Parafraseando a José Pablo Feinmann (1) no hay posturas inocentes ante Evita; hay que elegir. Leamos un documento de Rodolfo Walsh, escrito a fines de l976 y comienzos de l977, donde señala:
"La principal falencia del pensamiento montonero es un déficit de historicidad. Este déficit no estaba en la mente de los compañeros que para darle un nombre a la organización acudieron a la historia argentina (y latinoamericana) que va de 1815 a 1870. Esa visión inicial, sin embargo, se agotó en sí misma. En los actuales documentos montoneros, apenas figuran referencias de historia argentina anteriores a l945, ni siquiera a los propios caudillos montoneros. (...) Hay dos fallas del pensamiento de izquierda en las que recae a mi juicio, el pensamiento montonero cuando analiza su problema central que es la toma del poder. Una, privilegia las lecciones de la historia en que la clase obrera toma el poder y desdeña aquellas otras en que el poder es tomado por la aristocracia, por la burguesía. Ni Marx ni Lenin procedieron así. Ambos dieron a la toma del poder por otras clases un carácter ejemplar. La segunda falla deriva de la primera, y remite al punto de partida, a saber, la historicidad de nuestro pensamiento. Puesto que las lecciones de historia en que la clase obrera toma el poder se dan solamente a partir de l917 y solamente en otros países, ese es el nivel cero donde empieza nuestro análisis. Un oficial montonero conoce, en general, cómo Lenin y Trosky se adueñan de San Petesburgo en 1917, pero ignora como Martín Rodriguez y Rosas se apoderan de Buenos Aires en 1821. La toma del poder en la República debería ser, sin embargo, nuestro principal tema de estudio, como lo fue de aquellas clases y de aquellos hombres que efectivamente lo tomaron. Perón desconocía a Marx y Lenin, pero conocía muy bien a Yrigoyen , Roca , y Rosas, cada uno de los cuales estudió a fondo a sus predecesores.” (2)
Si bien no sé si Perón desconocía a Marx y a Lenin, coincido con Walsh en que conocía muy bien nuestra historia. Siguiendo el texto citado, la pregunta que va a guiar estas líneas es: ¿Cómo hizo Eva María Duarte para convertirse en una figura política de primera magnitud? A esta pregunta creo necesario aclarar que parto de la idea de considerar a las personalidades históricas como manifestación de sujetos colectivos, motores esenciales de la historia.
Existe una creencia muy arraigada que atraviesa a los distintos sectores de la sociedad, de que un político tiene que tener cierto nivel de conocimientos, dados por títulos académicos: abogado/a, doctor/a, profesor/a, licenciado/a. Y es en este aspecto donde el triunfo electoral de Lula da Silva y Evo Morales, como presidentes, de Brasil y de Bolivia, respectivamente, resulta novedoso. Dos presidentes sin títulos universitarios y cuya formación política la realizaron a partir de la experiencia gremial.
En el caso de Evita, sus estudios fueron escasos, apenas logró terminar la escuela primaria y seguramente hablaría mal. ¿Qué quiere decir mal?, a la manera de los habitantes de los pueblos de la provincia de Buenos Aires, que incluso, hoy en día, se mantiene. No pronuncian determinadas vocales; en vez de decir técnico, dicen ténico, en vez de decir colectivo, dicen colectivo. Y así podríamos seguir enumerando...
En l935, con 16 años de edad, Evita llega a Buenos Aires, y podemos suponer que no habrá faltado algún porteño socarrón que la quisiese poner a prueba... a ver decí Las Heras....Y ella contestaría Laseras...
Pero Eva Duarte quería ser actriz, y para ello necesitaba corregir su manera de hablar. Durante diez años trabajó en el teatro, en el cine y en la radio.
Cuando conoció a Perón, en el año 1944, Evita ya no hablaba como cuando recién había llegado de Junín, ciudad en la que vivió desde los 11 a los 16 años.
Su pueblo natal fue Los Toldos, que se encuentra a 300 km de la Capital Federal y pertenece al partido de General Viamonte. Es el único pueblo de la zona cuyos primeros habitantes fueron mapuches. El cacique Ignacio Coliqueo había pactado en l862, con Bartolomé Mitre, en ese momento gobernador de la provincia, la entrega de tierras a cambio de su colaboración en el Ejército que luchó en Pavón contra la Confederación.
