domingo, 11 de julio de 2010

Historia: "De todo menos santo"



A la muerte de Pío XI, la organización de la sede vacante correspondió a Eugenio Pacelli por su cargo de camarlengo. Él, precisamente, era el candidato favorito. Después de un cónclave de sólo dos días y a la tercera votación, fue elegido Papa. Pío XII era el primer Papa sin ninguna experiencia pastoral, ni en parroquias ni en diócesis, puesto que toda su carrera se había desarrollado en la administración vaticana. Como medida preventiva, previamente a su coronación, había redactado ante notario una carta de renuncia en el caso de que fuera hecho prisionero por los nazis.

Una de sus primeras decisiones como Papa fue, en abril de 1939, la de borrar del Índice las obras de Charles Maurras, fundador de la Action Française, grupo antisemita y anticomunista, a cuyos miembros les fue levantada la prohibición de recibir los sacramentos que pesaba sobre ellos desde el pontificado de Pío XI.

También este año publicó su primera encíclica, la Summi Pontificatus, por la que condenaba cualquier forma de totalitarismo. Sin embargo, en la recién estallada II Guerra Mundial mantuvo, al menos desde un punto de vista formal, una dulce neutralidad entre los beligerantes, tal como había hecho Benedicto XV en la contienda anterior. Su mayor propósito era conservar la presencia católica en los países al margen de su alineamiento en la guerra, y por ello al fin de ésta se sintió fuertemente agraviado por el ateísmo militante en los países que quedaron en la órbita de la Unión Soviética. Las actividades anti-comunistas del Papa Pío XII se volvieron más fuertes después de la guerra. En 1948, Pío XII declaró que cualquier italiano católico que apoyara a los candidatos comunistas en las elecciones parlamentarias de ese año sería excomulgado e instó a Azione Cattolica para que apoyara al Partido Demócrata Cristiano Italiano. El 23 de junio de 1949, autorizó a la Congregación para la Doctrina de la Fe a excomulgar a cualquier católico que militara o apoyara al Partido Comunista. y decreta la excomunión de los comunistas, , en donde se reprende con la excomunión automática a aquellas personas que profesen y promuevan la doctrina comunista.

Vale decir que este Decreto fue confirmado por el Papa Juan XXIII en 1959, y nunca fue derogado, por lo que continúa siendo válido. De tal manera de que todos los que se inscriban en partidos comunistas y defiendan públicamente o mediante libros y revistas la doctrina comunista quedan excluidos de los Sacramentos de forma automática.

Le tocó ser el Papa de la Guerra Fría, y en este contexto su opción fue clara: ferviente anticomunismo y aproximación a la nueva potencia emergente, los Estados Unidos de América. En este sentido resultó determinante su amistad personal con Francis J. Spellman, arzobispo de Nueva York y vicario militar de las fuerzas norteamericanas, al cual nombró cardenal del título de Ss. Giovanni e Paolo (1946).

Terminada la guerra, Pío XII también fue el vocero para instar a la clemencia y al perdón de todas las personas que participaron en la guerra, incluyendo a los criminales de guerra. Así también presionó, mediante el nuncio de Estados Unidos, para conmutar las sentencias de los alemanes convictos por las autoridades de ocupación. El Vaticano solicito el perdón para todos aquellos que estaban condenados a muerte, una vez que se permitió la ejecución de criminales de guerra en 1948.

Reconoció explícitamente el régimen surgido en España de la guerra civil (1936–1939). En 1953 firmó con el general Franco un concordato que daba base jurídica al llamado «Nacional-catolicismo» español: con notables ventajas para la Iglesia a cambio de la legitimación de aquel sistema.

Falleció el 9 de octubre de 1958 en la villa papal de Castel Gandolfo y fue sepultado en las grutas vaticanas. En 1965 el papa Pablo VI inició su causa de beatificación junto con la de su sucesor Juan XXIII, pero sólo la de éste último ha prosperado hasta la fecha.

Fuente: El Papa de Hitler, de John Cornwell.

No hay comentarios:

Publicar un comentario