Empleo que instrumentó hace cinco años el Ministerio de Trabajo de la Nación terminó funcionando como un colchón esencial para atenuar los efectos de la crisis internacional.
La reciente inauguración de la primera oficina de empleo en la Ciudad de Buenos Aires puso en la vidriera este trabajo que el Gobierno comenzó a realizar en 2005, a través de la Secretaría de Empleo del Ministerio. Básicamente, la tarea principal de estas oficinas de la Red de Servicios de Empleo es generar un puente entre el empresario que necesita mano de obra capacitada y el trabajador que está en búsqueda de un puesto laboral.
La red se expande con más de 350 oficinas por todo el territorio nacional, naturalmente con mayor peso en los principales centros urbanos. Sólo en la provincia de Buenos Aires hay más de 70 de estas dependencias surgidas de los acuerdos del Ministerio de Trabajo con los municipios.
La apuesta al empleo ha sido una constante en el kirchnerismo y, de hecho, a fin de preservar fuentes laborales se han tomado decisiones (sobre todo durante el fatídico 2009 internacional) que muchas veces acarrearon un costo político que el oficialismo decidió afrontar.
Sin ir demasiado lejos en el tiempo, recién ahora vuelven a abrirse las exportaciones de aceite de soja a China, luego del –nunca reconocido del todo– cortocircuito que desató la decisión de la Argentina de limitar las importaciones del gigante asiático para defender las empresas nacionales y así preservar los puestos de trabajo argentinos. Incontables serían ahora las tapas de matutinos o las efervescencias opositoras que aquella medida despertó.
Como sea, a mediados de 2010 la Argentina logró recomponer los puestos laborales que la crisis internacional erosionó, y la tasas de desempleo se ubica en un 7,9 por ciento, mientras que el empleo no registrado continúa en valores elevados, cercanos el 37 por ciento.
“La Argentina tiene condiciones para alcanzar el pleno empleo en los próximos años”, subrayó más de una vez el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, definiendo lo que posiblemente sea una de las anheladas cartas fuertes del kirchnerismo, a esgrimir de cara a las elecciones presidenciales de 2011.
Según las estimaciones de la cartera laboral, la red de oficinas de empleo tiene un tendido que permitiría dar respuesta al 90 por ciento del total de la población laboralmente activa, con “servicios de intermediación, colocación y asesoramiento laboral público y gratuito”.
La iniciativa, además, incluye programas destinados con exclusividad para jóvenes de entre 18 y 24 años (enmarcados en el plan Jóvenes con Más y Mejor Trabajo) que necesiten o deseen terminar sus estudios, sumado a la posibilidad de capacitarse para su inserción en el mercado laboral.
En el caso de los desempleados que se suman a la Red, tienen la posibilidad en primera instancia de acceder a un “portal público del empleo. Es un sistema de búsqueda, selección e incorporación de personal dinámico, de fácil acceso, seguro y gratuito”, según se detalla en este sitio web. Además, el Ministerio se encarga de ofrecer “orientación laboral” tanto para quienes buscan su primer trabajo como para aquellos que pretenden cambiar su perfil ocupacional.
Otro de los servicios que tiene esta Red está dedicado a los empleados autónomos. El objetivo es “facilitar la inserción laboral de personas que optan por el autoempleo o microemprendimientos”, explican.
Por último, se dedica una parte del programa a trabajar con instituciones educativas o actividades de formación, a las que el especialista de la oficina de empleo puede optar por derivar, en caso de que considere que el trabajador requiera una de estas herramientas.

Tomada inauguró la primera oficina de empleo en la ciudad.

A comienzos de octubre y ubicada en Humberto Iº 2260, finalmente comenzó a funcionar la primera Oficina de Empleo porteña. Durante la ceremonia de apertura y luego del corte de cintas, el ministro Tomada aseveró: “Igualdad de oportunidades no es sólo una frase, es política, es acción”.
Además, en el transcurso del evento se firmó un protocolo entre la Secretaría de Empleo del MTEySS y Centro Educativo Velasco y la empresa Cenea SRL.
La oficina será gestionada por el Ministerio (usualmente son los municipios los encargados), dado que, en este caso, el Gobierno porteño “no mostró voluntad política” para participar, según explicó a Miradas al Sur el Secretario de Empleo, Enrique Deibe.
Durante la inauguración, Carlos Tomada afirmó: “Todos los días tomamos, desde el ministerio, decisiones para mejorar la calidad de vida de cada uno de los habitantes del país. Con esta idea pusimos en funcionamiento esta Oficina, para que funcione como un puente entre los que buscan trabajo y los que siguen apostando a la inversión”.
Y señaló: “El Estado no puede estar ausente, fueron demasiados años en los que intentaron convencernos de que era el mercado el que asignaba mejor los recursos”.

Fuente: Giuffrida, Alejandro en en Diario Miradas al Sur de la edición del 17 de Octubre del 2010.

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