Esas fértiles tierras que un sector del pueblo mapuche había recibido, las fueron perdiendo de diferentes maneras y pasaron a integrar las grandes estancias de la oligarquía. Apellidos ilustres se convirtieron, de manera dudosa, en los dueños de las tierras: los Pueyrredón, los Bullrich, los Luro, los Pereda. Y como resultado los primeros dueños se transformaron en peones.
Todos los partidos bonaerenses se dividen catastralmente en cuarteles. En el caso de Los Toldos, el cuartel 1 es el centro del pueblo, donde su ubicaron los descendientes de españoles e italianos, y en el cuartel 2 se encuentra la Tribu, como aún hoy se dice. Evita nació el 7 de mayo de l919 en la estancia la Unión, frente a La Tribu, a 20 km. del cuartel uno.
Durante mucho tiempo, el pueblo “blanco” imaginó la amenaza de los “indios”, sosteniendo el desprecio a los mismos.
Cuando Evita tenía 8 años, la familia se trasladó al pueblo. Pero gran parte de los habitantes de Los Toldos también despreciaban a las mujeres solteras y a sus hijos. La vida les resultó muy difícil debido a su situación económica, sumado a las habladurías de pueblo chico.
La crisis de l930 aumentó la pobreza e impulsó a Juana Ibarguren a trasladarse a la ciudad de Junín con sus cinco hijos, en búsqueda de mejores oportunidades. Nunca más Evita volvería al lugar donde vivió once años y en su nueva partida de nacimiento figuraría como ciudad Junín.
Pero volvamos al momento del encuentro con Perón, un coronel viudo, que ocupaba el cargo de vicepresidente, Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión durante el gobierno del general Edelmiro Farrell. Poco tiempo después de aquel encuentro, se fueron a vivir juntos, transformándose en amantes. Este no era el problema, ya que ambos eran libres. Pero lo que provocó un profundo rechazo, sobre todo en los sectores del ejército, era que Perón no tuviese problemas en mostrarse públicamente con la joven actriz.
Transgresión de Perón que podría haber sido obviada. Pero el dichoso Secretario de Trabajo y Previsión, había iniciado una política de acercamiento a los dirigentes gremiales, inédita hasta ese momento. Con el apoyo del Coronel Domingo Mercante, nombrado interventor en dos sindicatos ferroviarios y Director del Departamento de Trabajo dentro de la Secretaría, trabajarían de manera conjunta para convertir al movimiento obrero en una poderosa fuerza política. Y esto era lo insoportable.
En esos dos años que vivieron en el departamento de la calle Posadas, Evita participó, en silencio, de las reuniones que Perón tuvo con funcionarios del gobierno, y con militares partidarios de la política del coronel. Evita incorporó nuevos términos, e intentó comprender las negociaciones características de la actividad política.
A principios de octubre de l945, por la presión de un sector del Ejército, Perón es depuesto de sus cargos y enviado a la isla Martín García.
En “La Razón de mi vida”, dice Evita:
“El incendio seguía avanzando con nosotros. Los “hombres comunes” de la oligarquía cómoda y tranquila empezaron a pensar que era necesario acabar con el incendiario. Creían que con eso acabaría el incendio. Por fin se decidieron a realizar sus planes. Esto sucedió en la última hora de la Argentina oligárquica. ¡Después amaneció...! (3).
El 17 de octubre, se realiza una inesperada movilización popular a Plaza de Mayo, los trabajadores por primera vez en nuestra historia ocupaban el centro de la orgullosa ciudad blanca. Los “cabecitas negras” se hacían oír: ¡Perón! ¡Libertad a Perón!.
