martes, 3 de agosto de 2010

Internacionales: "Un guerrillero de la información"


Controvertido y oscuro, Julian Assange, el fundador de Wikileaks se presenta como un talibán de la transparencia informativa y de la solidaridad con los más débiles. El golpe fue certero y demoledor. Sin derramar una gota de sangre, un ex hacker devenido en militante de la información asestó el pasado domingo una formidable derrota a la maquinaria bélica de la mayor potencia militar del planeta. La publicación de 92.000 documentos secretos sobre la guerra de Afganistán por parte del portal WikiLeaks puso a los Estados Unidos y al Pentágono al borde de una catástrofe informativa equivalente al ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York. Si en aquella oportunidad 19 suicidas se valieron de aviones norteamericanos para demoler las Torres que simbolizaban el poderío económico de los Estados Unidos, los guerrilleros de la información comandados por Julian Assange han usado a los medios hegemónicos para poner en jaque todo el modelo comunicacional y periodístico montado por el complejo militar-industrial.

Julian Assange, el creador de WikiLeaks, es un canoso australiano de 39 años que no tiene domicilio fijo, no usa celular y parece no estar en ninguna parte y en todos lados a la vez. Assange se ha convertido en uno de los periodistas más influyentes del mundo desde que WikiLeaks publicó la semana pasada 92.000 documentos secretos sobre la guerra norteamericana en Afganistán.

“Desde su lanzamiento hace tres años y medio, el sitio ha publicado un invalorable catálogo de material secreto, que abarca desde los manuales de procedimientos empleados con los presos secuestrados en la cárcel de Guantánamo, hasta los contenidos de los correos electrónicos de la candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin”, relata Raffi Khatchadourian, que ha publicado el perfil más completo de Assange en la revista The New Yorker .

“El catálogo de revelaciones es notable porque WikiLeaks no es una organización convencional, sino que se describe mejor como ‘una guerrilla mediática’. No tiene personal asalariado, ni fotocopiadoras, ni oficinas. Assange ni siquiera tiene un domicilio fijo: vive en los aeropuertos o en casas de amigos y simpatizantes que lo hospedan.”

En abril, WikiLeaks cobró notoriedad cuando difundió un video que dio la vuelta al mundo. El domingo pasado, el portal dio un nuevo golpe maestro cuando publicó 92.000 documentos clasificados sobre la guerra en Afganistán. Pero esta operación fue cualitativamente muy superior a la anterior: para asegurar la calidad de lo publicado y maximizar el efecto mediático, Julian Assange entregó el material tres meses antes al New York Times , a The Guardian de Londres y al semanario alemán Der Spiegel que autenticaron y contextualizaron la información que estaba oculta detrás del lenguaje burocrático de los informes.

Uno de los interrogantes del caso es si WikiLeaks es o no periodismo. “No sé cómo deberíamos llamar a lo que WikiLeaks está haciendo, y no lo digo con menosprecio”, responde Paul Stieger, antiguo director editorial de The Wall Street Journal . “Son un nuevo fenómeno”, añade.

Controvertido y oscuro, el fundador de WikiLeaks se presenta como un “talibán” de la transparencia informativa. Sus polémicas declaraciones en torno de la filosofía que dirige los destinos de WikiLeaks han situado al periodista australiano en el centro de todas las miradas.

El ex hacker concibió la idea de crear WikiLeaks después de pasar varios años viajando y estudiando física. El periodista Khatchadourian explica su pensamiento: Assange comprendió que la lucha decisiva para el ser humano no es la que se libra entre derecha e izquierda, ni entre razón versus religión, sino entre los individuos y las instituciones.

Empedernido lector de Kafka, Arthur Koestler y Alexander Solyenitzin, Assange está convencido de que la verdad, la creatividad, el amor y la compasión han sido corrompidos por las jerarquías institucionales y por “redes de clientelismo que retuercen el espíritu humano”.

El fundador de WikiLeaks esbozó un manifiesto titulado “Conspiración para la gobernabilidad”, que intenta aplicar la teoría de grafos a la política. Allí sostiene que la gobernabilidad es ilegítima y conspirativa por definición, y el pro ducto de funcionarios que colaboran de manera secreta en detrimento de la población.

Assange argumenta que cuando las líneas de un régimen de comunicación interna se interrumpen, el flujo de información entre los conspiradores debe disminuir, y que, cuando el flujo se aproxima a cero, se disuelve la conspiración. Para Assange, las filtraciones son un instrumento de la guerra informativa.

Assange se define como un “insurgente” de la transparencia informativa contra la corrupción y la censura. Y así lo demostró en recientes declaraciones al semanario alemán Der Spiegel, en las que se envuelve en la bandera de la solidaridad con los más débiles: “Me gusta ayudar a la gente que es vulnerable. Me gusta aplastar a los bastardos”.

Esta semana, los abogados de Assange le aconsejaron que no viajara a Estados Unidos. Recientemente, agentes de seguridad de ese país irrumpieron en una conferencia de hackers en Nueva York, en la que el creador de WikiLeaks tenía programado hablar. Assange canceló su participación y dijo que el gobierno de Obama también intentó que el gobierno de Australia lo arrestara.

Esta semana, el enemigo número uno del Pentágono habló con la periodista Amy Goodman desde Londres, luego de la publicación de los documentos y precisó: “No somos pacifistas. Somos activistas a favor de la transparencia. Entendemos que de un gobierno transparente surge un gobierno justo. Éste es el modus operandi que rige todo el trabajo de nuestra organización: hacer pública la información oculta, de manera tal de que la prensa y la población y nuestros políticos puedan trabajar a partir de esa información para lograr mejores resultados”.

El Pentágono dice que comenzó una investigación penal para averiguar quién filtró los documentos a WikiLeaks. Pero eso no es lo que el Pentágono debería investigar: “¿Por qué será que se anuncia una investigación de la fuente, antes de anunciar una investigación de la conducta potencialmente criminal que se revela en este material?”.

Fuente:

Por Walter Goobar en http://sur.elargentino.com/.

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