Escribía Raúl Scalabrini Ortiz, sobre este acontecimiento:
“Inesperadamente, enormes columnas de obreros comenzaban a llegar. Venían con su traje de fajina porque acudían directamente desde sus fábricas y talleres... Eran rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de resto de brea, de grasas y aceites. Llegaban cantando y vociferando unidos en una sola fe...Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad....Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda, o descendían de las Lomas de Zamora... Era el subsuelo de la Patria sublevada” (4)
En esas columnas estaba María Bernaviti de Roldán, delegada de los trabajadores del frigorífico “Swift”, en la localidad de Berisso a 80 km. al sur de la ciudad de Buenos Aires. Este es su relato de ese día:
“Acá salimos de Berisso con una banderita toda vieja, raída (.....) las mujeres estaban casi todas avisadas que había que estar en la Avenida Montevideo. Fuimos hasta Los Talas a pie. Los Talas viene a ser como a quince o veinte cuadras de acá, y de allá nos vinimos con la bandera, de allá nos traía la policía a caballo. La policía no nos dejó tan fácil como todo el mundo dice, no, hubo gases lacrimógenos, persecuciones, de todo un poco, livianamente, pero tampoco nos dejaron ni siquiera gritar “¡Viva Perón!” fuerte. Bueno, entonces fuimos caminando, caminando, y cuando llegamos al Sportsman, a dos cuadras de Swift, allí ya estaba la concentración, las calles tapadas de gente, éramos como siete mil almas, entonces en caravana, a pie. Algunas mujeres que ya no podían caminar las levantaba una camioneta, un camión, una moto, un auto. Llegamos a plaza San Martín. En plaza San Martín, en La Plata, estaba casi toda la provincia de Buenos Aires, estaba la plaza cubierta y todas las diagonales se veían, de allá arriba, desde donde hablé yo, que hablé en las escalinatas de la Casa de Gobierno, se veía más, estaba la gente en las calles adyacentes, todo lleno, arriba de los árboles, de los balcones. Fue la toma de la Bastilla argentina, yo no la vi a la Revolución Francesa, pero para mí fue la toma de la Bastilla argentina. La gente sentía alegría, la gente no se golpeaba, no se insultaba: La vamos a ganar, va a venir Peroncito” (5)
Durante esos días tumultuosos de octubre, Evita recibió dos cartas de Perón, enviadas desde la isla Martín García. En una de ellas le decía:
“Mi tesoro adorado:
Sólo cuando nos alejamos de las personas queridas podemos medir el cariño Desde el día que te dejé allí con el dolor más grande que puedas imaginar no he podido tranquilizar mi triste corazón. Hoy sé cuánto te quiero y que no puedo vivir sin vos. Esta inmensa soledad está llena de tu recuerdo. (...) En cuanto salga nos casamos y nos iremos a cualquier parte a vivir tranquilos. (...) Debes estar tranquila y cuidar tu salud mientras yo esté lejos para cuando vuelva. Yo estaría tranquilo si supiese que vos no estás en ningún peligro y te encuentras bien (...) Viejita de mi alma, tengo tus retratitos en mi pieza y los miro todo el día, con lágrimas en los ojos. Que no te vaya a pasar nada porque entonces habrá terminado mi vida.(...)Tesoro mío, tené calma y aprendé a esperar. Esto terminará y la vida será nuestra. Con lo que yo he hecho estoy justificado ante la historia y sé que el tiempo me dará la razón.(...) Perón.( 6 )
Dice Felix Luna, “como ocurre en las grandes encrucijadas de la Historia, cada cual sentía que no estaba definiendo solamente el rumbo colectivo sino también su propio destino individual. Y efectivamente fue así. La Argentina ya no fue la misma después del 17 de octubre de l945. La transición que sobrevino ese día nos afectó a todos de una u otra manera.” (7)
El papel que Evita jugó en esas jornadas de octubre, fue mínimo. Ella en su autobiografía, llama a esos días: “Las horas de mi soledad” ( 8 ) Pero la movilización de miles de hombres y mujeres, pidiendo por la libertad de Perón, pidiendo por otra Argentina, inevitablemente cambió su lugar personal y político.
A los pocos días de las jornadas de octubre, el 22 del mismo mes, la pareja se dirigió a Junín para casarse en el registro Civil de dicha ciudad. María Eva Duarte y Juan Domingo Perón, formalizaron esa unión en la iglesia de San Francisco, en la noche del 10 de diciembre, en la ciudad de La Plata. Eva Duarte se convierte en Eva Perón y al poco tiempo en la compañera Evita, Abanderada de los Descamisados.
Pero para lograr esta transformación deberá hacer un gran esfuerzo. Es así, que empieza a participar públicamente en la campaña electoral, recorriendo el interior del país, Santiago del Estero, Santa Fé, Rosario, Resistencia, Corrientes, Paraná...
Pero el estreno político de Evita fue el 8 de febrero de l946 y como era esperable tuvo dificultades:
“Ocurrió que la Cruzada de la Mujer Argentina, el Centro de Mujeres Universitarias y otros nucleamientos organizaron una asamblea femenina en apoyo a la Fórmula Perón-Quijano, la que se efectuó en el Luna Park. Perón no se sentía bien (...).Por eso envió a María Eva con un mensaje justificatorio de su inasistencia, pero hubo en la multitud un grito unánime: “¡Queremos a Perón!”. El diario La Nación informó al otro día que los reclamos de silencio por parte de Evita no fueron escuchados, ya que “el público voceando el nombre del candidato seguía llamándolo”. No hubo, en realidad, proclamación, pero María Eva Duarte de Perón pudo decir con dificultad un discurso que, a duras penas, algunas pocas mujeres oyeron.” (9)
El 24 de febrero de dicho año, triunfó la candidatura de Perón, y Evita siguió acompañando a su marido. Y al poco tiempo de aquella victoria, ella comenzó a realizar una actividad propia, visitando numerosas fábricas, donde el recibimiento de los trabajadores fue distinto a aquella primera experiencia con las mujeres.
Siendo ya Perón presidente, Evita agregaría sus tareas fuera del protocolo. En la Dirección de Correos y Comunicaciones, donde le habilitaron una oficina para ella, allí recibía a todos los que quería una entrevista con el Presidente.
Al poco tiempo trasladó su oficina al Ministerio de Trabajo. Esto pasó prácticamente desapercibido, sin embargo “sus actividades en esta repartición adquirirían una importancia fundamental para el gobierno peronista (...) la presencia de Evita en esa casa, tenía sobre todo el propósito de oficializar la práctica que se había ido estableciendo poco a poco desde las elecciones de febrero: el contacto de los trabajadores con Perón debía hacerse ahora por intermedio de Evita pues ella era su representante personal en el Ministerio.” (10)
Hay muchas interpretaciones del porqué de esa tarea y pueden ser consultadas en las biografías sobre Evita. Pero si simplificamos la cuestión, cosa bastante arriesgada en el relato histórico, podemos recordar que pocos de los que ejercían el gobierno tenían experiencia política. Perón había sido militar hasta l943 y debía construir un partido político, un movimiento y gobernar. Necesitaba gente de confianza en los cargos claves y a Evita le interesaba el contacto con los trabajadores. Desde ese lugar Eva Perón va cobrando seguridad y comienza a tener fama de eficiente. Los que concurren a verla sienten que sus reclamos son atendidos y resueltos.
En l947 realiza su famoso viaje a Europa y al mes de su regreso, se promulga la Ley 13010, que concedía el voto a la mujer. Esa ley es la culminación de un proceso que se había iniciado en Europa a partir de la Revolución Francesa y en nuestro país desde principios del
Siglo XX, pero va a quedar unido a las gestiones realizadas por Evita.
Durante el año 48 continúa dándole mucha importancia a la actividad gremial y a mediados del año 49 se organiza el Partido Peronista Femenino, y Evita será proclamada presidenta del mismo. Fue la única mujer que formó parte del Consejo Superior Peronista. Pero a su accionar en el orden gremial y en el orden político, Evita también desempeña una importante labor para tratar de resolver los problemas inmediatos de los sectores más desprotegidos. En l948 se crea la Fundación Eva Perón, creación que es posible por la disolución de la Sociedad de Beneficencia. Dicha disolución, en la que Evita no participó, era un proyecto que se había planteado en el gobierno del general Ramirez en l943.
Fueron seis años vertiginosos de formación y acumulación de poder político, hasta llegar a la culminación de su carrera cuando la CGT levanta su candidatura a la vicepresidencia en el año l951 y organiza, el 22 de agosto, una multitudinaria concentración en la avenida 9 de julio y Moreno.
Pero la formación política y el poder que Evita logró, según mi entender, no alcanzan a explicar su transformación en una figura política de primera magnitud.
Leamos, entonces, lo que dice María Roldán de Evita:
“Evita visitó Berisso, repartió ropa, repartió máquinas de coser, repartió colchones, sábanas, pan dulce, sidra, paquetitos con dinero. Acá vino a la escuela 52. Había una huelga en la hilandería, los hizo volver a todos, porque no tenían razón, los muchachos no tenían razón de haber parado, la verdad no tenían razón, cobraban bien y todo, no sé que pasó, y le pararon al dueño de la hilandería. Hizo regalos, unos regalos tremendos, después cuando vinieron con Perón para elegir el lugar para hacer el barrio obrero, caminaba a la par de él como un hombre, entre la tierra, entre los cascotes. Muy guapa. Ella era muy tratable(...) La gente aquí en Berisso, cuando ella estaba en la calle, se enloquecían. Era como un ídolo (...) Es importantísimo, importantísimo, el calor del pueblo que tuvo esa mujer, tenía como un imán, una cosa que la arrastraba a la multitud. Era algo difícil de explicar. Sobrenatural. Mire, Daniel, le digo la verdad, he visto pocos casos así, porque hubo un momento en la Nación Argentina en que casi lo superaba a Perón en sus hechos. O sea que la gente la amaba tanto que casi se olvidaba de su líder, porque ella hacía unas campañas tan esplendorosas, y todas humanitarias, y no quiso ser vicepresidenta ni presidenta, quería ser Evita, la protectora de los grasitas, de los negritos, de los sucios.(...) Era el sol de los pobres”(...)Ella vivió treinta y tres años, murió siendo casi una muchacha, entonces murió dejando una trayectoria tan luminosa, tan divina, tan excepcional, porque siendo la señora de un presidente que podía vivir entre oropeles, alhajas, paseos y todas las comodidades, dejó su vida(... ) yo creo que en la periferia de todos los pueblos de la República Argentina no hay un rancho, no hay una casa humilde que no tenga un recuerdo de Eva, recuerdos valiosos, pensiones a la vejez, sillas de ruedas, camas, colchones, casillas, terrenos, hasta un lugar ambulante para las mujeres que no tenían dónde meterse, que andan haciendo la vida con los hombres, hasta en esas pensó, en las mujeres de la vida. “Son mujeres”, decía, “que dan su cuerpo y hay que ayudarlas a que no duerman en la calle”. Pensó hasta en esas mujeres. Dijo: ”Si Jesucristo no las despreció porqué las voy a despreciar yo” (11)
Por María Inés Bruzzi
Bibliografía:
(1) Filosofía y Nación, Buenos Aires, Legasa, 1982, pagina13.
(2) Bernetti, Jorge Luis, El peronismo de la Victoria, Buenos Aires, Legasa, 1983, paginas173-174.
(3) Perón, Eva, La Razón de mi vida, Buenos Aires, Ediciones de la Reconstrucción, 1973, pagina.37.
(4) Galasso, Norberto, Perón, Formación, Ascenso y Caída (1893-1955), Buenos Aires, Colihue, 2005, tomo 1, paginas 324-325.
(5) James, Daniel, Doña María, Historia de vida, memoria e identidad política Buenos Aires, Manantial, 2004, página. 67.
(6) Navarro, Marysa, Evita, Buenos Aires, Corregidor, 1981, paginas.114-115.
(7) Luna, Félix, El 45, Buenos Aires, Sudamericana, 1971, pagina 320.
(8) Perón, Eva, obra citada, pagina 37.
(9) Chávez, Fermín, Eva Perón, sin mitos, Buenos Aires, Theoría, l996, pagina 72.
(10)Navarro, Marysa, Evita, Buenos Aires, Corregidor, l981, pagina 125.
(11) James, Daniel, obra citada, paginas 84-87-88
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